Más allá de la broma hecha por alguien que es verdaderamente un imputado, no parece que el senador esté del todo tranquilo. Aun siendo escoltado por un colegio de defensores que parece un pelotón de ejecuciones, también para él hay “una espera”. Que no puede dejarlo indiferente. Las audiciones de Cosimo Lo Nigro y de los hermanos Giuseppe y Filippo Graviano llegan en extremis, en un proceso que estaba casi por concluirse. Éstos últimos, así como ha sido sancionado en la sentencia de I ° grado, que ha condenado a Dell’Utri a 9 años por concurso externo en asociación mafiosa, son viejos conocidos del senador imputado. Y sobre éstas “amistades peligrosas” se basaría una parte de la llamada “negociación” mafia-Estado impregnada de la sangre de los atentados del ’92 y ’93. Las violentas polémicas políticas que estallaron al día siguiente de las declaraciones de Gaspare Sapatuzza, están ligadas justamente a sus declaraciones que involucran a Dell’Utri y a Berlusconi con los hermanos Graviano.
Se trata de declaraciones que ya en las actas de interrogatorio no han sido confirmadas por Filippo Graviano, pero que de forma totalmente “revolucionaria” para la historia de Cosa Nostra, ha afirmado “respetar” la “elección” de Gaspare Spatuzza, sin atacarlo nunca ni decir que era un infame. Una novedad absoluta y sobre todo una “señal” sin precedentes.
Entre los abogados presentes se encuentra el histórico abogado de Totò Riina, Cristoforo Fileccia, que seguidamente sería indicado por
El abogado Mormino se juega la carta del reenvío de la audiencia de los Graviano ya que habrían sido escuchados nuevamente por los fiscales florentinos, después de la declaración de Spatuzza y faltarían las actas relativas. Por lo tanto se asiste a la usual escenificación de quien tiene todo el interés de hacer desviar las audiencias para poder tomar tiempo. La corte se retira a la cámara de consejo para deliberar la decisión en mérito. En el intervalo Dell’Utri es asediado por los micrófonos y las cámara fotográficas. Es su momento para llorar miseria. En sus palabras una clase de desesperación de un hombre “perseguido”. Pero también la rabia. Como cuando alza la voz diciendo que no está hecho de “hierro” o de “madera” y que ya no soporta más escuchar siempre las mismas historias sobre Mangano. Una lástima que sobre esas historias estén basados capítulos enteros de la sentencia en I° grado que lo ha condenado. Regresa
El Fiscal Gatto comienza con las preguntas preliminares. Filippo Graviano no se hace rogar, pero es evidente que no será él quien dé un vuelco al proceso. Si por una parte cuenta sus aspiraciones a la “legalidad”, por un lado ya experimentadas en la cárcel en estos últimos años, por el otro es inamovible en el subrayar que no recuerda los pasajes más significativos de las declaraciones de Spatuzza relativos al encuentro de éste último con Pier Luigi Vigna. Hasta negar con firmeza las declaraciones a él atribuidas por Spatuzza, en las cuales se traslucía una hipotética propensión de Filippo Graviano a poder hablar con los magistrados “si no llega nada de donde tiene que llegar”. El ex boss de Brancaccio no titubea en absoluto en remarcar de no haberse esperado nunca nada de nadie. “¡Por mis elecciones – subraya Graviano – decido yo, ni Spatuzza, ni mi hermano!” El único pasaje fuera de lo sembrado, llega cuando Filippo Graviano habla de la carta que escribió en el 2002 al fiscal adjunto de Palermo Sergio Lari, en la cual le manifestaba su “disponibilidad” para ser interrogado para aclarar su posición. Es el presidente de la sección penal Claudio Dall'Acqua, quien cierra la audiencia con un par de preguntas secas. “¿Conoce usted a Marcello Dell'Utri?", el senador parece contener la respiración. Transcurre una fracción de segundo. “No”, responde Filippo Graviano. El rostro de Dell'Utri no lo traiciona con ninguna reacción. “¿Alguna vez ha tenido relaciones con Marcello Dell'Utri?", insiste el presidente “Absolutamente no” reafirma el ex boss de Brancaccio después de un imperceptible momento de reflexión. “¿Ha tenido alguna vez relaciones indirectas con Marcello Dell'Utri?", concluye Dall’Acqua “No” y esta es la última respuesta de Filippo Graviano. La máscara de Dell'Utri permanece impasible. Se cierra la conexión de video. Otra pausa.
Una nueva aglomeración alrededor de Dell'Utri, que evidentemente se ha librado de un peso, con un aire “sabio” define a Filippo Graviano como un verdadero arrepentido que se encamina hacia un probable arrepentimiento, al contrario que el “falso” Gaspare Spatuzza. A la pregunta de si alguna vez aceptaría una confrontación con Massimo Ciancimino para discutir sobre ciertos temas, el senador responde con sarcasmo: “¡¿Pero qué dice?!...¡¿Pero quién conoce a Massimo Ciancimino?! ¡¿Pero qué confrontación?!”. A quien le pregunta sobre qué cosa de su vida no volvería a hacer responde goliardesco: “¡el partido!”. Regresa
Es el turno de Giuseppe Graviano, también llamado “Madre naturaleza”. En la pantalla la imagen está tomada desde un poco más lejos y a primera vista parece que Giuseppe se encuentra un poco más en forma que el hermano. Sucede lo que estaba previsto. Giuseppe Graviano se vale de la facultad de no responder por los que define como “motivos de salud”. Pero su estrategia es sutil, le recuerda al presidente Dell’Acqua, de haber enviado a la mañana un fax donde explica las motivaciones de ésta imposibilidad suya para poder prestar declaración, Giuseppe Graviano desea que el presidente lea en la sala su escrito. Incluso sus abogados defensores avanzan sobre el mismo pedido, especificando que en ese fax estaban escritos los motivos que le impedían al Graviano poder testimoniar. Impedimentos relacionados con su estado de salud demostrado por el régimen del 41 bis. Pero el Presidente bloquea el surgimiento de cualquier posible intento de hacer pasar “mensajes” sobre el 41 bis, rechazando su susodicha solicitud. Después de algunos minutos se cierra la conexión.
Le toca a Cosimo Lo Nigro, uno de los terroristas de las bombas del ’93. Pocas palabras para desmentir su presencia en Campofelice de Roccella, dónde Spatuzza afirmó en cambio que lo había encontrado y donde según el arrepentido, Giuseppe Graviano habría hablado de sus contactos políticos. Después de algunos minutos la audiencia termina, sin preguntas adicionales por parte de los abogados defensores, así como tampoco por parte del jurado. La audiencia es postergada para el 18 de diciembre, para definir si interrogar o no a Salvatore Grigoli. Dell'Utri sale del aula satisfecho, rodeado por un halo de sus abogados y por las muchísimas cámaras de televisión. Es evidente que en los dos últimos rounds de entre la acusación y la defensa es ésta última la que ha tenido la mejor parte. Pero se trata de dos rounds y no del cuerpo central del proceso. No se puede saber qué habría respondido Filippo Graviano si se le hubiese preguntado si alguna vez había sentido hablar de Dell'Utri, dentro de Cosa Nostra, o del motivo por el cual con respecto a Spatuzza decía “respetarlo”, por su decisión de colaborar y además de no tener nada en su contra por su “decisión”. Así como nos queda la pregunta de porqué Filippo Graviano se haya definido como un “damnificado colateral”, afirmando que “le tiraron la bomba sobre mi hermano y me impactaron a mí también”. La espera de hoy ha sido decididamente desilusionada por las respuestas que no se dieron, pero también por algunas preguntas que no fueron hechas. Queda confirmada la fuertísima señal que representa la actitud de una Cosa Nostra “tolerante”, por no decir “condescendiente”, hacia un colaborador de justicia (mafioso arrepentido). Ni Cosimo Lo Nigro, ni mucho menos los hermanos Graviano osaron proferir ningún insulto en su contra. Un dato que era impensable hace algunos años con los primeros colaboradores de justicia (mafiosos arrepentidos).
Ya el proceso se encamina a los pasos finales. Las consecuencias de una confirmación de la condena en I° grado son verificables en las actitudes espasmódicas de un colegio defensivo consciente del efecto en cadena que podría provocarse. Desde la margen de Cosa Nostra es evidente que se le está concediendo un tiempo suplementario que tiene que terminar el partido respetando los pactos.
Proceso Dell'Utri: Interrogados Filippo Graviano y Cosimo Lo Nigro
Por Mónica Centofante – 11 de diciembre de 2009
Respondieron a las preguntas de
“ya hacía tiempo que me interesaba en los temas de la legalidad, en el respeto de las reglas”, entendidas como “actuar de manera correcta, ya sea entre los detenidos, que en relación con los agentes, en las pequeñas y en las grandes cosas, además del respeto de las instituciones en general”. Un discurso que según el boss era afrontado “junto a otros detenidos”. Y después del 2004 también “junto a Spatuzza, a quien yo lo traté de impulsar a los estudios. Un camino que, al menos hasta que estuvo conmigo, no quiso emprender”.
“Desde el 2004 al 2009 – subrayó hoy en la audiencia el Graviano – han pasado 5 años y si yo hubiese tenido que cometer una venganza contra quien sea, no me lo habría tomado con calma, lo habría hecho, no hay ningún motivo por el cual habría tenido que esperar tanto.
También Lo Nigro en el transcurso del interrogatorio fugaz, conducido por el jefe de los fiscales Antonino Gatto, desmintió haber encontrado a Spatuzza en Campofelice de Roccella, donde según el arrepentido Giuseppe Graviano habría hablado de sus contactos políticos. Diciendo incluso hasta no conocer al boss de Brancaccio.
En cambio Giuseppe, declarando de valerse de la facultad de no responder, tuvo que precisar: “Por el momento no estoy en grado de ser sometido a interrogatorio”. Veremos “cuando mi estado de salud me lo permita”.