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silencio200Familiares de las víctimas de la mafia, unidos por el hilo de la verdad ausente
Por Miriam Cuccu y Francesca Mondin - 20 de julio 2017

No hubo minuto de silencio este año en Via Mariano D'Amelio pero sí un largo tiempo durante el cual un millar de personas coreó los nombres de Paolo Borsellino, Emanuela Loi, Vincenzo Li Muli, Walter Eddie Cosina, Claudio Traina y Agostino Catalano, asesinados hace 25 años en el atentado del 19 de julio de 1992. Al evento, organizado por el Movimiento Agendas Rojas asisten, entre otros, Nino Di Matteo y Roberto Tartaglia, fiscales del proceso sobre la tratativa Estado-mafia, Antonio Ingroia, ex magistrado de Palermo, el alcalde de Palermo Leoluca Orlando y el de Messina, Renato Accorinti, el presidente de la Corte de Casación Ferdinando Imposimato y Julia Sarti, miembro del M5S y de la Comisión Parlamentaria Antimafia.
Mientras una joven en el escenario canta el himno de Italia, en el balcón de la familia Borsellino se ven seis figuras de cartón de tamaño natural: representan al juez y sus cinco guardaespaldas muertos. Como si observaran a la multitud aplaudiendo alrededor del escenario y de las familias de las víctimas. Que, una vez más, denuncian la amarga condición de haber sido defraudados al buscar la verdad sobre el asesinato de sus seres queridos. Un sonido que, inevitablemente, contrasta con el "silencio del Estado" y con las "pistas falsas" que dieron su nombre a esta vigésima quinta conmemoración, a la sombra del olivo cubierto de cartas y pañuelos de colores plantado frente a la puerta donde Paolo Borsellino se detuvo por última vez.
"En el fondo -reflexionó Nino Di Matteo cuando hizo uso de la palabra- las historias de tantas víctimas de la mafia y de tantos acontecimientos que han marcado la historia de nuestro país están unidos por un solo hilo. Y es impresionante escucharlas nuevamente de boca de aquellos que han sufrido en primera persona el dolor por la muerte de sus familiares". Las palabras de Angelina Manca, madre del desaparecido urólogo Attilio, vibran de rabia después de enterarse de que pronto será archivado el proceso por la muerte de su hijo, etiquetado como un suicidio por sobredosis: "Lo esperaba, pero yo le digo a Pignatone (fiscal de Roma que interviene en esa investigación, ndr) que, si realmente no quiere investigar la muerte de mi hijo, por qué no investiga a la mafia de Barcellona Pozzo di Gotto? Que más que una ciudad es una cueva de mafiosos, donde me disgusta encontrar a Rosario Cattafi por la calle", en referencia al personaje que hace de nexo entre la mafia y la masonería y que, según un arrepentido, está implicado en el asesinato de Manca. Para Gianluca, hermano de Attilio, hay un "hilo conductor que une las masacres de Capaci y Via d'Amelio con otras muertes, en Sicilia y en Viterbo", donde vivía Attilio. "Su historia -dice desde el escenario- tiene en común con Vía d'Amelio las pistas falsas institucionales dejadas deliberadamente".

 silencio2La lista de pistas falsas y de verdades en espera perpetua, en la historia italiana, es muy larga. Como el asesinato del fiscal Bruno Caccia respecto al cual, dice la hija Paola, "el proceso que ha conluido hace pocos días no nos ha dejado contentos" pues la "sentencia ha sido insatisfactoria" ya que "estábamos interesados en conocer a los autores ideológicos". O el asesinato de Umberto Mormile relatado por los hermanos Stefano y Nunzia que "comparten el mismo deseo de justicia y de verdad".  Las palabras de Claudia Loi, la hermana de Emanuela, llegan a través de una carta, porque "después de veinticinco años la angustia y el tormento aún están presentes y no he encontrado el valor para volver a Palermo".
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 Luciano Traina, hermano de Claudio, recuerda la partida de su madre que "murió  sin haber encontrado justicia para su hijo", ocurrida cerca del 25º aniversario. "En estos 25 años nunca me he cansado de contar la historia de Nino e Ida", dice Augusta Schiera, la madre del agente Nino Agostino asesinado junto con su esposa Ida Castelluccio. "No puedo morir sin justicia", asegura, acompañada en el escenario por su marido, Vincenzo Agostino. Cristina, Salvatore y Antonella Catalano, familiares del agente Agostino, por primera vez suben al palco de Via d'Amelio: "Mi tío está todavía vivo en mi corazón -dice Cristina al público- así como los demás." En Via d'Amelio está también Massimo Sole, hermano de Giammatteo, quien asegura que "es un honor estar aquí con aquellos que buscan la verdad". Graziella Accetta, madre del pequeño Claudio Domino y acompañada por su marido Antonio, destaca que a pesar de que "el asesinato de Claudio se ubica entre aquellos de tipo mafioso" todavía "no me reconocen como una víctima de la mafia". Sin embargo, añade, "cuatro arrepentidos dicen que el policía 'cara de monstruo' solía presumir de la muerte de mi hijo". A continuación critica a Lucia Riina, la hija del jefe de Corleone: "Si realmente desea el bono bebé debe distanciarse de su padre".
"Estas son heridas que continúan sangrando, sobre todo cuando, después de 25 años, los procesos que han tenido lugar han sido objeto de un control por integrantes desviados del Estado -dice Salvatore Borsellino-. Hoy, por fin, una sentencia reconoció que el tonto del barrio (Vincenzo Scarantino, ndr) a través de la tortura física y psicológica, fue inducido a la calumnia y esto certifica que existieron pistas falsas originadas en el Estado. Es el comienzo de un punto de inflexión. Estamos aquí para luchar por la verdad y la justicia".
Y fue un tren fuera de control el que tomó Calogero Montante cuando, con el proceso Borsellino quater en curso, se convirtió en defensor legal de Scarantino, colaborador luego desautorizado por el arrepentido Gaspare Spatuzza. "No fue una tarea fácil", asegura, hablando junto al abogado de Salvatore Borsellino, Fabio Repici, en el debate dirigido por Aaron Pettinari, editor en jefe de Antimafia Duemila que modera el evento con Marco Bertelli de las Agendas Rojas. "Al estudiar los documentos me encontré de golpe con algunas cosas extrañas para mí", agrega Montante, como que “de Scarantino todo se puede decir, excepto que era un hombre capaz de participar en la ejecución de una matanza" y luego construir "un castillo acusatorio que rigió dos procesos en distintas instancias".

 Y ¿cómo es posible, se pregunta el abogado, "que las declaraciones de Scarantino y Spatuzza coincidan parcialmente", como si fueran "dos versiones de un mismo film, solo que una más descolorida que la otra?". "Ellos coinciden, sí, pero no totalmente -dice Repici- porque en la declaración de Scarantino no se incluye ninguna responsabilidad del Estado" como "el papel del Castillo Utveggio" desde el que se tiene una vista completa de la Via d'Amelio, "la desaparición de la agenda roja" o "la participación de funcionarios del Estado" en el atentado del 19 de julio del '92. "La paradoja -comenta- es que quien llamó a Scarantino sabía lo que había sucedido. Scarantino no es un falso arrepentido, pero es víctima de la tortura del Estado, remarca Repici, y más precisamente "es la fiscalía de Tinebra y Boccassini quien lo golpeó en ese momento". Y sobre la historia reciente del ex funcionario Bruno Contrada dijo: "La sentencia me dio vergüenza de ser un operador de la justicia, Contrada es un convicto condenado por complicidad con la mafia. Dejemos de ver al poder judicial como un bloque de granito".
 

*Fotos: Emanuele Di Stefano

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