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Entre "zonas grises" y autores ideológicos externos

Por Giorgio Bongiovanni y Luca Grossi-14 de noviembre del 2020

El ascenso de Cosa Nostra, el ataque al Estado, las masacres, los delitos excelentes, los juicios, la búsqueda de autores y cómplices externos y el riesgo de bajar la guardia en la lucha contra la mafia, fueron algunos de los temas que, ayer por la mañana, abordó Luca Tescaroli, fiscal adjunto de Florencia, quien participó en forma virtual del festival LegalItria, creado, dirigido y organizado por la Società Cooperativa Radici Future Produzioni, con la dirección artística de Leonardo Palmisano, puesto en escena online del 9 al 14 de noviembre.

En la presentación del libro "Obietivo Falcone", publicado por Editorial Rubettino, el magistrado que a lo largo de su carrera se ocupó precisamente de investigaciones y juicios sobre la masacre de Capaci, de los autores ideológicos ocultos, del fallido atentado en Addaura y también del homicidio del banquero Roberto Calvi, brindando un panorama general del período de las masacres, destacó que el fallido ataque a Giovanni Falcone en 1989, fue un momento clave: "El ataque a Addaura es el comienzo del fin de los corleoneses. Riina y compañía, que querían esas masacres, paradójicamente comienzan con un ataque fallido. Hay un hilo conductor que parte de ahí y luego recorre toda la temporada de masacres que va del '92 al '94".

Al responder a las preguntas del periodista Mario Pagano primero, y luego a las de los jóvenes estudiantes que intervinieron, subrayó que en nuestro país suele haber una tendencia a "concentrar la atención en lo que no se ha hecho olvidando todo lo que se hizo". Sin embargo, respecto a los años de las masacres, afirmó que se ha realizado un gran trabajo con "resultados verdaderamente extraordinarios".

Entonces recordó las 37 condenas definitivas y las 24 cadenas perpetuas ("Quizás el resultado más significativo en la lucha contra el crimen mafioso desde el Maxiproceso en adelante") respecto a la masacre de Capaci, con la identificación de los miembros de la comisión provincial y regional de Cosa Nostra, los llamados cuerpos dirigentes de la organización mafiosa: desde Totò Riina a Benedetto Santapaola, pasando por Giuseppe Madonia y Mariano Agate, por solo nombrar algunos. Un resultado nada despreciable si, como recuerda el magistrado de la Fiscalía de Florencia, se piensa que "en un país como el nuestro, donde las masacres quedan impunes muy a menudo, en este caso tienen culpables y, sobre todo, se han averiguado los motivos de las mismas". Al mismo tiempo sostuvo que "es cierto que existen zonas grises, en relación a las cuales es necesario seguir trabajando e investigando a pesar de las dificultades derivadas del paso del tiempo".

Durante su intervención Tescaroli trató de dar respuesta a dos de las principales preguntas que giran en torno a la temporada de masacres: el motivo por el que hubo una aceleración luego de Capaci que llevó a Cosa Nostra a matar sólo 57 días después al juez Paolo Borsellino en via D'Amelio y por qué, en un momento histórico dado, el del 1994, se interrumpió el proyecto de masacres.

Tras el atentado del 23 de mayo de 1992, en el que murieron Giovanni Falcone, su esposa Francesca Morvillo y los hombres de la custodia "el factor que nos lleva a cuestionarnos sobre lo sucedido es una frase que dijo el colaborador de justicia Salvatore Cancemi: 'Riina fue llevado de la mano para hacer las masacres', ya sea desde el punto de vista operativo como desde el punto de vista del momento oportuno. En esa época nos preguntamos por qué había que matar a Borsellino tan rápido". La respuesta vino con las diversas investigaciones y procesos que se han ido dando a lo largo del tiempo. Tescaroli recordó las sentencias, algunas de las cuales incluso ya se han vuelto definitivas "que reconocen que hubo contactos y tratativas entre los líderes de la organización, Salvatore Riina y Bernardo Provenzano y hombres de las instituciones, miembros de las fuerzas del orden que interactuaron con la mafia tratando de entender qué querían para no seguir adelante con las masacres".

En este punto también es posible recordar la sentencia de primer grado del juicio de Palermo sobre la Tratativa Estado-mafia, que el 20 de abril de 2018 culminó con la condena del jefe corleonés Leoluca Bagarella junto con el médico de confianza de Totò Riina, Antonino Cinà, los oficiales del ROS Antonio Subranni, Mario Mori y Giuseppe De Donno, y el ex senador de Forza Italia, Marcello Dell'Utri, por ataque al cuerpo político del Estado.

En el contexto de la masacre, Tescaroli señaló entonces: "Una iniciativa que tuvo solicitudes de la organización (Cosa Nostra, ndr) en términos de: ablandamiento o revocación del régimen penitenciario duro, del 41 bis, cancelación de la cadena perpetua, no aplicación de las medidas que prevén el decomiso de los bienes de la mafia y, ya el hecho mismo de interactuar sin el consentimiento de la autoridad judicial y ciertamente más allá de la trascendencia criminal que puedan tener estas conductas, es en todo caso un signo de debilidad del Estado, porque en lugar de neutralizar el avance del oponente, se decide de alguna manera discutir con él". Es así que el Estado cometió el primer error, reconociendo, de hecho, a Cosa Nostra como un igual.

Los altos mandos que iniciaron ese diálogo con Vito Ciancimino (ex alcalde mafioso de Palermo) siempre se justificaron afirmando que la tratativa tenía como objetivo detener las masacres y salvar vidas, pero sucedió lo contrario con Cosa Nostra, que recibió el mensaje de que, de alguna manera, las bombas pagaron. "En las relaciones con la mafia –continuó Tescaroli– y con Cosa Nostra y los corleoneses en particular, no puede haber convivencia, no puede haber ninguna forma de relación porque así se sigue el juego del oponente. La lógica de la convivencia no puede impregnar la lucha, debe haber una espada desenvainada, un enfrentamiento continuo, inquebrantable".

El ataque al Estadio Olímpico ¿el último acto?

Posteriormente Tescaroli recordó que Cosa Nostra había planeado "el golpe de gracia" cuando, a finales de enero de 1994, se planeó un nuevo ataque, esta vez en el Estadio Olímpico de Roma, con el objetivo específico de matar al mayor número posible de carabineros. El ataque falló debido a un problema técnico del detonador y nunca se repitió. "¿Por qué ese ataque nunca se repitió? -preguntó el fiscal adjunto- El 16 de marzo de 1994 hubo elecciones, el marco político institucional cambió y la masacre cesó. Luego es necesario entender si este cambio institucional fundamenta, en alguna medida, la decisión de no repetir el ataque, o si en cambio este cese de acción está ligado a razones de otro tipo, a motivos internos de la organización o a que pocos días después, el 27 de enero, se produjo la detención de los hermanos Graviano. Un arresto que, hasta cierto punto, alteró los programas y los proyectos. Aunque debemos tener en cuenta que Matteo Messina Denaro siempre estuvo libre, un sujeto que sigue prófugo desde entonces".

Para responder a estas preguntas, actualmente están trabajando varios fiscales (Florencia, Reggio Calabria, Caltanissetta y Palermo) con la coordinación de la Fiscalía Nacional Antimafia. Investigaciones que también tienen como objetivo comprender cuál fue la participación de sujetos ajenos a Cosa Nostra, no solo en el plano deliberativo sino también a nivel ejecutivo de las masacres.

Las investigaciones sobre el rol que jugaron los servicios de seguridad en los diversos atentados han sido varias. Respondiendo a una pregunta sobre este punto Tescaroli, que en Florencia se ocupa precisamente de las masacres de 1993, recordó que "en la masacre de Capaci, la hipótesis que se formuló fue precisamente esa, la de la ubicación, en Roma y Palermo, de efectivos en distintos puntos de la ciudad. La hipótesis de que hubo una persona ubicada en Roma, no encontró confirmación en las sentencias que se dictaron, porque el imputado que se creía que estaba en la capital fue posteriormente absuelto. Y, por tanto, no hubo pruebas de que realmente accionara el control remoto, como declaró el propio Salvatore Cancemi, quien se acusó a sí mismo de la masacre. Sin embargo, hay que decir que hay una serie de pistas que nos llevan a pensar que pudo haber existido esa colaboración (de los Servicios), pero no hay sentencia que lo declare, que lo acredite. Entonces –explicó– sigue siendo una hipótesis de trabajo y no puedo dar más indicaciones al respecto".

Con respecto al riesgo de que hoy se subestime el fenómeno mafioso y la posibilidad de nuevos ataques, Tescaroli recordó que "es innegable que la población, la gente, pero también la sensibilidad institucional, están fuertemente condicionadas por los hechos de sangre. A partir del '94 es un hecho que no se han realizado más atentados que hayan golpeado el corazón del Estado y, en consecuencia, el empuje emocional y la sensibilidad al problema han disminuido". También porque "la misma organización que concibió y llevó a cabo los atentados, Cosa Nostra, es la única asociación en nuestro país que ha realizado atentados de este tipo y ha adoptado una técnica de sumersión basada en la connivencia. Otras organizaciones, como la 'Ndrangheta, que participó en la estrategia de masacres, también adoptaron una metodología operativa similar porque saben que solo cuando fluye la sangre el resto se da cuenta de que existe el crimen mafioso". Sin embargo, según el magistrado, no se debe olvidar que en los últimos años "se pensó en realizar ataques a miembros de la policía y a magistrados. Por ejemplo, estoy pensando en el proyecto de ataque contra el Dr. Antonino Di Matteo y, por tanto, sigue existiendo un peligro importante".

Según Tescaroli, siempre es necesario estar atento a los momentos que puede atravesar el país en cada etapa de la historia ("Las condiciones de inestabilidad política institucional, como las condiciones de incertidumbre, son terrenos fértiles para quienes, como la organización mafiosa Cosa Nostra, han intentado llevar adelante una estrategia muy precisa. Siempre que exista debilidad por parte del Estado existe la posibilidad de intervenir también para dirigir la vía política institucional. Por eso es deseable que existan gobiernos que, durante el período previsto por la ley, puedan ejercer su poder y demostrar su autoridad"). Además, el Estado debe ser consciente de que la lucha contra la mafia "no está ganada". "Los resultados son extraordinarios –reiteró– pero es necesario continuar de manera incesante. Porque sólo así se puede superar la derrota, basta quererlo, basta estar unidos y que haya determinación por parte de todos y no sólo por el lado represivo".

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Foto © Imagoeconomica

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