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maxicoima200Por Giorgio Bongiovanni - 4 de Marzo de 2015
La maxi-coima de Roberto Helg

¿El dinero en el sobre? “No me había dado cuenta de que había”. ¿El cheque? “No se lo que es, es un papel que me puse en el bolsillo”. Roberto Helg, presidente de la Cámara de Comercio y vice de la empresa “Gesap”, seguía negando todo. Más tarde, después de varias horas de interrogatorio que terminó cuando se hizo escuchar la grabación del diálogo, llegó la confesión: “Ese dinero me hacía falta porque me han embargado la casa”. Roberto Helg, paladín del antiracket (anti extorsión mafiosa),  le pedía cien mil euros (inicialmente la mitad y la siguiente  mitad divida en cuotas mensuales de diez mil) al comerciante que le pedía una prórroga de la concesión de la pastelería del aeropuerto de Palermo “Falcone e Borsellino”, administrado por la empresa “Gesap”. “Cincuenta el lunes antes del Consejo, los demás diez por mes – le decía Helg al empresario Santi Palazzolo, que en ese momento estaba grabando todo. Le dije, es cosa mía. El cheque lo conservo yo. Y luego en marzo y abril, mayo, junio, y julio. Esta es la situación”. Extorsión, coima, de esto se trata, una solicitud hecha con total estilo “mafioso”.

Pero ¿se trata de verdad de mafia? ¿A qué familia mafiosa pertenece Roberto Helg? Según parece a ninguna. ¿Cuándo fue iniciado como “hombre de honor” (mafioso)? Por lo que se sabe nunca. Sin embargo Helg hablaba con los modos de un boss mafioso, haciendo gala de la fuerza intimidatoria y de la posición de poder que tiene. “Si no se hace como digo yo, estás fuera” le dijo amenazante a Santi Palazzolo quien posteriormente fue a denunciarlo ante las fuerzas del orden.
¿Por qué extorsión? Es la mafia que está en la sangre. Esa que corre por las venas, que respiramos en el aire desde niños, en una tierra en la que, la mayoría de las veces, lo que vale es la “ley” del más fuerte o del más astuto. “La mafia somos nosotros, es nuestro modo equivocado de comportarnos” decía Rita Atria antes de arrojarse del séptimo piso de un edificio. Y ¿cómo decir que se equivocaba? Desde hace ciento cincuenta años todo siciliano nace con este “virus”, y a pesar de que el sistema mafioso se haya extendido hacia los cinco continentes la cabeza de la serpiente sigue aquí, en esta tierra manchada por la sangre y por las injusticias. No solo en términos de grandes criminales sino de mentalidad, ese conjunto de ideas y creencias mucho más solapado, que se difunde más facilmente, como una mancha de aceite incluso entre los cargos que tendrían que defender en forma incansable la legalidad en lugar de usarla como pase libre para acceder a los más ansiados reconocimientos. Salvatore Cancemi, boss mafioso de Porta Nuova, ya fallecido, me dijo una vez: “Cosa Nostra es como la cizaña, nunca muere. Pero los mafiosos no somos nosotros, son los que nos han alimentado y permitido sobrevivir desde hace 200 años”. Y entonces, retomando una vez más las palabras de Rita Atria, tenemos que hacernos aún más “un auto-examen de conciencia” antes de luchar contra la mafia fuera de nosotros. El cambio es posible pero el trabajo que tenemos que hacer primero que nada es con nosotros mismos.
Paolo Borsellino creía en ello, así como también lo hacen quienes lo vieron morir junto a sus agentes de escolta Agostino Catalano, Emanuela Loi, Vincenzo Li Muli, Walter Eddie Cosina y Claudio Traina, jurando que cumplirían su sueño. Magistrados, periodistas, agentes de las fuerzas del orden, empresarios, estudiantes, ciudadanos qe todos los días luchan por ello, a menudo a un costo muy alto. Las amenazas, las intimidaciones, el aislamiento para muchos están a la orden del día. Pero es una tarea que no podemos evitar si realmente queremos volver a mirar con orgullo a nuestra tierra.
http://www.antimafiaduemila.com/2015030453986/giorgio-bongiovanni/la-mafia-nel-sangue.html

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