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estonia200Por Giulietto Chiesa - 14 de Enero de 2015

Leo consternado lo que la página web del Ministerio del Interior de Estonia publica sobre mi persona para justificar el hecho de haberme demorado y expulsado.
El abuso en detalles.
Leo consternado e indignado lo que la página web Ministerio del Interior de Estonia publica sobre mi persona para justificar el hecho de haberme demorado en primer lugar y posteriormente expulsado, hechos ocurridos el día 15 de Diciembre.
El título es realmente fantástico. “La prohibición a Chiesa de entrar en Estonia está relacionada con su justificación de crímenes en contra de la humanidad”.

El texto – tengase presente que no se trata de un artículo periodístico sino de una comunicación oficial presente en una página gubernamental oficial – se expresa de la siguiente manera:
“En el pasado Chiesa ha expresado su hostilidad hacia Estonia. Por ejemplo él ha protegido y justificado las acciones de Arnold Meri, quien confesó su participación en las deportaciones masivas organizadas en Estonia en 1949, cuyo resultado fue la pérdida de la vida y de su hogar para decenas de miles de estonios”.
¿En qué se basaría esta difamatoria acusación? En un artículo que se remonta al año 2009 – publicado en la página web “Infolistok Nochnoi Dozor” del 26/02/2009, escrito en ruso y que posteriormente fue retomado en una nota publicada en la página web italiana Megachip con fecha 25/02/2010 - que fue publicado después de un viaje que hice a Estonia en el que fui a visitar a Arnold Meri, quien ya se encontraba gravemente enfermo de cáncer y que falleció pocos meses más tarde.
Al final de este artículo podréis leer el contenido de esa nota (en ruso y en castellano). Pero desafío a quien sea a que encuentre cualquier, hasta incluso lejana, “justificación” de algún crimen, mucho menos de crímenes contra la humanidad.
Yo hablaba de otra cosa: de las inexactitudes de procedimiento, de la campaña de odio lanzada en contra de un “héroe de la Unión Soviética”. En la entrevista yo explicaba la clara desmentida de Arnold Meri de la acusación de haber “reconocido sus culpas”. Expliqué que la acusación en contra suya se limitaba a una entrevista tendenciosa publicada para abrir el caso y para cumplir una venganza de los sectores más extremistas y de tendencia nazi en Europa en contra de un ilustre exponente de la Resistencia estonia al nazismo.
En la correspondencia (entre otras cosas, además de ocupar mi cargo como diputado europeo era, y sigo siendo, periodista) precisaba además, con total claridad, que no contaba con elementos para afirmar la inocencia de Meri, ya que me veía imposibilitado de abarcar todas las fases de la investigación.
A casi siete años de distancia descubro que esas líneas sirvieron para impedirme hablar en público en Tallin, en el año 2014, expresando mis ideas.
Un pretexto absolutamente falso para – como está escrito – “proteger la seguridad y el orden público de Estonia”.
También hay que tener presente que Arnold Meri murió de cáncer (ya en esa época había sido diagnosticado como un caso terminal) apenas un año más tarde. Y murió inocente porque el juicio no llegó a celebrarse.
Más allá de las incongruencias y falsificaciones menores, incluidas en la declaración – en las que me detendré en el curso de la instancia que pretendo presentar para que sea evaluada por el Tribunal de Estrasburgo por los derechos humanos -, queda la calumniosa y difamatoria acusación en mi contra, por la cual solicitaré al Gobierno de Estonia que responda en sede judicial ante el tribunal estonio y las instancias europeas.  
Giulietto Chiesa

•    A continuación la versión en castellano y la otra en ruso del artículo de Giulietto Chiesa mencionado por el Gobierno estonio:

Contra un moribundo la Europa de las venganzas históricas

Por Giulietto Chiesa. Megachip, 25/02/2009
 Ésta, que ahora resumo a mis lectores, es una historia que me impide sentirme orgulloso de la nueva Europa de la que soy ciudadano.
En la ciudad de Tallin, Estonia, Europa, visité al señor Arnold Meri, de 89 años. En su casa situada en las afueras de la capital. Estaba casi ciego, enfermo de cáncer, pero con una mente extraordinariamente vivaz, joven de ánimo y espíritu. Hablamos, además de su historia, de los acontecimientos mundiales, desde Rusia a China, Europa y a Medio Oriente. Muchos estonios saben quién fue Arnold Meri: primer ciudadano de la República Socialista Soviética de Estonia en recibir la Estrella de oro de Héroe de la Unión Soviética por el valor demostrado en la guerra anti nazi.
Pero en la Estonia de hoy esto no es un mérito. Es un insulto. Arnold Meri no vivirá mucho tiempo. Tiene los días contados a causa del cáncer de pulmón. Y esa estrella de Oro que lleva orgullosamente en su casaca un poco raída corre el riesgo de hacerle morir bajo juicio, aunque al menos no en la cárcel, ya que ni siquiera en Estonia se puede encarcelar a un ciudadano de esa edad y en esas condiciones.  
¿Qué es lo que ocurre? Lo que ocurre es que la Fiscalía de la República lo ha acusado de “genocidio” en la organización de las deportaciones estalinistas de 1949. Arnold Meri tiene una gran memoria y me contó toda su historia, hasta en los más mínimos detalles.
No me corresponde sacar conclusiones sobre la veracidad de su línea defensiva: no está a mi alcance realizar una investigación paralela. Pero queda claro que el Juez instructor estonio se ha basado, en su acta de acusación, exclusivamente en una entrevista concedida por el mismo Meri a un periódico estonio, que realizó una tendenciosa interpretación, tergiversando los hechos al punto de hacerlos pasar por el contrario: de salvador de vidas de decenas de estonios que estaban por ser embarcados en barcazas que habrían podido hundirse, a verdugo que garantizó su detención.
Pero éste no es el punto. El punto es que el comportamiento de los acusadores actuales, de un Estado que pertenece a Europa, se parece mucho más a una venganza pensada fría y conscientemente, utilizando el código penal como un látigo de tortura, en lugar de un proceso legal para afirmar la justicia y castigar a un culpable.
Lo prueba el hecho de que el Juez del tribunal exige, para que pueda continuar el juicio, que un hombre de avanzada edad, enfermo y a punto de morir, se dirija a la sala de un tribunal a 200 kilómetros de distancia para asistir a las audiencias. Y sistemáticamente poner en tela de juicio las conclusiones de los médicos que afirman la imposibilidad que el imputado tiene para poder movilizarse y el grave perjuicio para su vida en caso de cumplimiento obligado de la intimación.
Todo esto mientras la prensa estonia desborda de indignación en contra de Arnold Meri, porque se estaría resistiendo a la celebración de lo que se ha definido como el “Núremberg N.2” en contra de los delitos del comunismo. No tiene nada que ver con las acusaciones, y mucho que ver con un juicio político.
Ahora los amigos de Arnold Meri me informan que el juicio quedó suspendido formalmente “por las condiciones de salud del acusado”. Parecería ser que el Juez espera que una persona que está por morir se cure,  sabiendo que no se curará, solo para subir sus restos al altar de sacrificio de la historia.
Es un episodio que de por si se caracteriza por una especial vileza, además que por una singular estupidez, que merecería ser señalado ante la Corte Europea de los Derechos Humanos. Mucho más que la Fiscalía General estonia, toda propensa a la caza de brujas en contra del legado de la “ocupación rusa”, no se da cuenta de que en los negocios de Tallin se venden libremente volúmenes que alaban a las SS estonias que lucharon codo a codo con las tropas nazis y que se mancharon con los mismos feroces crímenes.
Pero ¿acaso Europa no era anti fascista y anti nazi?

 

"Эстонские власти вершат не правосудие, а хладнокровно и сознательно мстят"

Депутат Европарламента, итальянский журналист Джульетто Кьеза опубликовал на своем сайте материал о герое Советского Союза Арнольде Мери, которого судят за "геноцид", хотя он умирает от рака
Джульетто Кьеза.
"Не могу не поделиться с читателями одной историей, которая не дает мне покоя и отравляет чувство гордости за новую Европу, гражданином которой я являюсь.
В одной из европейских столиц - эстонском городе Таллине мне довелось встретиться с Арнольдом Мери. Я побывал в его доме на окраине города. Ему 89 лет. Он почти ослеп и болен раком. Но мысли Арнольда Мери по-юношески подвижны. Он молод душой. И крепок духом. Наша беседа была не только о его личной судьбе. Но и о мировых событиях.
Мы говорили о России, Китае, Европе и Ближнем Востоке. Многие эстонцы знают, кто такой Арнольд Мери - первый гражданин Эстонской Советской Социалистической республики, награжденный Золотой звездой Героя Советского Союза за подвиги в годы войны с фашизмом.
Правда, в сегодняшней Эстонии высшая советская награда не является заслугой. Скорее отягчающим обстоятельством. Увы, дни Арнольда Мери сочтены. Рак легких не оставляет шансов на долгую старость. Золотая звезда Героя, которую он с гордостью носит на лацкане видавшего виды пиджака, грозит ему смертью на скамье подсудимых. Слава Богу - пока не за тюремной решеткой. Ведь даже в Эстонии нельзя упрятать в каземат человека с неизлечимой болезнью и в столь преклонном возрасте.
Что же происходит в Эстонии на самом деле? Республиканская прокуратура обвиняет его в «геноциде» в период сталинских депортаций 1949 года. Но Арнольд Мери обладает твердой памятью. Мне он рассказал о событиях шестидесятилетней давности с мельчайшими подробностями. Журналисту не пристало делать выводы об истинности аргументов подзащитного. Я не в состоянии провести самостоятельное параллельное расследование.
Тем не менее, предельно ясно, что эстонская Фемида основывает свои обвинения всего лишь на газетном интервью. Интервьюер тенденциозно интерпретировал слова Арнольда Мери. И придал им обратный смысл. По сути дела извратил факты. Из спасателя жизней десятка эстонцев, которых должны были погрузить на прогнивший баркас, Арнольда Мери превратили в палача и безжалостного тюремщика.
Однако, собственно говоря, дело не в этом. А в том, что в государстве, получившем членство в Европейском Союзе, поведение эстонской юстиции более всего напоминает вендетту. Эстонские власти вершат не правосудие, а хладнокровно и сознательно мстят. Они используют уголовный кодекс как орудие изощренной пытки. Ни намека на правовую процедуру во имя торжества справедливости и наказания виновного.
Нужны доказательства? Пожалуйста. Эстонский судья требует от смертельно больного старика прибыть в зал суда, расположенный в 200 километрах! При этом судья упорно подвергает сомнению заключение врачей, подтверждающих нетранспортабельность больного и угрозу жизни в случае выполнения указаний судебной повестки.
И все это на фоне волны негодования эстонской прессы. Он, видите ли, саботирует процесс, который эстонские журналисты поспешили назвать «Вторым Нюрнбергом» во имя осуждения преступлений коммунизма. Так что, в деле практически отсутствуют юридические основания. Речь идет о политическом процессе.
На днях от друзей Арнольда Мери мне стало известно, что процесс формально отложен «по причине состояния здоровья обвиняемого». Судя по всему, судья решил дождаться выздоровления обреченного на смерть человека. Ясно, что Арнольд Мери не выздоровеет. Но память о нем будет отдана на поругание истории.
Вся эта судебная возня омерзительна сама по себе. К тому же процесс является проявлением величайшей глупости и подлости, достойной осуждения  в Европейском суде по правам человека. Тем более, что эстонская генеральная прокуратура, с упоением занимающаяся охотой на ведьм в рамках борьбы с наследием «русской оккупации», закрывает глаза на тот факт, что на прилавках Таллина свободно продаются фолианты, воспевающие эстонских эсэсовцев. Они воевали бок о бок с нацистами и запятнали себя ужасающими преступлениями. Разве уже предано забвению антифашистское и антинацистское прошлое Европы?"
Extraído de: megachip.globalist.it

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