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Sebastiano Ardita, en la presentación de su libro “Cosa Nostra S.p.A.”

Por AMDuemila-27 de julio del 2020

"Catania es el epicentro narrativo de este libro. Quería contarle a esta ciudad como era en los años 70 y 80. Luego, en cierto punto, empecé a relatar hechos y fenómenos no solo de la mafia, de las guerras de la mafia, sino también de guerras políticas, infiltraciones, colusiones, desilusiones".

Estas fueron las palabras del magistrado y consejero togado del CSM, Sebastiano Ardita, durante la presentación de su libro 'Cosa nostra S.p.A.', realizada en Catania en el patio del Palacio Platamone.

"Luego incorporé referencias de la ciudad en tiempos más recientes", continuó el magistrado "dejando que el lector saque las conclusiones de cuáles son las diferencias, evaluando si, en esas diferencias, las historias de la mafia habían jugado un papel".

Ardita, contando las diferencias con la Catania de los años 70, donde "las tiendas estaban abiertas, la gente iba a mirar, las familias se detenían y el ritmo era muy lento y armonioso" y la Catania actual, donde las personas van solas por la calle "los negocios tienen las persianas cerradas, las ventanas están abandonadas y todos caminan solos mirando el teléfono", aclarando hasta qué punto "este es un cambio importante en la vida de una ciudad. Lo que cambió fue el aporte principal de los cataneses : la actividad comercial".

"Catania es una ciudad en la que se apagó la energía fundamental de sus habitantes, que era la de las pequeñas empresas, porque -explicó el consejero togado del CSM- en los últimos diez años han surgido una cantidad impresionante de híper estructuras de mercado y muchas actividades económicas tradicionales han cerrado".

Desafortunadamente, como también se cuenta en el mismo libro, en Catania "se impuso con violencia una diferente distribución de la riqueza y el trabajo y, de repente, todo cambió. Si no hubiéramos tenido la amarga oportunidad de verificar cómo se produjo este cambio -continuó diciendo Ardita- si no hubiéramos leído los documentos judiciales sobre Cosa Nostra que nos explicaron cómo nacieron los hipermercados, con cuánto "desorden" han surgido, con cuánta concurrencia entre mafiosos y empresarios, nunca hubiéramos entendido lo que sucedió en Catania".

"El tema fundamental", dijo el magistrado, era que en la década de 1980 "había una actitud de contención del fenómeno mafioso porque era visto con una actitud ambivalente: por un lado, era un fenómeno negativo porque estaba vinculado al crimen, pero por el otro fue un fenómeno que alguien pensó que podía manejar en su propio interés. Porque la mafia era un poder en ciertos territorios".

Sebastiano Ardita 2

"Desafortunadamente, la parábola de una mafia que solo dispara se ha convertido en los últimos tiempos en una mala historia, porque esta realidad cambió, incluso dentro de la propia Cosa Nostra", dijo Ardita.

"Dado que se ha ganado mucho dinero sucio y las familias están organizadas con estructuras particulares, alguien pensó que podría cortar el cordón umbilical con la parte militar de la organización y transformar a Cosa Nostra en Cosa Nostra S.p.A., una realidad dedicada a la reinversión, a las relaciones importantes", continuó.

"Por otro lado, la mafia es esta: la relación entre el crimen de élite y el poder. El crimen, las actividades ilegales, en todas las áreas del territorio están organizadas en redes, no todas las redes son mafiosas, pero convergen hacia una cumbre, la síntesis de esta cumbre es la mafia: el sujeto que interactúa con el poder. Creo que, en los últimos tiempos, describir a la mafia como un fenómeno que solo dispara, ha servido a muchos para silenciar a aquellos que quieren revelar las relaciones más importantes, esas que alimentan el fenómeno y lo ligan al poder y, por otro lado, para abandonar en el limbo a los barrios en los que se forman las tristes e incómodas realidades, que sirven para mostrar a Cosa Nostra de manera militar".

"Entonces, se puede arrestar a uno, dos o cien de estos asesinos sin que se combata a la mafia", aclaró el consejero togado del CSM; "se desarma una terminal que usan las redes criminales, pero eso no es suficiente para decir que la batalla contra la mafia ha sido ganada. Detrás de esta hipocresía hay mucha historia, hay carreras, hay una forma de lucha contra la mafia, hay buenos magistrados que se encargan de capturar a quienes llevan a cabo una actividad criminal y hay algunos otros que son considerados malos porque también se ocupan de las relaciones de la mafia con el poder, que son las más incómodas y que afectan los equilibrios importantes e institucionales". Son magistrados "que ven la verdad y buscan justicia".

"Todos los fenómenos criminales organizados están hechos de historias de personas y las historias de personas, comunidades e incluso sociedades desviadas están sujetas a hechos históricos", continuó el magistrado: "y todos sabemos que no hay nada nuevo en la historia, sino solo la reelaboración de hechos que ya han sucedido en forma general. Entonces el peligro siempre está presente".

De hecho, Ardita recordó las declaraciones del arrepentido Galatolo, previamente mencionado por Nino Di Matteo, aclarando que "el explosivo ya había llegado a Palermo y era para Nino Di Matteo". Por eso "nos enojamos por la excarcelación de los mafiosos: no es que lo hayamos hecho porque no nos gustan ciertas decisiones de la administración penitenciaria, lo hicimos porque existe un peligro real de reorganización militar de Cosa Nostra. Todo lo que se ha determinado en términos de equilibrio entre el Estado y la mafia, respecto a las que puedan ser formas de ataque al Estado, es un equilibrio que vive en las variables, pero si alguna de esas variables salta, salta todo, salta el equilibrio. De ahí que el riesgo de los 250 miembros de la mafia liberados sea enorme, porque hay jefes de familias mafiosas que han salido de la prisión. Hay que mantener los ojos abiertos".

"La mayor amargura que tuvimos en los últimos años es la de haber visto, junto con formas importantes de compromiso cultural contra la mafia entendida también como una relación con el poder, a otra antimafia que ha pretendido convertirse ella misma en poder, en clara contradicción con sus objetivos", continuó el consejero togado del CSM.

"Esta forma de entender la antimafia necesita hoy dos elementos fundamentales. Un elemento de atención sobre cuáles son las dimensiones reales del fenómeno: ya no hay tiempo para proclamas, afirmaciones y pronunciamientos de leyes que agraven el 41bis, que aumenten las penas por crímenes y luego cedan ante una banalidad, como una cuestión referida a una pandemia. Cuando todos los ciudadanos son obligados a estar en casa para limitar el contagio, los presos del 41 bis salen y van a una zona roja para ser curados. Estos son los absurdos de un sistema que evidentemente está cediendo desde los cimientos, de un sistema que se ve erosionado por una fuerza garantista, pero que realmente no garantiza. Porque el garantismo es otra cosa: es el respeto de los derechos y la civilización del castigo, es una parte del estado de derecho”.

“Creo que cuando se trata con estos fenómenos no se puede tener una actitud hipócrita y despectiva y no se puede considerar a la mafia como un fenómeno sórdido y miserable relegado a ciertos nombres y a ciertas familias y, sobre todo, confinado dentro de ciertos vecindarios, porque la mafia que nosotros conocemos, la de Catania, es una mafia que se ha alimentado de relaciones con el poder y de la incapacidad de las instituciones de todo el mundo, que no quieren tomar conciencia de esta relación. En cambio, es necesario tener una perspectiva diferente que a veces falta y que veo cada vez más en esta ciudad".

"Todavía tengo esperanza", dijo el magistrado: "Catania es una ciudad culturalmente viva, que ha entendido que el problema no es la marginación de los barrios. Entendió que para resolver el problema hay que ingresar a estos vecindarios, mirar a estas personas y dejar en claro que no hay una ciudad buena y una ciudad marginada que crea problemas, que hay un mundo único en el que están los que han tenido la suerte de crecer en una familia burguesa y otros que viven en realidades marginadas de las que se alimenta el mecanismo mafioso".

"El objetivo en este momento es ingresar a estos vecindarios de una manera diferente, con la actitud de los que quieren redimirse y superar esas barreras, de los que quieren enfrentarse a niños que han crecido con el papá en prisión y que solo ambicionan ser rescatados, atendidos y escuchados antes de que se conviertan en delincuentes para la Catania buena", concluyó Ardita.

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*Fotos de Jacopo Bonfili

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