Sueños, ilusiones, decepciones, pero también muchos proyectos de la célebre fotógrafa de Sicilia en su cumpleañospor Lorenzo Baldo – Fotogallery – 5 de marzo del 2017
"A los 82 años sueño con las mismas cosas que soñaba a los 10: belleza, paz, justicia, amor. Uno se queda con los mismos sueños y es por esta razón por la que estoy fotografiando a una niña de 10 años ...". En el teléfono la voz Letizia Battaglia es poderosa, apenas transmite el dolor que desde hace años la acompaña; un dolor físico, que marca implacablemente su cuerpo después de una vida vivida siempre al límite, pero sobre todo un tormento interior que es propio de los que viven y aman profundamente.
"Soy una enamorada de Palermo, lo amo como se puede amar a una persona... con mis entrañas ... yo soy Palermo, son todos los que amo, y son también aquellos que me causan dolor. Yo sé que no puedo matar el dolor, pero por desgracia sé también que se puede vivir con él, y siempre seguiré luchando por un cambio". Una lucha que se refleja en su propio nombre, el de una mujer que no tiene intención de rendirse: "Aunque tenga 82 años no creo tener menos fuerza que una de 20". Es una fuerza indomable mezclada con el amor, la pasión y la esperanza que emanan cuando me habla del fiscal Nino Di Matteo y lo que le gustaría para él.
"Di Matteo está en mi corazón, en mi cabeza, en mi deseo de paz y justicia. Para él quiero una buena vida, como todo el mundo debe tener. ¿Qué puedo desear para él, sino todo aquello que se merece: seguir haciendo lo que siempre ha hecho y que se permitió hacer tan bien. Le deseo mucha paz ...".
Y es pensando en el trabajo del fiscal de Palermo que Letizia expresa su demanda urgente de verdad en aquel juicio de la tratativa entre el Estado y la mafia que ha hipotecado nuestro futuro. "Esta es una condición esencial para poder seguir viviendo en esta ciudad -dice con firmeza-. Si no se lleva a la luz esta verdad no podremos empezar a creer o esperar, porque es la base de todo el gran dolor que desde hace años pesa sobre nuestros hombros. Administrar y amar esta ciudad es agotador. Pero si podemos desentrañar la clave de todo lo que ha sucedido, entonces sí, esta ciudad va a renacer y a ser tan maravillosa como se merece: con su mar, su cielo y su cultura". Para la gran fotógrafa honrada en todo el mundo "es indispensable la justicia: es necesario conocer la verdad, entonces tal vez los culpables van a morir... pero por lo menos pacificaremos esta ciudad. Para poder tener esperanza es absolutamente preciso resolver estos problemas, de lo contrario con esta pesada carga no será fácil ponerse en marcha".
Le pregunto a esta eterna joven si alguna vez pensó qué le diría a aquellos niños que fotografió hace 20 o 30 años, al verlos como adultos. "Que hemos luchado –me responde en un susurro-. A veces lo hacemos, a veces no. Porque aquellos niños de entonces no encuentran hoy en día lo que queríamos para ellos ... Mis hijos, sus sueños ... No creo que se hayan realizado ... Los recuerdo cuando jugaban con armas de juguete, no sé qué podría haber hecho ... hoy en día los niños encuentran, sin duda, una ciudad más limpia, pero siempre con los distribuidores de droga en el camino. Pienso en los niños del Zen (Nota: ZEN, acrónimo de Zona Espansione Nord, es un barrio humilde de Palermo cuyo nombre oficial es San Filippo Neri, ndt), en cómo vive tanta gente buena ... o incluso en otros barrios donde es poca la posibilidad de redención, donde es difícil modificar el estado de las cosas, donde no hay trabajo y la prepotencia prevalece. Esto me entristece profundamente ... Todo mi ser se estremece por ellos, se sacude con la idea de que las cosas pueden cambiar; será un día maravilloso cuando finalmente podemos salir a las calles -no para llorar por los muertos ni por todo lo malo de ahora- sino para cantar y reir ... porque los sueños pueden hacerse realidad: vivir en una sociedad limpia, honesta, sin mafia, sin tratativas, sin corrupción y sin políticos corruptos".
Letizia hace una breve pausa y respira. Cada vez que abre su corazón y deja emerger sus esperanzas es como si su espíritu fuera azotado fuertemente por la realidad. Es en el espacio-tiempo "de hoy" que irrumpe el proyecto por el cual lucha con toda su alma: el Centro Internacional de Fotografía. "El proyecto del arquitecto Jolanda Lima, llevado adelante por arquitectos y trabajadores de la ciudad de Palermo es fantástico -dice con una felicidad infantil-, sólo falta la última parte de la burocracia". Letizia se impacienta, no tiene intención de retroceder ni un milímetro: el centro debe ser entregado a la ciudad de Palermo tan pronto como sea posible. Después de tantas promesas, expectativas y más promesas, esta mujer es capaz de cualquier cosa para desbloquear los retrasos de una burocracia inflada. "Este centro representa otra esperanza para no dejar abandonados a sí mismos a todos aquellos, jóvenes o viejos, que aman la fotografía y el arte en general. Es como tener un lugar, una especie de templo, agradable, amable, donde se puedan hacer exposiciones, debates, para hablarle al mundo. Un templo cultural absolutamente esencial. Estoy convencida de que si en esta ciudad nacen muchas iniciativas culturales más podemos esperar que crezcan niños preparados, niños felices ... niños que no deban irse a buscar un futuro, que lo puedan encontrar aquí". Letizia está cansada, no es fácil arrancarle una última reflexión sobre lo que espera del futuro. "Siempre he deseado llevar a los demás gestos de amor y respeto ... quiero para los otros las mismas cosas que quería para mi vida. Ahora estoy fotografiando a una niña de diez años y voy a hacer una exhibición sólo con ella, porque la niña es importante, es el futuro, es una mujer. ¿Y después? Después voy a hacer otras cosas ...".
Foto original de portada: el arresto de Leoluca Bagarella inmortalizado por Letizia Battaglia © Shobha
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