Por Giorgio Bongiovanni - 9 de Noviembre de 2016
Al final gana Donald Trump, el candidato republicano recién salido del horno en los Estados Unidos, aquel que se encargará de seguir los intereses de la macroeconomía mundial. Conocido por sus ideologías discriminatorias y nacionalistas, por razones meramente políticas y estratégicas es aquel por el que el Presidente Putin siente simpatía, ya que el nuevo Presidente norteamericano ha declarado varias veces durante sus discursos que la política exterior que aplicaría sería la del absoluto respeto hacia Rusia, Europa y hacia los roles que cumplenlas súper potencias mundiales, China entre ellas. Una política basada en la observación, contraria a toda intervención militar en el extranjero. De hecho los conflictos sociales y económicos, el sistema de salud, la inmigración, el crecimiento, han sido los puntos a los que Trump le ha dado mayor importancia a lo largo de su campaña. En cambio no anunció nada en cuanto a la lucha contra la criminalidad organizada, o al tráfico mundial de droga, el verdadero flagelo global de este siglo.
Pero Trump podría terminar siendo un peligroso Caballo de Troya, así como también el posible partidario de políticas fomentadoras de guerras en el momento que comiencen los diálogos y los contactos con las demás potencias. Un perro, en realidad, llevado por la correa de los productores de armas norteamericanos. Precisamente por ello no tendríamos que sorprendernos si su primera acción estratégica fuera la de nombrar a Hillary Clinton como Secretaria de Estado: “Seré el Presidente de todos los norteamericanos – prometió Trump -. Buscaremos alianzas, no conflictos, en el mundo”. Mirando el escenario actual del otro lado del Océano lo único que podemos hacer es ser testigos de los próximos acontecimientos.
GANA TRUMP, EL “CABALLO DE TROYA”
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- AÑO 2016