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matarella200Las palabras son piedras
Por Saverio Lodato - 3 de Febrero de 2015
No nos inscribimos deliberadamente en la lista de los apuntadores de la víspera, de los consejeros no convocados, de los declamadores que han visto pasar a muchos Jefes de Estado bajo el puente, de los escritores de cartas abiertas al Jefe que vendrá, porque queríamos escuchar el discurso del doceavo Presidente de la República italiana sin caer en el ridículo en el que incurrieron todos los que quizás hoy creen que pueden decir: “¡yo había dicho que Mattarella lo habría dicho!...”

Si de hecho es cierto que en Italia somos sesenta millones de ciudadanos de la ‘selección nacional’, también es cierto que, en ambientes televisivos y periodísticos, no faltan algunos cientos de opinólogos convencidos de poder decir su versión, a la par del máximo cargo institucional. Opinólogos que – que quede claro – tienen como su aspiración personal más alta la de tutear a los poderosos, sean quienes sean. Y que cuando salen a escena las “Quirinarie*” (como han sido definidas) para los señorones la tentación de abrir la boca es irresistible.
Pero hoy quiero escribir porqué, según mi modesta opinión, ha ocurrido un hecho sorprendente.
Sergio Mattarella habló de “mafia” y de “mafias”; y de consiguiente lucha en esa dirección que, como observó, tiene que ser considerada como una “prioridad absoluta”. Un “cáncer”, acotó, que se agrega a otro, al de la corrupción. Luego la referencia, muy simbólica, a Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, citados “entre los demás”, hay que entenderlo como una asignación de importancia, ya que no eran nombres que han entrado en el panteón de quien lo precedió en el Gobierno.
Finalmente, el compromiso por “alentar a la magistratura y a las fuerzas del orden”. Y a esto hay que tomarlo como una auténtica “excepción” ya que a lo largo de los últimos veinte años ni la clase política, ni los altos cargos institucionales se plantearon alguna vez el hecho de “alentar” a la magistratura y a las fuerzas del orden, las cuales en cambio eran consideradas como el grillete de una política ansiosa por recuperar su “centralidad” oscurecida desde los lejanos años de Milán, de los escándalos de corrupción de “Mani pulite” y de “Tangentópolis”.  

¿Por qué considero este hecho como algo “sorprendente”? Porque por la mente de los predicadores dominicales y de los que predican entresemana, les podía haber pasado cualquier cosa, pero nunca “sugerirle” al nuevo Jefe de Estado que hiciera hincapié en la mafia y sobre las mafias, sobre los hombres símbolos de la lucha en contra de las mismas, sobre el irremplazable papel de la magistratura y de las fuerzas del orden. Y decir que en un lugar como Italia, en el que cuatro mafias, no solo una, se pasean despreocupadas por los Alpes en Capo Passero, los  apuntadores  no habrían tenido que hacer grandes esfuerzos imaginarios.
Ahora que las palabras, que en Italia eran impronunciables, han sido pronunciadas, estalló el fragoroso y bipartisano aplauso de los ‘desmemoriados de Collegno*’. Es el primer gran éxito de la Presidencia de este nuevo, pequeño-grande, Jefe de Estado: haber hecho volver a la memoria a quienes habían fingido de haberla perdido.
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Foto © Ansa
* Quirinarie: definición que el Movimiento 5 Stelle de Beppe Grillo ha organizado en internet para escoger el candidato/a a la presidencia de la República italiana.

* El desmemoriado de Collegno (de Leonardo Sciascia)
http://www.literaturas.com/v010/sec1001/libros_resenas/resena-03.html

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