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En Agrigento, Italia, se recordó al juez Rosario Livatino

Por Giorgio Bongiovanni y Aaron Pettinari-19 de septiembre del 2020

Han pasado treinta años desde que el juez Rosario Livatino fue asesinado en la vieja Carretera Estatal 640, cerca de Canicattì, cuando se dirigía a los tribunales de Agrigento. La conmemoración se realizará el lunes 21, pero hoy la seccional Agrigento de la Asociación Nacional de Magistrados quiso recordar al magistrado con una conferencia sobre el tema “El rol del poder judicial 30 años después del asesinato de Rosario Livatino”. Un evento significativo que contó con la presencia de importantes invitados como el presidente de la Cámara de Diputados, Roberto Fico, el cardenal Francesco Montenegro, el consejero del CSM Antonino Di Matteo y el fiscal de la República Luigi Patronaggio, y que fue moderado por la periodista Elvira Terranova. Una oportunidad para recordar y, al mismo tiempo, hacer un balance de la situación de la justicia y de la lucha contra la mafia, a partir del ejemplo de quienes, como Rosario Livatino, con su sacrificio han trazado un camino claro a seguir en el compromiso diario de los que quieran ser magistrados.

"Livatino desempeñó su función durante 11 años. Fue un magistrado que encarnó la forma más virtuosa de ser magistrado -recordó Nino Di Matteo- inspirado y caracterizado por la atención a la autonomía e independencia con el fin primordial de aplicar la Constitución. Es un ejemplo para todos los que llevamos a cabo esta función".

 

"Hace ya 36 años nos indicó el camino a seguir, hablando de un juez capaz de condenar, pero también de comprender -agregó el Fiscal General de Agrigento, Luigi Patronaggio- Livatino a pesar de ser religioso respetaba al Estado laico". Patronaggio, que en su discurso leyó pasajes de los escritos del juez, sobre quien se está realizando una evaluación de beatificación, destacó que Livatino estaba "lejos de las cenas elegantes". Una forma de señalar de inmediato la diferencia con respecto a lo surgido en el escándalo del caso Palamara que destrozó al Poder Judicial, golpeando también al corazón del órgano de autogobierno del CSM.

"¿Cuán lejano está el ejemplo y el comportamiento de Rosario Livatino de los mensajes de texto de Palamara publicados por el CSM? -se preguntó Patronaggio - El poder judicial italiano precisa una verdadera revolución moral, necesaria para recuperar autoridad y prestigio". Y luego agregó: "El Poder Judicial atraviesa un momento de gran crisis, determinada por dos hechos graves. Primero el caso Saguto y luego el caso Palamara. Ha surgido una transversalidad del clientelismo en la que la función judicial no ha representado el baluarte de la democracia y la libertad y respondió a una lógica empresarial. Las encuestas muestran que la confianza en el poder judicial está en su punto más bajo, hemos vuelto a un contexto gris y opaco que parecía pertenecer al pasado. Es un daño grave para todos nosotros, para la honestidad y para la gente honesta a la que debemos servir. Entonces ¿qué mejor ocasión que el recuerdo de Rosario Livatino para iniciar una revolución moral que devuelva la credibilidad y la autoridad al poder judicial?".

"Probablemente hoy el Poder Judicial se haya alejado de ese dibujo diseñado por la Constitución según el cual los magistrados son todos iguales y se distinguen sólo por las funciones que desempeñan. Y debe haber independencia interna, entendida como la autonomía del magistrado respeto a las opiniones de sus superiores, y una externa, entendida como la autonomía de cualquier forma de poder económico y político. Debemos volver a esa figura que tiene como único propósito ofrecer un servicio al ciudadano -agregó- Hoy seguimos el modelo de la carrera judicial y la búsqueda de poder, por eso creo que la verdadera reforma del Poder Judicial es la moral y debe venir de adentro”.

"La combinación ganadora es: autoridad y profesionalismo. No hay otra forma que sacudirnos y dar una señal a todos para que vayan en esta dirección".

Pero la mesa redonda fue también una oportunidad para reflexionar sobre el "estado actual" de la lucha contra la mafia, lejos de ser derrotada a pesar de las masacres y delitos.

La política ausente y la delegación al poder judicial

Sobre este punto, Nino Di Matteo, en su discurso, destacó los temas más críticos: "En muchos sectores se intenta transmitir el mensaje de que el Estado ha ganado, pero tengo crecientes dudas sobre la voluntad real del Estado de combatir al sistema mafioso para ganar en todos los frentes y erradicar definitivamente el fenómeno". Luego prosiguió: "Durante demasiado tiempo, en mi opinión, la política ha renunciado a ejercer su derecho de asumir el protagonismo en la lucha contra la mafia. No puede bastar ni ser suficiente una policía que, respetando correctamente el trabajo del poder judicial, se limite a decir 'estamos esperando el resultado de las sentencias'. Es necesaria una política activa, que actúe como lo hizo Pío La Torre, quien tuvo el coraje de denunciar hechos de alto nivel y connivencia entre la mafia y círculos de poder incluso antes de que los hechos ingresaran en los informes policiales. En la actualidad, se ha delegado en el poder judicial una lucha que debería ser la prioridad absoluta para cualquier gobierno, de cualquier color. Durante demasiado tiempo, la política ha abandonado la ambición de arrojar luz sobre las masacres y los homicidios excelentes por temor a que se esclarezcan escenarios y responsabilidades de sujetos ajenos a Cosa Nostra, que inspiraron y contribuyeron a la realización de esos hechos de extrema gravedad".

La mafia hoy

Luego Di Matteo continuó su discurso haciendo referencia al contexto que condujo al asesinato del juez Livatino, recordando que "la nuestra es la única mafia en el mundo que ha logrado llevar a cabo una estela de masacres y delitos excelentes que no han involucrado sólo a magistrados y altos mandos, carabineros, policías estatales y policías penitenciarios, sino también a políticos de alto nivel, representados por partidos de gobierno y oposición, médicos, empresarios, periodistas y sacerdotes".

Luego recordó que entre las peculiaridades de Cosa Nostra se encuentra la "estratégica capacidad política que la organización mafiosa siempre ha demostrado, por un lado, con la capacidad de interesar y mantener relaciones con el poder oficial, y por otro con la capacidad de condicionar en los altos niveles las opciones políticas".

El consejero togado recordó las sentencias firmes (desde la de Andreotti hasta la de Dell'Utri, pasando por las de las masacres) pero también las de los juicios aún en curso que, sin embargo, han "demostrado los hechos", como el de la Tratativa Estado-Mafia.

Precisamente a partir de esto destacó que "se ha levantado una campaña de desinformación sobre estos temas porque el muro de goma en ciertos asuntos es conveniente. Es mejor creer que la mafia es sólo una operación de baja carnicería social. En realidad, se abandonó deliberadamente la idea de arrojar luz sobre las masacres por temor a que emergiera el contexto real que inspiró esa temporada".

livatino busto agrigento

El rescate del poder judicial

Di Matteo afirmó enérgicamente el rol del Poder Judicial de haber sido "un puesto de avanzada en la lucha contra el crimen organizado, el terrorismo y la defensa de la Constitución".

"En todos los niveles -continuó- especialmente nosotros, los magistrados, tenemos la gran responsabilidad de sofocar cualquier peligro de retorno al pasado, a esos contextos en los que las masacres y los delitos excelentes encontraron terreno fértil. Y, por tanto, debemos rechazar la tentación, siempre rastrera, del olvido y el decaimiento de la lógica en el quieto vivir de la falsa eficiencia burocrática".

Posteriormente, el consejero del CSM volvió a hablar de la emergencia en la que está involucrado el Poder Judicial con el caso Palamara: "Nos encontramos en un contexto de opacidad que creíamos pertenecía al pasado, ahora sólo tenemos que reaccionar con orgullo para devolver la credibilidad –dijo-. Lo que surgió en las últimas indagatorias deberíamos haber tenido el coraje de denunciarlo antes, sin hipocresías. No debemos ser hipócritas. Desafortunadamente, constituyen un cuadro claro, pero por suerte muy parcial, de una patología que corre el riesgo de socavar no sólo el sistema de autogobierno de la magistratura, sino el de todo el poder judicial. Es una enfermedad que se ha extendido como un cáncer con prevalencia del clientelismo, con pertenencias a corrientes o consorcios, en forma lateral a la política. Un colateralismo que, en mi opinión, no es el de quienes afrontan la política participando en debates organizados por partidos o movimientos políticos. Y tampoco el de quien, en un cierto punto, decide seguir una carrera política o dejar la toga para desempeñar un papel político. Ese no es el problema. La garantía política más perniciosa y peligrosa para un magistrado es la que hace que un Fiscal de la República, o un fiscal o un juez evalúen no la conformidad de su disposición o acción, sino la de la oportunidad política. Por lo cual tal vez, en un momento determinado, se considere que no se debe realizar ni profundizar una investigación específica porque alteraría los equilibrios políticos que se han consolidado hasta ese momento".

El magistrado recordó entonces el ejemplo, durante el proceso de la Tratativa Estado-Mafia, en la que algunos colegas, al evaluar la acción de interrogar al entonces Jefe de Estado, le dijeron que dicha medida "no era oportuna".

Ante los escándalos que socavaron la credibilidad de la magistratura, Di Matteo se mostró optimista, sin embargo, ante la posibilidad de que, en este momento, tengamos "que empezar de nuevo, con un nuevo espíritu, para cambiar antes que los demás se muevan con la intención no disimulada de modificar las reglas y orientarlas hacia una reducción de la autonomía e independencia del poder judicial". Una acción que pasa por la "responsabilidad y el coraje". Y finalmente recordó que "no será sólo a través de las nuevas leyes, aunque sean las más adecuadas, que se podrán remediar los fenómenos de consorcios, cooptaciones desde arriba y, en definitiva, de la ocupación real de las instituciones por personas que no cumplen su función con dignidad y honor, como prescribe la Constitución. Incluso la mejor de las reformas del sistema de nombramiento de los miembros del CSM no serviría de nada sin un cambio ético, individual y de cuerpo, en el Poder Judicial". Luego concluyó: "Las figuras de Rosario Livatino y Antonino Saetta (en unos días será el aniversario de su homicidio, ndr) son el punto de referencia y de apoyo de ese cambio que necesitan desesperadamente no sólo el Poder Judicial sino todas las instituciones del país, sin el cual estamos destinados a degradar nuestra libertad y nuestra democracia".

di matteo agrigento 2

Las valoraciones de la CEDH

El cardenal Francesco Montenegro también se refirió al valor de Livatino. No solo reiteró que "el proceso de beatificación de Rosario Livatino está en marcha", sino que también afirmó que "la independencia del juez, siguiendo el ejemplo de Livatino, debe lograrse mediante un comportamiento consistente e independiente incluso fuera de las salas de audiencia, en la vida social y en la elección de las amistades". Y el presidente de la Cámara de Diputados, Roberto Fico, en su introducción, también destacó las peculiaridades del juez ("Tenía sentido de las reglas, de la justicia y de la legalidad. Es un ejemplo que todos debemos seguir. El Estado necesita hacer cumplir las reglas y hay que empezar por cada ciudadano").

El último tema abordado, a pedido específico de la periodista Elvira Terranova, fue la noticia del permiso otorgado a Giuseppe Montanti, uno de los instigadores del asesinato de Livatino, por el Juez de Vigilancia de Padua. "El juez actuó legítimamente, en línea con las indicaciones del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y del propio Tribunal Constitucional, pero el verdadero problema es si estamos en condiciones de permitirnos ese paso -comentó Patronaggio- La mafia sigue ejerciendo, se ha dicho, una forma de condicionamiento de toda nuestra vida democrática. En Estrasburgo lo ven diferente, tienen una mayor distancia... probablemente el olor a TNT de Capaci no llegue a Estrasburgo...". Y finalmente concluyó: "La disociación no es suficiente, pero es necesario participar activamente en un proceso que conduzca a la derrota de Cosa Nostra. La Iglesia Católica quiere un arrepentimiento laborioso, y si la Iglesia lo quiere, creo que nuestra conciencia también lo quiere". De la misma idea es Di Matteo, quien luego de la conferencia, hablando con los periodistas, reiteró: "Respeto las decisiones de la Corte Europea, pero quizás el gobierno italiano debería ser capaz de explicar que uno permanece afiliado a la mafia para siempre. Sólo se sale muriendo o arrepintiéndose, no basta con portarse bien en la cárcel, como hizo Montanti".

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*Fotos: © ACFB

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