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ENIGMA GRAVIANO
Por Giorgio Bongiovanni - 17 de Mayo de 2011
Hablan y no hablan, responden y no responden, empresarios con chaqueta firmada de doble pecho y creadores de atentados despiadados. ¿Quiénes son estos jefes mafiosos de la última era corleonesa?
Antes que nada hay que dejar muy claro el siguiente punto: no son colaboradores de justicia (mafiosos arrepentidos) y por lo tanto como imputados tienen el derecho a mentir.

Un circo mediático, sobre todo el de ribetes berlusconianos, alimentó en forma desmesurada un error de fondo (en el que la gran mayoría del público, carente de materia judicial, cayó fácilmente) tratando de poner en el mismo plano las declaraciones de Gaspare Spatuzza y las de los hermanos Graviano en una especie de enfrentamiento posible entre dos testigos de un mismo episodio.
Filippo y Giuseppe Graviano son dos jefes mafiosos de gran calibre, condenados a cadena perpétua por varios delitos, interrogados por varias fiscalías y que aún hoy son puntos de referencia para toda la organización Cosa Nostra. Tal vez puede ser que estén un poco enojados por haber resultado con toda probabilidad, víctimas de sus mismas negociaciones, pero no son colaboradores de justicia (mafiosos arrepentidos), nunca desoyeron el pacto de sangre que les une al voto de silencio. Un juramento jamás quebrantado.
Entonces es obvio, si niegan incluso hasta la existencia de Cosa Nostra y sus cargos en la mafia, que no pueden y no tienen ni la más mínima intención de dar crédito a su gran acusador Gaspare Spatuzza. Titulando los artículos y las notas de los noticieros con frases como “Los Graviano desmienten a Spatuzza" o Filippo Graviano: "Nunca me encontré con Dell’Utri” es un estudiado engaño pensado especialmente para confundir a los telespectadores y a los lectores.
Habiendo precisado ésto, sigue siendo de sumo interés el estudio de la razón por la cual estos jefes mafiosos de la “cúpula”, en lugar de negarse categóricamente a responder cualquier pregunta, como impondría el código mafioso, deciden decir y no decir según de qué tema se trate.
Como muy claramente destacó el colega periodista Lirio Abbate, Giuseppe Graviano, el jefe absoluto de Brancaccio, apodado por ello “Madre Naturaleza”, recurrió a la fórmula “me sirvo de la facultad de no responder”, sólo cuando fue interrogado sobre las relaciones con la política y en especial con Silvio Berlusconi y Marcello Dell’Utri. Con un “no” seco habría terminado la partida, en cambio se reservó el derecho de esperar, de dejar entender que, de acuerdo al avance de las investigaciones que están en curso, podría llegar a hablar.
¿Se pusieron de acuerdo con Dell’Utri y Berlusconi? ¿Fueron ellos quienes llevaron a cabo la negociación del 93'? ¿Cómo es que tienen la facultad de desafiar a la violenta ley de Cosa Nostra y pasar por encima de Bagarella, tejiendo negociados y relaciones a sus espaldas? ¿Quién es el que les ha dado el permiso? ¿Ya se habían puesto de acuerdo con Riina y Provenzano?
Seguramente los señores Graviano tendrían mucho que perder. De hecho su inmenso patrimonio ha quedado casi intacto, oculto gracias a decenas de testaferros y que increíblemente se les ha escapado a las meticulosas investigaciones de los magistrados de otras fiscalías. ¿Cómo es posible? ¿Cuáles y cuántos cuellos blancos, mimetizados en la burguesía mafiosa les protegen y reinvierten multiplicando de forma descomunal sus ganancias?. Según Spatuzza los Graviano estaban muy atentos a la fluctuación de las acciones de Fininvest en la bolsa... ¿es un motivo suficiente para mantener un secreto?
Además hay otra cuestión sobre la plausible protección de la que gozarían los Graviano que aún están analizando los magistrados. Siempre gracias a las revelaciones de Spatuzza los magistrados de Caltanissetta han comprobado que las investigaciones sobre el atentado del juez Paolo Borsellino fueron despistadas con la falsa colaboración de Vincenzo Scarantino. Director de esta enésima operación sucia habría sido el súper comisario Arnaldo La Barbera (fallecido en el 2002) y entre los posibles movimientos estaría precisamente el de desviar la atención de los investigadores del mandato territorial de Brancaccio. Hipótesis que hoy toma cada vez más cuerpo con la revelación del chófer de Giuseppe Graviano, Fabio Tranchina, quien acusa a su ex jefe de ser él quien accionara personalmente el detonador que hiciera estallar Via D'Amelio. Una información mantenida hasta el día de hoy, casi veinte años después, en el máximo secreto incluso en el interior de Cosa Nostra, hasta los mayores (mafiosos arrepentidos) colaboradores de justicia Salvatore Cancemi, los hermanos Ganci y Giovan Battista Ferrante, no sabìan nada de ello.
Una pantalla total. ¿Ésta también es una coincidencia?
¿Es el mismo Giuseppe Graviano quien asiente en presencia de ese misterioso hombre mientras Spatuzza llena con trotil el auto destinado a asesinar a Borsellino?
¿Podría ser él mismo, un hombre de los Servicios Secretos infiltrado en Cosa Nostra?
En resumen, ricos, arrogantes, poderosos y sobreprotegidos.
¿Ahora que esta especie de escudo estelar se está por resquebrajar, cómo reaccionará Giuseppe Graviano, “Madre Naturaleza”?

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