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Por Lorenzo Baldo - 15 de junio del 2020

Es una carta del Premio Nobel de Física, Albert Einstein, de 1940. Pero esas palabras, escritas en la misiva dirigida al filósofo ruso naturalizado estadounidense, Cohen Morris Raphael, siguen siendo muy actuales: "Los grandes espíritus siempre han encontrado la oposición violenta de las mentes mediocres". Sin gran esfuerzo, podemos ver que esa cita es aplicable a un magistrado como Nino Di Matteo, entrevistado ayer por la noche en La7 por Massimo Giletti. Di Matteo es uno de los que rompe las bolas a un sistema de poder – con mil caras, dentro y fuera de las instituciones – que no tolera cuerpos extraños: demasiado irritante para un mecanismo engrasado durante siglos que se reinventa de generación en generación. El ex fiscal en el proceso de la Tratativa es uno de los que molesta a los colegas que están listos para venderse al mejor postor, uno que insiste en creer que la justicia es igual para todos y que incluso los poderosos de turno pueden terminar en prisión, condenados: un loco. Sí, un loco, porque todavía cree en la redención de este desafortunado país que, después de 3 meses de encierro, se despertó aún más bárbaro que antes.

La llamada telefónica en vivo del Fiscal Nacional Antimafia,Cafiero de Raho, al programa de anoche de Massimo Giletti, habla por sí sola. O tal vez podríamos dejar el comentario a Confucio, cuando dijo que "por una palabra, un hombre a menudo se juzga sabio, y por una palabra, a menudo se lo juzga estúpido. Así que tenemos que tener mucho cuidado con lo que decimos".

No estamos aquí para repetir en detalle, por enésima vez, la total inconsistencia de las justificaciones de De Raho para expulsar a Nino Di Matteo del grupo que investiga las masacres, después de la entrevista dada a Andrea Purgatori. En esa ocasión – así como cada vez que el ex fiscal de Palermo intervino públicamente para hablar de masacres o tratativas entre el Estado y la mafia – no se violó ningún secreto instructorio por parte del nuevo consejero del CSM. Ni una sola palabra podía reconducir a la divulgación de ningún secreto investigativo. En el fondo, sólo quedan acusaciones inexistentes. Palabras que humillan la dignidad del propio Di Matteo, pero también la de cualquier persona con un mínimo de inteligencia y sentido común. Si un fiscal nacional antimafia llega a aceptar descuidadamente los lamentos de un fiscal de distrito, que se queja de una inexistente revelación de secreto instructorio, hasta el punto de expulsar al magistrado más preparado en el tema de las masacres político-mafiosas, aparecen inquietantes preguntas. ¿El fiscal nacional antimafia no tuvo la suficiente "muñeca" para silenciar a los colegas de la fiscalía de distrito, destacando la inconsistencia de la acusación? ¿Estaba tan de acuerdo con la acusación hecha por los colegas de distrito que no reflexionó sobre las graves consecuencias de la expulsión de un magistrado condenado a muerte por Cosa Nostra, cuyo plan de ataque, según los investigadores y colaboradores de justicia, aún está en curso? ¿Sufrió alguna imposición institucional? Lo seguro es que permanecen, a modo de "premonición", las intercepciones de Luca Palamara capturadas unos días antes de que Di Matteo fuera expulsado del grupo. Y si nadie duda de la buena fe de De Raho, es seguro no han sido de ninguna utilidad sus explicaciones sobre haber mantenido el lugar disponible durante meses en el "grupo masacres" para Di Matteo, a condición de que este último respete, en el futuro, las reglas de no violar los secretos de la oficina, agregando que Di Matteo había rechazado la oferta.

Por el momento, más allá de los despachos de su oficina del 23 de julio de 2019, en los que de Raho declaraba la "máxima disponibilidad para encontrar una solución", no hay ninguna solicitud oficial suya (archivada en algún registro o enviada a algún correo electrónico institucional) relativa a la solicitud de reincorporación de Nino Di Matteo al grupo masacres. Y, en cualquier caso, incluso si hubiera habido, la justificación de de Raho todavía haría agua por todos lados en cuanto, como señaló en vivo el ex fiscal Antonio Ingroia, no se violó ninguna regla. La justificación de Cafiero de Raho ciertamente no disminuye la presión sobre el peligroso aislamiento del consejero Di Matteo, creada después de su expulsión del grupo. Un aislamiento y una deslegitimación que se acentuaron aún más con la llamada telefónica a Giletti del fiscal nacional antimafia. Quien, para evitar cualquier alusión posible a esa "oposición violenta" de la que habló Einstein, podría – de una vez por todas – cambiar el rumbo. Sólo de esta manera daría un impulso decisivo a la búsqueda de la verdad en las masacres de Estado.

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*Foto de Portada: © Imagoeconomica

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