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Por Lorenzo Baldo y Aaron Pettinari-22 de abril de 2018

Entre las históricas condenas de hoy, hay una indudable peculiaridad representada por la decisión de la Corte d’ Assise contra Massimo Ciancimino: absuelto de la acusación de concurso externo, pero sentenciado a ocho años por la de calumnia agravada. Una sanción indudablemente severa.

Sin embargo, sigue habiendo una gran sombra en esa referencia de Vito Ciancimino al ex jefe de la Policía, Gianni De Gennaro. ¿Cómo se debe interpretar esa combinación del súper policía, un amigo de Giovanni Falcone, al misterioso "señor Franco" y a todos los secretos relacionados con él? ¿Quién está detrás del señor Rosselli y la falsificación gráfica que le costó el arresto al hijo de Don Vito? Misterios destinados a permanecer irresueltos.

La posición judicial de este importante testigo y acusado es bastante compleja. Después de la condena final por la posesión de explosivos, se le revocó el indulto que se le había otorgado después de una condena por lavado de dinero. De hecho, está  actualmente detenido. Ya condenado dos veces en primera instancia por calumnias: tres años y medio por las amenazas del agente del AISI Rosario Piraino que los jueces no consideraron probadas. Y seis años por sus acusaciones contra el ex funcionario del SISDE Lorenzo Narracci indicaron como el rasgo de unión entre Vito Cianciminio, Bernardo Provenzano y el escurridizo "señor Franco", el hombre bisagra entre el Estado y la mafia. Hasta la fecha, un dato objetivo permanece intacto: Ciancimino jr es quien ha dado el aporte decisivo a este proceso. Lo que nadie quería. El Estado en primer lugar. La decisión de la Corte d’ Assise con respecto a la posición de Massimo Ciancimino se refiere, por lo tanto, a un hombre que con sus declaraciones arrojó una piedra en el fangoso estanque de este país. Los jueces han evidentemente recepcionado la reconstrucción hecha por el fiscal Nino Di Matteo. Quien, durante su acusación, hablando del hijo de Don Vito, lo llamó "un testigo importante, un testigo privilegiado". Di Matteo subrayó con fuerza que la contribución testimonial de Ciancimino jr no debía ser "exaltada o tomada como oro fundido'' pero tampoco "prejuzgar tirando al cesto al bebé junto con el agua sucia del baño" tal como fue "diseccionada y evaluada con un enfoque laico". El fiscal señaló a continuación que "varias de sus declaraciones se encuentran en las palabras de otros sujetos, algunos de ellos colaboradores de justicia".

En sus declaraciones espontáneas del 22 de febrero pasado Massimo Ciancimino quiso reiterar un concepto muy claro: "Nunca hubo dolo ni intención de querer acusar a De Gennaro. Si me hubieran dado una foto de mi padre con el conde Vaselli, modificada con photoshop, la habría igualmente entregado porque estaba consciente de que el hecho en sí mismo era cierto. Y cuando vi la nota con las palabras escritas por mi padre en el documento en los registros del proceso no pensé que no fuese real". Una línea de defensa clara, enérgicamente sostenida por los abogados del hijo de Don Vito, Roberto D'Agostino y Claudia La Barbera. Esta última había demostrado que el mismo Massimo Ciancimino, cuando habló de De Gennaro, lo había hecho "en el ámbito de lo que su padre había definido como el cuarto nivel, el gran arquitecto, hombres peligrosos entre los cuales el padre incluía precisamente al ex prefecto". Y que luego el mismo Ciancimino jr había informado "de las relaciones con el conde Romolo Vaselli, íntimo amigo y socio oculto del padre Vito. Informes que el mismo De Gennaro confirmó en la audiencia preliminar".

Ese "papel" tan discreto

¿El "papel" de Riina? ¡Todo mentira! ¿Lo que declaró Massimo Ciancimino? ¡Todo mierda! He ahí la ajustada síntesis de la tesis de los abogados de los principales acusados en total sintonía con la de todos los detractores de este proceso. Pero si ponemos en línea una serie de datos objetivos, no podemos dejar de ver una singular "coincidencia". Algunas de las demandas de Cosa Nostra se han realizado a todos los efectos y en otros casos se ha estado peligrosamente cerca. La lista es muy preocupante: la no renovación de más de 300 decretos del 41bis en el '93, numerosos proyectos de ley para la revisión de los procesos que se han producido en los últimos años, el cierre de la súper prisiones de Pianosa y Asinara, las numerosas propuestas para abolir la cadena perpetua, las maniobras sistemáticas al DAP (Departamento de Administración Penitenciaria, ndt) para favorecer la "disociación" de los mafiosos de manera indolora, los indultos extendidos a los delitos de mafiosos diferentes de los asociativos (que incluían, por ejemplo, el caso de intercambio con sujetos externos), la ley, por decir poco, ambigua que modificaba el 41bis haciendo más fácil revocarlo, la norma que vació el secuestro de los bienes mafiosos previendo la posibilidad de ponerlos en subasta (asegurándose así que compraran los prestanombres de la mafia), los escudos fiscales a la renta de los capitales sucios en forma anónima y así sucesivamente. Como si ese famoso "papel", muy "discretamente", hubiera condicionado - o intentase condicionar de nuevo - los programas gubernamentales de todos los partidos. ¡En la cara de los que acusaron a Massimo Ciancimino de haber declarada "mierda"!

La promesa

"He jurado por mi hijo - dijo Ciancimino jr en la audiencia del 26 de septiembre de 2013 concluyendo sus declaraciones espontáneas - un hijo que amo y que espero que algún día pueda estar orgulloso de mí y no avergonzado como lo he estado yo a menudo por mi padre". Para luego concluir este juramento frente a su hijo y a Salvatore Borsellino con palabras explícitas: "Es precisamente para ellos y por ellos que decidí que no retrocedería en la búsqueda de la verdad y tengo la intención de mantenerme fiel a este compromiso". Esto, sin lugar a dudas, ha tenido el efecto de despertar del letargo a muchos desmemoriados del Estado, literalmente aterrados por el potencial explosivo de las declaraciones de Massimo Ciancimino en la entrevista dada a Panorama el 19 de diciembre del 2007. Dichas declaraciones habían roto un grueso muro de silencio. Uno tras otro, algunos de los principales protagonistas de esos años de masacres, acudieron a la fiscalía de Palermo pidiendo ser escuchados por los magistrados. ¿Fueron fulgurados en el camino a Damasco? ¿Un intento miserable, hijo de una simple cobardía, de jugar de antemano, antes de recibir las citaciones como personas informadas sobre los hechos que pronto serían enviadas desde Palermo? Lo cierto es que esos mismos personajes - a través de su torcida reticencia materializada en muchos "no recuerdo" o "no lo sabía" ante los fiscales, han demostrado una catadura moral mucho peor que la del hijo de Vito Ciancimino. El cual, a pesar de los errores que pudo haber cometido, demostró haber luchado para cumplir una promesa hecha en primer lugar a su hijo. Una promesa que en un país de temerosos, chantajistas y oportunistas como el nuestro, se convierte en un cuerpo extraño en esta (obscena) historia italiana. La cual a partir de la histórica condena de hoy puede, finalmente, tener un distinto final.

Foto © Ansa

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