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El regreso de Berlusconi en el congreso de Roma. Dell’Ultri olvidado por todos

por Giorgio Bongiovanni - 30 de abril del 2019

Veinticinco años después de la victoria en las elecciones generales de 1994, el partido de Silvio Berlusconi, Forza Italia, celebró su congreso nacional en Roma. Para su líder y fundador han regresado la música, la fanfarria, el estruendoso aplauso y las ovaciones, como si el tiempo se hubiera detenido en el momento en que el empresario Berlusconi "bajó a la arena" con una sólida coalición para "salvar" a Italia. Y la misma liturgia de entonces es retomada hoy por el ex Primer Ministro, en vísperas de una candidatura para las próximas elecciones europeas, después de la decadencia como senador por la sentencia condenatoria de la Casación el 1º de agosto del 2013 en el juicio por los derechos de la televisora Mediaset.

"Como hace 25 años Forza Italia sigue siendo indispensable – dijo Berlusconi – porque somos los únicos continuadores de la tradición cristiana, de la cultura liberal, los sostenedores del libre mercado, de la empresa del trabajo y los garantes del sistema. Somos los únicos herederos de quienes nos han dado un sistema de civilización que es el mejor de todos los que se han visto". Y así como en el pasado atacó a los comunistas, indicó el peligro que significa para el país el Movimiento 5 Estrellas ("Estos señores del Movimiento 5 Estrellas son incompetentes, diletantes y, por lo tanto, extremadamente peligrosos. Por desgracia, el ejecutivo está principalmente en manos de 5 Estrellas. Di Maio, excelente comunicador, simula obedecer a Salvini pero, en vez de eso, toma para sí la sustancia y le deja a la Liga solo la forma y las apariencias") mientras que los "aliados históricos" de la Liga dieron el mensaje habitual: "En la Liga dicen que quieren respetar el acuerdo, pero se refieren solo a los no naturales firmados con el M5S y no a los firmados con el centro-derecha".

Y en la misma línea se han ordenado el "número uno en los papeles" del partido, Antonio Tajani ("Sin Forza Italia, el centro-derecha no gana en ninguna parte, en ninguna ciudad, en ninguna Región: nacimos hace 25 años y seguiremos existiendo") y las "muy leales" Mara Carfagna y Maria Stella Gelmini, ambas partidarias del "credo" de Berlusconi. "En las últimas elecciones regionales, se confirmó un hecho político, incluso más que numérico: el país no quiere rendirse a la derecha soberanista ("soberanista" por oposición a "europeísta", ndt). No hay espacio en este país para un gobierno soberanista sin el contrapeso moderado de Forza Italia. El diseño para vaciarnos ha fallado", dijo la primera. "Solo Forza Italia puede defender y cambiar a Europa, no los soberanistas ni los extremistas. Forza Italia es la única alternativa a la inconsistencia del PD o al extremismo de los soberananistas", argumentó la segunda. La retórica habitual del partido, en otras palabras, se enriqueció con esa dialéctica encantadora que durante veinte años puso de moda el "berlusconismo", donde nunca se mencionan palabras como la lucha contra la mafia o la lucha contra la corrupción.

No sorprende que el hombre de Arcore tenga millones de seguidores (en los últimos años 4.535.742 personas votaron por Forza Italia); porque muchos siguen el modelo que Berlusconi representa. Poco importa si en tantos años de actividad política ha operado bajo un claro conflicto de intereses. Esos millones de personas demostraron que no les importa que su líder sea un convicto condenado en sentencia definitiva a cuatro años por fraude fiscal, salvado por leyes personales y prescripciones en otros juicios, acusado de comprar a los parlamentarios que tenían que ayudarlo a hacer caer el gobierno de Prodi, actualmente bajo investigación en muchas fiscalías por cargos de 'corrupción judicial' en casos como el Ruby Ter (el juicio de Milán que comenzará en pocos días) o en relación con la sentencia del Consejo de Estado que el 3 de marzo de 2016 canceló su obligación de vender la cuota excedente del 9.99% en el Banco Mediolanum establecida por el Banco de Italia.

Y no les importa el pacto celebrado con los jefes por el cual el mafioso Vittorio Mangano se convirtió en el cuidador de sus establos en Arcore, ni su relación con el ex senador y co-fundador de Forza Italia, Marcello Dell'Utri, condenado en forma definitiva por concurso externo en asociación mafiosa, porque llevaba a Cosa Nostra los sobres de dinero de Silvio, cada seis meses, de 1974 a 1992. Todos eventos que no son meros "rumores" sino hechos comprobados y aceptados en sentencias judiciales.

Sombras que se vuelven aún más oscuras si se toma en cuenta la sentencia de la tratativa Estado-mafia del año pasado, donde el ex senador fue condenado en primera instancia, o de la causa que tiene a Berlusconi y Dell'Utri bajo investigación en Florencia por las masacres de la mafia de 1993 y como posibles ideólogos ocultos. Leyendo las razones de la sentencia del Tribunal de Justicia, presidida por Alfredo Montalto y la jueza a latere Stefania Brambille se encuentra que "incluso si no hay evidencia directa de la transmisión de la amenaza mafiosa de Dell'Utri a Berlusconi, porque sólo ellos conocen el contenido de sus entrevistas, hay razones lógicas y objetivas que llevan a no dudar que Dell'Utri informaba cada tanto a Berlusconi de sus relaciones con la asociación mafiosa Cosa Nostra, a través de Vittorio Mangano". Y no sólo eso. Como lo verificó la Corte de Casación que lo condenó por concurso externo, el ex senador Dell'Utri era el lazo de unión entre el empresario de Arcore y las bandas sicilianas que recibieron grandes sumas de dinero. Pero esos pagos no habrían terminado en 1992 y habrían continuado hasta diciembre de 1994, cuando Berlusconi no era sólo un empresario sino el Presidente del Consejo.

"Hay pruebas – escriben los jueces – de que Dell'Utri conversó con Berlusconi sobre el dinero que se pagaba a los miembros de la mafia en el mismo período de tiempo en el que se reunía con Mangano por los problemas relacionados con las iniciativas legislativas que la gente de la mafia esperaba del gobierno". "Esto demuestra – siguen diciendo las motivaciones de la sentencia – que Dell'Utri informaba a Berlusconi de sus relaciones con los clanes incluso después del establecimiento del gobierno que presidió, porque sólo Berlusconi, como primer ministro, podría haber autorizado una intervención legislativa como la que se intentó e informar a Dell'Utri para tranquilizar a sus interlocutores.

A la luz de la antigua amistad, del papel de mano derecha en los negocios desde los años setenta (primero en la construcción, luego en la publicidad televisiva) y luego en la política, el hecho de que no se mencionara el nombre de Marcello Dell'Utri en el último congreso es uno de aquellos olvidos que hacen ruido. Es Dell'Utri el nombre del gran ausente. Una ausencia que manifiesta la enésima hipocresía y cobardía de una casta judaica que no quiere aceptar una parte de su pasado.

El 7 de mayo de 1999, con motivo de otro congreso que anticipó, como siempre, a los europeos, abrazando a Dell'Utri, dijo a todos: "Este caballero es un gran culpable, tiene una gran culpa, una gran responsabilidad: sin él, Forza Italia no existiría". Hoy, el que puede considerarse como el creador de Forza Italia, capaz de armar en pocos meses al partido empresa que ha conquistado y dominado al país durante veinte años, ha desaparecido de la liturgia.

Ignorado, abandonado a su suerte y a esa condena en parte cumplida en prisión y ahora bajo arresto domiciliario.

Incluso insultado por la "estupidez" de sus acciones, como sucedió durante el testimonio en el proceso Breakfast que se desarrolla en Reggio Calabria, cuando Silvio Berlusconi respondiendo a las preguntas sobre la huida del ex senador al Líbano, definió esa idea como "algo de una estupidez absoluta" y luego agregó: "No recibí ninguna comunicación de Dell'Utri sobre su deseo de ir a Beirut. Me parecía difícil atribuirlo a un deseo de escapar el hecho de ir al Líbano, a una persona que conoce la política y la justicia. Debería haber sabido que hay un tratado de extradición. Entre otras cosas, fue atrapado en un hotel de lujo".

Marcello Dell'Utri debería tomar nota de ciertas "traiciones" e ingratitudes. Ya lo hemos escrito en otras ocasiones. El ex político de Forza Italia podría hacer uso de su inteligencia colaborando con la justicia y diciendo toda la verdad sobre esa "mediación" que llevó a cabo entre Cosa Nostra y su "amigo de siempre" Silvio Berlusconi. Explicar los "beneficios mutuos" que las dos partes han tenido entre sí. Dar los nombres de los jefes de la mafia con los que se contactó, con quienes hizo negocios y de quienes recibió los votos. Decir lo que dijeron los líderes de la mafia, dirigidos por Stefano Bontade, con el entonces empresario Silvio Berlusconi durante las reuniones realizadas en los años setenta. Y contar lo que sucedió a principios de los noventa.

Decirle a la autoridad judicial lo que sabe sobre los años de las masacres, sobre el pacto Estado-mafia y sobre las conversaciones en el momento de la negociación. Su colaboración con la judicatura no solo sería una ocasión para el arrepentimiento evangélico (Dell'Utri es creyente) sino también una gran respuesta que aliviaría a nuestro país de una herida mortal, arrojando luz sobre esa oscura relación entre mafia y política.

También para no quedarse con la "vela en la mano" mientras que otros regresan, o sería mejor decir que siguen siendo protagonistas de la vida política de nuestro país.

Una redención moral del último segundo que avergonzaría a generaciones políticas enteras. Un acto de coraje.

Coraje que, a pesar de los innumerables escándalos, no tuvo al Jefe de Estado Sergio Mattarella, cuando el año pasado recibió en el Quirinale al propio Berlusconi como líder político de Forza Italia para expresar su opinión sobre el nuevo gobierno que iba a nacer.

Coraje que no tuvo el nuevo secretario del Partido Demócrata, Nicola Zingaretti, quien, tal vez avergonzado por los anteriores "pactos del Nazareno" hechos por uno de sus predecesores (Matteo Renzi), no dijo nada sobre el pasado del Cavaliere. Coraje que parece haber perdido incluso el Movimiento Cinco Estrellas, más preocupado por reunir las piezas de sí mismo y defenderse contra la caída del consenso tras los resultados de los recientes procedimientos administrativos.

¿Dónde acabó la indignación que uno de sus principales exponentes, Alessandro Di Battista, expresó hace un año en Arcore, mientras leía las razones de la sentencia Dell'Utri? Coraje que no se ha visto en tantos políticos antimafia que han perdido la oportunidad de recordar cómo nació el partido Forza Italia y, sobre todo, los eventos que involucraron a sus "padres fundadores" que en el fondo muestran una historia de acuerdos, mediaciones y pactos innombrables con la mafia. Una historia que no puede ser silenciada.
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*Foto de Portada: www.antimafiaduemila.com 

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