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Lo que el pueblo italiano no tiene que saber
Por Giorgio Bongiovanni – 16 de Noviembre de 2014
En la era en la que  la información  viaja por la red, uno puede estar en cualquier rincón del globo terrestre  donde le llegará cualquier noticia y podrá de ese modo  hacerse una idea  de lo que está sucediendo. La noticia de un nuevo proyecto de atentado en contra del magistrado, Nino Di Matteo, la recibo  aquí, en Asunción, Paraguay, la tierra en la que hace poco fue asesinado nuestro colega y amigo Pablo Medina. En Italia una vez más, cientos de kilos de trilita son escondidos en la ciudad de Palermo, Italia. La condena a muerte lanzada por Totò Riina desde la cárcel de Opera, contra el magistrado que investiga sobre la “negociación” Estado-mafia, parece materializarse en las palabras del nuevo arrepentido Vito Galatolo. Quien  dice a los Fiscales que quienes desean la muerte del Fiscal sustituto “además de Cosa Nostra son entidades ajenas a la misma”. 

La familia mafiosa Galatolo, que desde hace tiempo forma parte de la organización criminal, ya desde la época del “reinado” de Riina (admitiendo que alguna vez este  haya terminado) siempre ha estado relacionada con los Servicios Secretos. Basta con pensar en el fallido atentado en la Addaura, del que  Falcone había declarado ser  obra de “mentes muy refinadas”, organizado precisamente por dicha familia.  
A causa de la nueva amenaza de bombas se realizaron en diferentes zonas de Italia diferentes manifestaciones para apoyar a Di Matteo y a los demás Fiscales amenazados. Sin embargo, a pesar del irónico auspicio de nuestro colega Saverio Lodato al escribir su aforismo, no hemos visto a ningún Ministro, ni  miembro del Gobierno salir a las plazas de Palermo a manifestar su solidaridad hacia el Fiscal. Junto a los ciudadanos, sólo algún diputado, algún colega y algún periodista, han manifestado palabras de apoyo al magistrado. Incluso el Consejo Superior de la Magistratura y la Asociación Nacional de Magistrados, esta vez, han expresado palabras de solidaridad, con la posibilidad de que el CSM se traslade hasta Palermo en el caso de que sea aprobada  la propuesta del Juez de Investigaciones Preliminares, Piergiorgio Morosini, y de sus asesores Pierantonio Zanettin, Luca Forteleoni y Paola Balducci.  
El Gobierno permanece ausente y su silencio se convierte en terrorífico ante el alcance de la amenaza. Calla sobre el dispositivo del “bomb-jammer”, el único instrumento que quizás podría evitar un proyecto de atentado similar a los de Capaci y de Via D’Amelio. La escolta de Di Matteo ha sido reforzada pero no es suficiente.   
El motivo por el cual la mafia, los poderes fuertes, los Servicios Secretos, las masonerías, los altos cargos de la economía y la finanza desean la muerte del magistrado es el siguiente: Los italianos no tienen que saber la verdad sobre los atentados de Falcone y Borsellino, no tienen que enterarse de lo ocurrido en esos años de negociaciones, no tienen que saber que quienes han puesto las armas en las manos de los asesinos de muchos mártires caídos, son aquellos que hoy están sentados en los escaños del poder, los mismos que hablan de reforma de la Constitución. Incluso aquellos que  ya no cumplen hoy un papel de primera importancia tienen un grado de responsabilidad porque cobardemente han preferido negociar con Cosa Nostra para mantener a salvo su vida. Pero en el hipotético caso que se llegara a perpetrar un nuevo atentado sería el error más grande que la arrogancia del poder podría cometer. Se está incubando una revolución. Aparentemente las cenizas que están debajo del brasero están apagadas, pero en realidad todavía quedan brasas ardientes. Son las brasas de una gran protesta civil que podría derrocar, por cualquier medio, a este poder nefasto y corrupto.  
Probablemente si se supiera la verdad el pueblo reaccionaría finalmente con una nueva y más fuerte “Resistencia” y por lo tanto bajaría definitivamente de la montura al poder fascista disfrazado de democrático. Éste es el miedo de los poderosos. Es por ello que llegan a tanto, al punto  de amenazar con una nueva temporada de trilita. Es por ello que Nino Di Matteo tiene que ser asesinado como símbolo de esa magistratura y de esos servidores del Estado, del verdadero, el que se opone al Estado-mafia,de los que quieren hacer salir a la luz la verdad, aun a costa de  lágrimas y sacrificios, con tal de liberar al País del Cáncer.  
Hasta ese momento, si no reaccionamos con fuerza y determinación, seguiremos siendo “débiles”, “enfermos terminales” frente a esta enfermedad de la que la mafia no es más que una herida peligrosa. La verdadera metástasis tiene raíces mucho más profundas capaces incluso de penetrar hasta el interior  de las esferas más altas del Estado, transformándolo, lo hemos dicho y repetido, en un Estado-mafia.

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