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mori maschera clown200Por Giorgio Bongiovanni y Aaron Pettinari - 13 de Marzo de 2016

“¿Los Servicios secretos desviados? No existen... ¿La inteligencia italiana? De lo único que se ocupa es de 'cuernos' y 'mermelada'... ¿Nuestros políticos? No tienen idea de lo que es un Servicio. El único que comprendía nuestro trabajo era Cossiga*”. Estas fueron las palabras del General Mario Mori, ex comandante del ROS (Reagrupamiento de Operaciones Especiales)  de los carabinieri y director del SISDE (servicios secretos civiles) desde 2001 a 2006, durante una presentación realizada ayer por la tarde en la librería Feltrinelli de Palermo  de su último libro “Servizi segreti - introduzione allo studio dell'intelligence” (Servicios secretos – introducción al estudio de la inteligencia). El concepto que expresó (“Siempre trabajé para el Estado”) es tan claro como perverso y es muy similar a lo dicho en pasado por Bruno Contrada, ex policía y número tres del SISDE, condenado a 10 años por concurso externo en asociación mafiosa.

Es obvia, cómoda y previsible la decisión que tomó de no hablar de los hechos judiciales que lo ven involucrado ante la pregunta de un cronista, precisamente sobre los Servicios secretos desviados, sobre las dudas que han surgido sobre su persona,  y fue allí cuando estalló respondiendo en forma despectiva: “Un servicio no puede ser desviado porque es una institución y la institución está formada por hombres... En todo caso lo que habría que identificar son las desviaciones representadas por hombres y en el campo de las instituciones y de los políticos”. Y agregó también: “Decir la palabra desviados es algo cómodo porque no identifica a nadie y por lo tanto nadie puede replicar ni tampoco hacer una querella, por lo tanto se va adelante así. Entonces a estos payasos... dime quiénes son, dime sus nombres, los apellidos y las ocasiones en las que ocurrió la desviación, y después vamos al Tribunal”.

Atentados y desvíos de información.

Evidentemente Mori se olvida (o finge hacerlo) de que en la lista de casi mil nombres de los afiliados a la logia “masónica P2” de Licio Gelli figuraban políticos, altos cargos de los Servicios secretos y de las fuerzas del orden, magistrados, periodistas, empresarios y hay varias sospechas de que junto a esos nombres hubiera otros, aún más reservados.

Eran miembros de la P2 los altos cargos de los Servicios que en 1980 habrían tenido que investigar sobre el atentado de Bolonia* del 2 de Agosto (uno de los tantos atentados de Italia sobre el cual aún no se sabe la verdad) y que en cambio se encargaron en primera persona de despistar las investigaciones.

El director del SISMI, Giuseppe Santovito, poseía un carné de la logia, así como su vice Pietro Musumeci, ambos defensores aguerridos de la falsa pista internacional. Musumeci fue condenado con sentencia definitiva a 8 años y 5 meses de reclusión por calumnia agravada (por absurdo que parezca en Italia no existe el delito de desvíos de información, n.d.r.) y Santovito no llegó a serlo porque murió antes de que se dictara la sentencia. Carné que también pertenecía al jefe del SISDE quien inmediatamente descubrió la pista neofascista pero que luego se “adecuó” a la idea de la pista internacional, por “sugerencia” de Licio Gelli, que también fue condenado por haber despistado las investigaciones sobre el 2 de Agosto y posteriormente se llevó a la tumba todos sus secretos.

Gelli, el general Musumeci, el Coronel Giuseppe Belmonte y el mediador Francesco Pazienza fueron imputados además por haber creado, en el marco del servicio secreto militar, una súper estructura oculta (el así llamado Súper SISMI) que se llegó a sospechar incluso que hubiera actuado en conjunto con miembros de la criminalidad organizada.

Y ¿qué decir de las sombras sobre los graves hechos de la historia de Italia, como el atentado de Plaza Fontana* (con el SID que se encargó de facilitar la fuga, n.d.r.), el atentado del Italicus*, o incluso los de los años '92 y '93?

Más de una sospecha hace suponer que fueron hombres de las instituciones quienes sustrajeron la agenda roja del maletín de Paolo Borsellino el día del atentado, mientras los cuerpos de dicho magistrado y de sus agentes de escolta habían sido destrozados y los coches todavía humeaban.

También están esas “coincidencias singulares” relatadas durante el interrogatorio realizado al Embajador Francesco Paolo Fulci, ex secretario de la CESIS (oficina de coordinación de los Servicios secretos entre mayo de 1991 y abril de 1993) en el marco del juicio sobre la negociación Estado-mafia, hablando en forma clara de la existencia de dos mapas “que se podían superponer perfectamente” en los que se encontraban marcadas las sedes periféricas del SISMI y los lugares de donde partían las llamadas telefónicas calificadas como “Falange Armada” (utilizada según la necesidad para reivindicar atentados y magnicidios y que luego desapareció para reaparecer en Febrero de 2014, mencionada en una extraña carta que contenía amenazas dirigidas a Totó Riina).

En particular Fulci había presentado una denuncia, que luego quedó archivada por el Fiscal Ionta, en la que se nombraba a quince oficiales y suboficiales de la VII división del SISMI (es decir la de “Gladio”) que respondían, en parte, al núcleo “K”, perteneciente a la SAS (Sección de adiestramiento especial),  desplazado fuera de la VII división, al Centro de interceptación y trigonometría de Cerveteri. “Esos 15 eran los únicos que estaban adiestrados para manipular explosivos – afirmó el pasado 25 de Junio durante el juicio -. El objetivo era el de verificar si estos sujetos estaban presentes en Roma y en Florencia durante la noche de los atentados”.

“Gladio” y la “Rosa de los Vientos”

Y además ¿qué podemos decir de esas estructuras más o menos ocultas que tuvieron como objetivo impedir que se aplicara la Constitución Republicana, absolutamente democrática, impidiendo el ascenso al poder legislativo y ejecutivo de partidos de ideología socialista? Un ejemplo de ello puede ser la “Rosa de los Vientos”, estructura paralela del SID predispuesta por el ex director Vito Miceli que tenía como objetivo organizar un golpe de Estado entre 1973 y 1974. Otra de estas estructuras es precisamente “Gladio” de la cual formaban parte el “habitué” Licio Gelli y el ex Presidente del Consejo Francesco Cossiga.

Probablemente no haya sido fruto de una casualidad que Mori, durante su ponencia, se hubiera referido a Cossiga como “el único político que comprendía nuestro trabajo”, quien en una entrevista hacía hincapié en la necesidad de infiltrarse en las manifestaciones estudiantiles, de 2008, para luego usar la violencia: “Una política eficaz del orden público tiene que estar basada en un amplio consenso popular y el consenso se obtiene a través del miedo, no a las fuerzas policiales sino a los manifestantes... Lo ideal sería que en estas manifestaciones hubiera una víctima, que podría ser un transeúnte, o mejor un anciano, una mujer, o un niño, y que quedara herido por un arma de fuego disparada por quienes protestan: sería suficiente con una herida leve, pero mejor si llegara a ser grave, pero que no ponga en riesgo la vida... Yo esperaría un poco – sigue diciendo Cossiga – y solo después de que la situación se haya agravado y que las columnas de estudiantes con militantes de los centros sociales, al son de la canción 'Bella ciao', rompieran las calles, los negocios, las infraestructuras públicas y de que eventualmente agredieran a la policía que estuviera cumpliendo un servicio ordinario y no de represión y llegaran a herir a uno de ellos, hasta el punto de asesinarlo, haría intervenir en forma masiva y fuerte a las fuerzas del orden en contra de los manifestantes”.

El oscuro pasado de Mori

Desde la negociación Estado-mafia hasta el hecho de no haber capturado a Bernardo Provenzano en el 1995, pasando por el no haber registrado el escondite de Riina (por lo que fue absuelto), el General Mori decidió no hablar de las cosas que lo han visto involucrado, salvo una excepción. De hecho al responder a una pregunta sobre el momento más difícil de su vida dio una versión personal sobre los motivos de su alejamiento del SID (Servicio de Información y Defensa, ex SISMI, actual AISE, n.d.r.) en 1975, por orden de Gianadelio Maletti: “Me echaron porque consideraba que Maletti era una persona que no era digna de cubrir ese cargo, y se lo dije en la cara. Hay momentos en los que hay que tener el valor suficiente para tomar las propias decisiones”.

Pero sobre lo ocurrido en esos años está investigando la Fiscalía de Palermo partiendo de las declaraciones de Mauro Venturi, ex 007 (que luego falleció), que había acusado precisamente a Mori de haber tenido, durante esos años transcurridos en el SID, relación con diferentes personalidades grises como Mino Pecorelli, Licio Gelli y los hermanos Ghiron, además de trazar un cuadro operativo bastante desprejuiciado entre la redacción de anónimos y la actividad investigativa abusiva sobre sus propios superiores, como por ejemplo el General Maletti.

Mori, que desde 2001 a 2006 pasó a ser jefe del SISDE, dijo que hoy los Servicios secretos de lo único que se ocupan es de “cuernos” y “mermelada” y que los políticos no comprenden las potencialidades (“El Primer Ministro Renzi estuvo en Medio Oriente, le pregunté a una persona del Palacio Chigi si había redactado un informe para presentar a los Servicios para facilitar las relaciones. Me miró sorprendido. Entonces me pregunto qué están haciendo, para qué gastan dinero”). ¿Acaso siente nostalgia del “modus operandi” perpetrado por ciertos Servicios y que a menudo iba más allá de la legalidad?

Sobre todo esto Mori tendría que dar una explicación. Conocer la historia de la intelligence desde la antigua Roma hasta nuestros días podría llegar a ser hasta incluso interesante pero es un argumento vacío si luego calla sobre el hecho de que los mismos Servicios secretos encubrieron, no en forma circunstancial, delitos graves, despistaron a Jueces, pusieron a salvo a presuntos terroristas, con el fin de dejar impunes los atentados más feroces. Estos Servicios norteamericanos que, según Mori, “valen poco” y “obtienen resultados porque son decenas de miles de personas y cuentan con un presupuesto indefinido”, son los mismos que en los años '40 crearon las bases de ese acuerdo con la mafia siciliana y con determinados sectores políticos para la “liberación” del fascismo. El ex General del ROS planteó además el “camino a seguir” para una “resurrección” de los Servicios que hoy, según sus dichos, están demasiado ligados y remarcó la diferencia que de acuerdo a su opinión tendría que existir con la policía judicial: “No se puede esperar que pasen los días para autorizar algo que hay que hacer en cinco minutos. Nadie se asume la responsabilidad”. Una reivindicación de la libertad de maniobra que cuando él era jefe de los Servicios de seguridad había afianzado al instaurar el “protocolo mariposa”, el acuerdo secreto estipulado con el Departamento de Administración penitenciaria para controlar la información proveniente de las cárceles de máxima seguridad, a espaldas de la autoridad judicial.

¿Qué lógica determinó dichas acciones? Si, como sostienen Mori y Contrada, la lógica es la de haber “servido al Estado”, siempre, es evidente que hay algo que no concuerda.

O mejor dicho concuerda pero con otra lógica: la del Sistema criminal integrado que se ha convertido en Estado. Los hechos, los nombres y los apellidos están sobre la mesa. Ignorarlos y fingir que no existen es de “payasos”, “payasos” de Estado.


Notas:

* Francesco Cossiga: ex presidente de la República Italiana (fallecido en el 2010), perteneciente al partido de la Democracia Cristiana.
* Bolonia: El 2 de agosto 1980 explotó una bomba en la estación de Bolonia que provocó 85 muertos y más de 200 heridos.
* Mino Pecorelli, periodista asesinado en 1979

* Plaza Fontana:En diciembre 1969 una bomba explotó en un banco de Piazza Fontana, Milán, provocando 17 muertos y 88 heridos.
* Italicus:En la noche entre el 3 y agosto 1974 una potente bomba explotò en el quinto vagón del tren Italicus que viajabade Roma a Munich. Hubo 12 muertos y 48 heridos.

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