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SalvatoreCuffaroLA HIPOCRESIA MAFIOSA DEL FANATISMO CATOLICO
por Giorgio Bongiovanni – 7 de septiembre 2011

Siracusa. “El presidente de la región de Sicilia Salvatore Cuffaro, intérprete auténtico de la devoción del pueblo siciliano hacia la Virgen de las Lágrimas, ha promovido la recuperación de este lugar sagrado,  donde María, con la señal de las lágrimas ha manifestado al mundo entero su amor de Madre. Siracusa 8 de Diciembre de 2007 ”.

Observo la placa expuesta en la casa de Via degli Orti, de San Giorgio, donde en el año 1953 tuvo lugar el milagro de la lagrimación de la estatuilla de la Virgen, y siento una sensación de profunda indignación. Dirigiéndome a una responsable de la estructura le pregunto la razón por la cual la placa no ha sido retirada, dado que quien ha dictado esa frase está descontando en la cárcel una condena a siete años por connivencia agravada con Cosa Nostra.

Como ciudadano italiano que cree en la justicia y sobre todo como hombre de fe, que pretende coherencia por parte de los propios representantes religiosos, insisto en afirmar que se trata de una clara contradicción mantener una placa firmada por un condenado por delitos de mafia, que no puede de ninguna manera representar al pueblo siciliano. Una encargada laica de la casa se acerca, sorprendida por mis afirmaciones, y me pregunta si efectivamente Salvatore Cuffaro está en la cárcel. Ante mi respuesta afirmativa la señora me pregunta que cambiaría si aquella frase hubiera sido escrita antes de que el autor hubiera ido a la cárcel. Le reafirmo el concepto de la absoluta gravedad de que esté expuesto un mensaje como el citado, escrito por un individuo condenado por delitos de mafia. La voluntaria de la casa de Via degli Orti de San Giorgio, se encamina hacia una colega suya para informarle sobre mi observaciòn. Pero la colega no admite dichas observaciones en cuanto ese “es un lugar de silencio y de oraciòn”. Sin ninguna provocación empiezo a rogar en voz alta a la Santa Virgen para que libere Sicilia de la mafia y haga sacar esa placa ignominiosa, que grita venganza al cielo por todos los mártires de Cosa Nostra. 

Además, pido a la encargada que se haga presente porque ha sido solicitada la eliminación de esa placa. La voluntaria no tiene ninguna intención de escuchar mis declaraciones. No se da lugar a ninguna polémica, y la conversación se termina ahí. Salgo de aquella casa con una sensaciòn de profunda adversión, por la hipocresía del fanatismo católico, que cierra los ojos frente a la evidencia de los hechos y se tapa las orejas.

Según el Tribunal de Casación, el ex Presidente de la Región siciliana, Salvatore Cuffaro, elegido luego Senador de la República del partido UDC “era perfectamente consciente de que la conducta de connivencia puesta en acto (al haber permitido la interrupción de las investigaciones relativas a los enlaces mafia-política, que en aquel entonces estaban a punto de ser profundizadas eficazmente, en base a las conversaciones interceptadas en la vivienda del jefe de la asociacion mafiosa), era objetiva y funcionalmente dirigida a favorecer a la asociación mafiosa”.

De frente a esta sentencia  no es admisible “ninguna indulgencia”. Ningún mafioso puede definirse “intérprete auténtico de la devoción del pueblo siciliano hacia la Virgen de las Lágrimas". Quien consiente su “legitimación” a través de la difusion de un mensaje como éste se carga con una grave responsabilidad. Sobre todo, si representa un Culto religioso. Probablemente el “agradecimiento” para Cuffaro “promotor de la recuperación” de la casa de Via degli Orti de San Giorgio, pasa también por el mantenimiento de su “verbo” a pesar de la cárcel y de la sentencia de condena por delitos de mafia. Pero pretender una coherencia real por parte de la institución católica es un derecho en manos de cada creyente que, exento de fanatismos y dogmas, se “mancha las manos” en la vida cotidiana para que sea terrenal la justicia de Cristo.  
Presentamos esta protesta formal al Arzobispo de Siracusa, Salvatore Pappalardo, con la esperanza de que él pueda hacer remover lo más pronto posible la placa (“Y a cualquiera que diga palabra contra el Hijo del Hombre le será perdonado; pero a cualquiera que hable contra el Espíritu Santo no le será perdonado, ni en este mundo, ni en el venidero”. Matteo 12:31,32).

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