Por Lorenzo Baldo - 23 de mayo del 2020
Dar vida a las palabras de los consejeros del CSM Sebastiano Ardita y Nino Di Matteo, pronunciadas durante el pleno en memoria de la masacre de Capaci, es la mejor manera de recordar a Giovanni Falcone, a Francesca Morvillo, y a los agentes de su escolta Rocco Dicillo, Vito Schifani y Antonio Montinaro. Conmemorar ya no es suficiente. Lo que se necesita es un acto de firmeza por parte de cada uno de nosotros: una conciencia concreta de lo que ha sido y no debe repetirse. Nunca más.
Hay que decir la verdad, por fuera de la retórica estéril de estas horas en que las personalidades más ambiguas de las instituciones, de la política, del poder judicial o de los medios de comunicación – cercanas a esos mismos círculos que han aislado y deslegitimado a magistrados como Falcone y Borsellino – se permiten divagar sobre nuestros mártires.
Quien está profundamente convencida es Letizia Battaglia, que esos años terribles los vivió en su propia piel. "Este día es sagrado para nosotros – dice por teléfono de una sola vez – y no quiero escuchar frases retóricas, tenemos que decir cómo murieron Falcone y Borsellino, ¡tenemos que decir quién los aisló! Debemos volver a hablar sobre el dinero de la mafia dado a Berlusconi... Debemos exigir toda la verdad, pero si no tenemos las fuerzas adecuadas no podremos hacerlo... Los recuerdo muy bien a esos días terribles, antes y después de las masacres, y no quiero vivirlos nunca más".
Una respuesta indirecta al sincero llamado de la gran fotógrafa de Palermo llegó, indudablemente, con las auténticas palabras de Sebastiano Ardita y Nino Di Matteo.
"Debemos ser coherentes y no hipócritas al recordar a Falcone – dijoArdita – La de Giovanni Falcone fue una historia de soledad, de derrotas, de traiciones sufridas dentro y fuera del poder judicial. Tuvo que defenderse del CSM. Fue aislado, calumniado, acusado de construir teoremas, mientras revelaba la relación entre Cosa Nostra y el poder. Se lo acusaba de querer protagonismo, presencia en los medios de comunicación, de colaborar con el gobierno, no fue elegido para el CSM. Sufrió las mismas críticas que hoy sufren los magistrados más expuestos".
"Debemos asegurarnos que, si renaciere, Falcone no se encuentrecon las mismas condiciones. Pero tengo motivos para temer que hoy, con la jerarquía del nuevo ordenamiento, Falcone ni siquiera podría ser lo que era. Esto debemos decir y hacer, si queremos alejarnos de la hipocresía de ciertas conmemoraciones oficiales, a las que algunos de nosotros preferimos no ir más".
Incluso Giovanni Falcone, recordó Nino Di Matteo, "se convirtió en un blanco fácil para los hipócritas respetables que se quejaban de las molestias que las medidas de protección que disfrutaba el juez causaban a los'ciudadanos honestos'. Muchos de ellos hoy fingen honrar a ese juez que, cuando estaba vivo, fue insultado y burlado".
"No me gustan las conmemoraciones retóricas estériles –reiteró el magistrado–. Hay una necesidad de respeto que sólo se alimenta de la memoria y la verdad. El recuerdo de aquellos que no olvidan cómo Giovanni Falcone, antes de ser asesinado en Capaci, fue obstaculizado, aislado y deslegitimado repetidamente, incluso por una parte importante de las instituciones y el poder judicial. La verdad es que, incluso hoy, debemos seguir trabajando para darle un rostro a aquellos que, junto con los mafiosos que ya han sido identificados y condenados en los juicios, probablemente hayan concebido, organizado y llevado a cabo la masacre".
El análisis profundo de Sebastiano Ardita y Nino Di Matteo encarna la esencia de este aniversario. Los indignos ataques contra Di Matteo y su peligroso aislamiento requieren que reaccionemos, que estemos a su lado apoyando firmemente la búsqueda de la verdad, la suya y la de algunos otros colegas. Porque si se repiten otras tragedias, no tendremos justificación. Cumplir con nuestro deber para que nunca vuelva a suceder lo mismo, exigiendo cada día toda la verdad sobre los instigadores externos de las masacres de los años '92 y '93, sigue siendo la mejor manera de recordar el sacrificio de Giovanni Falcone, de su esposa y de los agentes de su escolta.
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Foto de Portada: © Letizia Battaglia