La novia de Alan Funes, de 24 años, es sobrina de un pesado del delito en la zona sur de Rosario. Su mamá está presa por drogas en Ezeiza.26/01/2018 - 16:27
No forman una pareja convencional. Más allá del amor, que los llevó a tener una hija, Alan Funes (19) y Jorgelina "Chipi" Selerpe (24) integran una aceitada sociedad dispuesta a explotar distintos delitos. Cuando él estaba detenido por un asesinato, ella era “su brazo ejecutor” en la calle. “Estoy atendiendo en el pasillo.
Van a venir acá y no tengo ni una gomera”, le reclama la chica en una diálogo telefónico, temerosa de que ataquen el lugar. “Lampa va para allá para darte un arma”, la tranquiliza él. Se trata de una de las escuchas interceptadas a Funes entre septiembre de 2016 y noviembre de 2017, cuando estaba detenido en el Instituto para la Recuperación del Adolescente (IRAR) por un homicidio, y que marca los alcances de la relación de pareja.
Funes y Selerpe fueron imputados, entre otros delitos, por el crimen de Marcela Díaz. En el ataque, cometido el 14 de enero pasado, actuaron a sangre fría. Le dispararon a la mujer y a su pareja desde un automóvil. Pero no huyeron. Bajaron para rematarlos. "Chipi" fue la primera. Díaz alcanzó a dar unos pasos después de caer de la moto en la que viajaba. Aunque malherida intentó una huida imposible y recibió un último disparo mortal en el tórax. El muchacho simuló estar muerto y su testimonio fue clave para acusarlos por ese crimen.
Díaz sabía que podrían venir por ella. El 29 de diciembre Funes le advirtió que si no se iba de Rosario después de las fiestas de fin de año la matarían. La amenaza incluyó una balacera contra su casa, en la fue gravemente herido Milton Romero, uno de los hijos de la mujer, que quedó parapléjico.
La pericia de una pistola Beretta 9 milímetros que le incautaron a Funes el martes pasado, cuando lo atraparon luego de que estuviera prófugo 20 días, fue también un elemento valioso para la acusación: era una de las utilizadas en el ataque contra la mujer.
En la audiencia del jueves Funes se limitó a negar que el arma le perteneciera. “Las cosas que secuestraron no son mías. En mi habitación no secuestraron nada”, marcó antes de volver a sumergirse en el silencio. La pistola le pertenecía a un gendarme, quien el 23 de diciembre denunció que se la robaron de su domicilio.
Díaz era hermana de Ariel “Tuby” Segovia, un lugarteniente del clan Camino, enfrentando en la zona sur de Rosario con los Funes. Esa guerra que dejó en los últimos años decenas de muertos y ataques en los barrios Tablada, Municipal y Parque del Mercado tenía un objetivo central: ganar el territorio para manejar el narcomenudeo en la zona.
También participaba de esa pelea “Chipi” Selerpe. Por ello se la imputó por ser parte de una asociación ilícita. La joven tiene relación con el hampa desde pequeña. Es sobrina de Domingo “Mingo” Selerpe, un pesado del delito en la zona sur de Rosario que animó hace años una sangrienta disputa con Guillermo “Torombolo” Pérez.
Otra vez, como ahora, peleaban por manejar territorio y delitos. "Mingo" y "Torombolo" terminaron asesinados. Al tío de “Chipi” lo mataron en febrero de 2010. Dos sicarios llegaron a su casa para liquidarlo. Lo hirieron mortalmente, pero "Mingo" logró asesinarlos. Rosa, la mamá de “Chipi”, está detenida en Ezeiza por una causa de drogas.
En los diálogos que revelaron las fiscales se advierte que “Chipi” no era simplemente la novia de Funes. En uno charla Alan habla con su hermana Lautaro, apodado “Lamparita” y miembro fuerte de la banda, y le pide que le lleve balas a su pareja. Un día después reclama una pistola para ella.
En otro contacto, Alan le pregunta a Jorgelina si “andaba bien el fierrito 32”. Después de que ella le confirmara que sí, el muchacho le promete que reclamará balas a “René”. René es Ungaro, a quien la Justicia señala como líder de la organización. Ungaro fue condenado y está preso por el crimen de Roberto “Pimpi” Camino, el líder del clan enemigo asesinado en marzo de 2010.
En el organigrama de la banda Ungaro aparece como líder, “Lamparita” como uno de los organizadores, Alan como el encargado de proveer armas –aún estando en prisión-- y “Chipi” como brazo ejecutor en la calle. Algunas escuchas telefónicas dejan eso al descubierto.
“Le dimos dos tiros a un mecánico que nos debía 40 mil pesos”, le informa “Lamparita” a Alan, quien reclama: “Denle balas a la 'Chipi'. Ya compré una pistola por 16 mil pesos”. En otra charla entre los hermanos Alan pregunta: “¿Le hiciste tirar al pelado?”. “Sí, le di bien en el lomo. Lo crucé en bicicleta, le di y cayó. Necesito más balas”, relata “Lamparita”.
En otro diálogo, Alan le da órdenes a un ladero llamado Luciano. “Tirá a la pared, al piso. Que se asusten. A la ventana no que tiene hijos chiquitos. Pasame con 'Lampa' que no te doy un peso sino tirás donde te digo. Una luca por tirar contra la pared. Y quiero escuchar los disparos”, le reclama. Su deseo se cumple de inmediato: en el audio se escuchan tres balazos.
El abogado de Selerpe pidió para ella prisión domiciliaria con la utilización de tobillera electrónica. Argumentó que aún está amamantando a la hija de la pareja, de 8 meses. El juez rechazó el pedido y ordenó que se la alojara en la cárcel de mujeres con su hija.
En la audiencia le imputaron a la pareja múltiples delitos: el homicidio agravado por uso de arma de fuego en el caso de Díaz, el intento por el ataque a la pareja de la víctima, la tenencia ilegítima de arma de guerra y la participación en una asociación ilícita.
Alan Funes fue alcanzado además por otros ilícitos: amenazas simples y otra tentativa de homicidio por la balacera que dejó malherido al hijo de Díaz. Tuvo que pasar además por el juzgado de menores: allí lo imputaron por balear a un joven en 2016.
También fue alcanzado por la figura de abuso de arma de fuego por la utilización de una ametralladora. Ese episodio quedó registrado en un video, a fin de año. Allí se lo ve a Funes divertirse disparando al aire. Estaba bajo arresto domiciliario por un crimen cometido, en venganza por la muerte de su madre, cuando tenía 17 años. Huyó cuando la filmación se viralizó en las redes sociales. En un raid sangriento amenazó, hirió y mató hasta que, 20 días más tarde, cayó detenido.
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