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esconditePor Giorgio Bongiovanni y Lorenzo Baldo – 6 de Marzo de 2015
¿Quién fue el primero en registrar el escondite de Totò Riina? Después de más de 20 años, después de un juicio y después de tantas investigaciones podríamos estar frente a una nueva verdad. Hombres del Estado habrían entrado el 15 de enero de 1993, por la mañana, en ese lugar de calle Bernini incluso antes que los mafiosos. Y ¿qué habrían encontrado? “Se encontraron armas, municiones y un papel en que figuraban nombres escritos que hacían poner los pelos de punta”. La edición del día de hoy del periódico “Il Fatto Quotidiano” publica algunos fragmentos del “Protocolo Fantasma”, la carta anónima de doce páginas enviada el 18 de septiembre de 2012 a la casa del Fiscal Nino Di Matteo. Según lo escrito por el misterioso redactor, de la misma, un escuadrón de carabinieri habría recuperado el archivo de Riina que contenía los nombres de los cuellos blancos que estaban en contacto con Cosa Nostra. Por lo tanto los exponentes del Arma de los carabinieri, provenientes de ambientes bien precisos indicados en la carta anónima, habrían sustraído documentos comprometedores de una caja fuerte para posteriormente conservarlos por un determinado período “en un cuartel del centro de Palermo”.

Entre los nombres contenidos en la lista de Riina podrían encontrarse los que formaban parte de la black list de quienes negociaron con Cosa Nostra. La hipótesis investigativa de la Fiscalía de Palermo giraría alrededor de las señales oblicuas lanzadas por el “Protocolo Fantasma”. El escudo de la República habría estado bien visible en esas doce hojas enviadas por un personaje que sin lugar a dudas estaba bien insertado en esos ambientes institucionales de doble cara. Para este mister “X” las razones que indujeron a la decisión de no registrar el escondite de Riina tendrían que ver con una lógica criminal.
“Por dicho episodio – se lee en la carta anónima – Mario Mori y Sergio De Caprio fueron procesados por encubrimiento, no por no haber hecho la requisa de la guarida de Riina después de haberlo arrestado, como muchos sostienen, sino por no haber informado a la Fiscalía de Palermo que el servicio de vigilancia de la casa había sido suspendido. Y éste es el punto clave. La requisa se realizó, se encontraron armas, municiones, un papel en qle que figuraban nombres escritos que hacían poner los pelos de punta”. Inmediatamente después estaría la lista de personas que recibían dinero de la mafia y entre las mismas se encontrarían los personajes que estaban en conocimiento del pacto entre Estado y mafia, algunos de los cuales ya habrían sido interrogados durante los últimos meses. “Imagínese Nino, la bomba que habría explotado – escribiría el misterioso redactor, dirigiéndose al Fiscal Di Matteo a quien en forma intercalada lo habría tuteado para luego tratarlo de usted – inmediatamente la guarida de calle Bernini fue limpiada y pintada para no dejar ninguna huella del paso de quienes habían hecho la requisa”.
En un clima enardecido por las recientes revelaciones sobre proyectos homicidas en contra del Fiscal Nino Di Matteo estas informaciones, sobre las que los investigadores están buscando cómo cotejarlas, se relacionan inevitablemente con los misterios sobre la guarida de Riina que ya han sido convalidados en las aulas de justicia. Ya a partir de las primeras noticias frenéticas sobre el arresto del Jefe de Cosa Nostra publicadas por la agencia Ansa. En esas mismas horas una “garganta profunda” había dejado correr la noticia de la colaboración de Balduccio Di Maggio. A las 17:10 horas del 15 de enero de 1993 se redactó un comunicado bastante explícito.
“Es un siciliano de treinta años de quien solo se conoce su nombre de bautismo: Baldassarre, el que llevó a los investigadores hasta las huellas de Totò Riina”. Por lo tanto la versión “oficial” iba tomando forma. Solo pocos minutos antes la misma agencia informativa había difundido un comunicado igual de ambiguo: “Los carabinieri han identificado el supuesto ‘escondite’ del ex prófugo a unos pocos kilómetros de distancia del lugar en el que fue arrestado. El apartamento fue registrado, pero no se brindaron informaciones sobre su ubicación ni sobre lo que se encontró en el mismo”. Al día siguiente del arresto del boss llegó el “rumor” sobre el lugar exacto del escondite de Riina directamente del jefe de la oficina de prensa de la Región Militar del Arma de carabinieri, el Mayor Roberto Ripollino. Años más tarde fueron los mismos periodistas, durante una audiencia del proceso judicial por no haber registrado el escondite, quienes confirmaron este dato. En el aula el Mayor Ripollino había tergiversado, no recordaba muy bien, para luego agregar que solo se acordaba de que había sido el General Domenico Cagnazzo quien le diera la orden de avisar a los periodistas: “Estaba seguro de que el General Cagnazzo había recibido órdenes del Comandante de la Región”, especificó.
Posteriormente Cagnazzo negó enérgicamente lo dicho por Ripollino aduciendo al hecho de que “ese pobre chico tiene que haberse confundido”. Se han planteado numerosas hipótesis sobre ese arrchivo que Riina habría custodiado celosamente. Según el arrepentido Antonino Giuffrè esos documentos habrían incluso podido terminar en manos de Matteo Messina Denaro.Lo que es seguro es que los mismos podrían llegar a constituir una verdadera arma de chantaje. Que los Carabinieri hayan registrado en forma anticipada el escondite podría representar la acción preventiva de un Estado-mafia en el marco de una estrategia criminal. Mori y De Caprio fueron absueltos el 20 de febrero de 2006 “porque el hecho no constituye delito”. Paradójicamente en el caso se podía entrever “una razón de Estado” pero no el dolo. “La conducta de Mori y del “Capitán Último” (Sergio De Caprio) – especificó el Fiscal Antonio Ingroia  a los jueces en su requisitoria – era consecuente con razones de Estado y no con otra cosa”. En dicha sentencia de absolución pesa como una gran piedra la carta que le envió Giovanna Maggiani Chelli, presidenta del asociación de los familiares de las víctimas del atentado de calle de los Georgofili, a Ingroia: “¿El registro en tiempo oportuno del escondite de Riina – escribió la madre de Francesca Chelli, quien resultó gravemente herida en el atentado de Florencia – habría podido podido evitar los atentados de 1993? ¿Nuestros familiares estarían vivos hoy en día?”. Una inquietud angustiante que todavía espera tener una respuesta definitiva.
http://www.antimafiaduemila.com/2015030654017/giorgio-bongiovanni/covo-di-riina-lazione-preventiva-di-uno-stato-mafia.html

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