Pin It
El último saludo a Giulietto Chiesa, un gran hombre

Por Lorenzo Baldo - 26 de abril de 2020

"Así que esta es la única cosa decente que nos queda por hacer... romper las pelotas de todos, como los profetas, antes y después de Cristo. Volverse antipático, aburrido, insoportable para todos aquellos que no quieren abrir los ojos a la luz".

Hoy respiramos la esencia de Giulietto Chiesa en las palabras de Don Lorenzo Milani. Palabras estridentes, fuera de línea, encontradas hace poco en una carta del '55 escrita por el sacerdote revolucionario de Barbiana a Don Ezio Palombo, desaparecido recientemente después de luchar contra el coronavirus. Insoportable, antipático, rompe pelotas, teórico de la conspiración y ciertamente mucho más: ese fue Giulietto Chiesa para el sistema de poder contra el que luchó hasta el último día de su vida. Un luchador puro, auténtico, fundamentalista hasta el enésimo grado, con creencias basadas en datos objetivos; capaz de causar una profunda irritación a moderados, diplomáticos y especialmente a los mediocres y a los hipócritas: a todos aquellos que no quisieron y no quieren abrir los ojos a esa luz de la que habló Don Milani. Una llama a merced del viento, un tenue resplandor sostenido bajo la gran lámpara de los juegos del poder. Una luz que Giulietto había encontrado y descifrado, por la que no temía dar la cara, porque creía en la redención de las conciencias, incluso a costa de ser burlado, separado o censurado. Hoy todos los medios enumerarán sus valientes preguntas y sus grandes batallas. Batallas que hasta ayer fueron muchas veces ridiculizadas, ignoradas o puestas al mismo nivel que el razonamiento de un visionario. Pero si en cada época no hubieran existido los visionarios, los herejes, los que iban en contra de la corriente, la humanidad se habría quedado quieta, inmóvil en su ignorancia. Al igual que todos los visionarios, Giulietto fue, por lo tanto, un precursor de los tiempos, uno de esos pioneros que Goethe citó en su famoso Fausto cuando dijo: "Aquello que has heredado de tus padres, debes conquistarlo para poseerlo". Reconquistar el derecho a la verdad. He aquí el reclamo de Giulietto Chiesa, sin más y sin menos. Pretender la verdad, todas ellas: la boicoteada, la explotada y, sobre todo, la oculta en nombre de los intereses supranacionales. Una verdad peligrosa e incómoda – en la que se basan los equilibrios internacionales – que Giulietto había intuido y estudiado para poder difundirla a través de sus canales. Una gran obra, en cierto modo revolucionaria en un mundo refractario a los genios, a los soñadores locos y a los amantes de la libertad de ideas. Una obra extraordinaria que debe ser protegida, al resguardo de una fácil instrumentalización. La cual debe continuar su camino sobre las piernas de otros pioneros y visionarios igualmente preparados para forjarla con espíritu de investigación, pragmatismo y mucho altruismo. Porque la primera regla de la verdad es que pertenece a todos, sin ningún derecho de autor. La verdad solo puede liberar mentes y corazones, no puede ser un instrumento de dominación, porque se convierte en una mentira. Giulietto Chiesa lo sabía bien.

Haber podido caminar juntos una parte del camino fue un gran privilegio para nosotros. El camino a seguir es claro, lleno de obstáculos, pero iluminado por esa luz que está destinada a brillar. Es solo cuestión de tiempo. Como dice una vieja canción de Renato Zero, ahora hay otro escenario desde el cual podrá hablar: "El firmamento, el teatro que deseas... Hasta el infinito, tu impulso replicará. Y tu estilo audaz allá será aplaudido. Después de ti, un gran vacío caerá en este circo, que grandes payasos no tiene... en estas pocas lágrimas, de este pozo sin vida".

Gracias por haber estado, Giulietto, por luchar hasta el final. Gracias por dejar tu huella en esta tierra.

------------
*Foto de Portada: www.antimafiaduemila.com

REDACTORES

anna.jpgbgeorges.jpgbgiorgio.jpgbjuan.jpgblorenzo1.jpg
Copyright (c) 2009. Antimafia Dos Mil Argentina