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Por Karim El Sadi - 3 de noviembre de 2020

En huelga de hambre desde su arresto, los médicos dicen que podría morir en cualquier momento.

A las pocas personas a las que se les permitió visitarlo en el hospital les dijo claramente: "No tocaré la comida hasta que esté en mi casa. Es mi voluntad y no la romperé". Maher al Akhras (49) es la típica representación del palestino medio sobre el que Israel ha tratado de imponerse, en vano, durante más de 70 años: valiente, terco, orgulloso e incansablemente decidido. Hoy, Maher, originario de Silat al-Dhahr (Jenin), pasó su centésimo día sin comer en la clínica de la prisión de Al Ramlah a dónde fue trasladado. De hecho, el hombre ha estado en huelga de hambre desde el día de su arresto, el 7 de agosto del 2020. Los motivos de su protesta son simples, y para quienes saben un poco sobre la causa palestina, lamentablemente, son bien conocidos.

Maher lleva 100 días sin comer porque está en contra de la política ilegítima e ilegal israelí y, sobre todo, porque está en contra del régimen de detención administrativa al que ha sido sometido desde que el ejército israelí le puso esposas en las muñecas. La detención administrativa es una práctica generalizada en Israel y está reservada a los presos palestinos, por lo que se la define como "apartheid". Es una medida de restricción de la libertad individual, en total violación de la IV Convención de Ginebra, aplicada sin cargos, sin proceso judicial y utilizada por las autoridades israelíes para obtener información de los presos, a menudo mediante tortura física y psicológica. La detención administrativa puede prolongarse indefinidamente, a menudo durante meses y, en algunos casos, incluso años, sin que se informe al detenido de los motivos de su detención. Maher, de hecho, no sabe por qué fue arrestado y sobre todo no sabe cuándo será liberado. Maher solo sabe que le queda poco tiempo de vida (en el momento de redactar este artículo, quien escribe no sabía si el preso podría llegar a los 100 días de huelga).

"Según la literatura médica, está en la categoría de muerte clínica", dice la abogada Ahlam Hadad, citando las palabras del médico. "La muerte se acerca, es sólo una cuestión de cuándo llegará". Sus condiciones de salud, como se dijo, son lamentablemente muy graves. Maher al Akhras ya no puede moverse debido a la pérdida de muchos líquidos y sales. Sufre de migrañas constantes. El sentido del oído y el habla se vieron afectados negativamente. Se han registrado daños en varios órganos de su cuerpo, como los riñones, el hígado y el corazón, por lo que su vida corre riesgo de muerte súbita.

CIEN DIAS SIN COMER LA PROTESTA DE MAHER CONTRA ISRAEL 2

También sufre, dicen los médicos, fatiga y estrés severos, dolores en las articulaciones, abdomen y estómago y dolores de cabeza permanentes, así como pérdida de peso y trastornos del equilibrio. Todos los síntomas son provocados por la interrupción de las comidas que el preso se ha impuesto desde hace más de tres meses.

Maher yace en la cama, custodiado por agentes de seguridad israelíes. Inmóvil, es fotografiado y lanza unas palabras a la prensa con sumo esfuerzo. Su hija Tuqa, de 6 años, solo pudo abrazarlo nuevamente la semana pasada, no lo había visto desde el día de su arresto y no sabe cuándo lo volverá a ver, ni si lo volverá a ver. "Papá no está bien", les dice la niña a los periodistas, sosteniendo una fotografía de su padre en sus manos. "Quiero que coma, pero con nosotros, no con ellos (los soldados israelíes, ndr). Quiero que vuelva a casa ahora".

Pero Israel no consiente su liberación. La semana pasada, la Corte Suprema de Israel rechazó otra solicitud de liberación de sus abogados. Las autoridades israelíes ignoran categóricamente todas las solicitudes presentadas y, sobre todo, ignoran la creciente presión internacional y las campañas sociales de los grupos pro palestinos, incluidos los Jóvenes Palestinos de Italia que han lanzado una iniciativa en Instagram.

Nadie llegado a este punto, exhausto y con la posibilidad concreta de dejar a su esposa e hijos para siempre, continuaría con esta protesta civil. Sin embargo, Maher no se desanima, no le teme a Israel y no le teme a la muerte. Quiere irse como mártir y lo hace porque pretende dar voz a los otros 450 palestinos que están tras las rejas, en detención administrativa como él. Entre los cuales, es bueno recordar, hay muchos muy jóvenes que no han cumplido los 18 años. "Esta huelga es en defensa de cada prisionero palestino, es en defensa de mi pueblo que sufre por la ocupación. Y mi victoria en esta huelga es una victoria para los prisioneros y mi pueblo palestino", le dijo al-Akhras a su abogada Ahlam Haddad desde su cama del hospital, retorciéndose de dolor. "Mis únicas condiciones son la libertad o la muerte". "O vivo libremente con mis hijos o seré asesinado en nombre de la falsa justicia".

Que Maher va a salir de este estado de detención ilegal es seguro. Pero le toca a la comunidad internacional, a la sociedad civil, a los medios de comunicación, a los gobiernos, intervenir para que pueda salir de pie y vivo, no supino, muerto y cubierto por el blanco velo de la indiferencia.

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*Foto de Portada: www.antimafiaduemila.com

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