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17º ANIVERSARIO DEL ATENTADO DE CAPACI. El recuerdo y la amonestación del Presidente de la República

Palermo. Desde la mañana temprano el ruido insistente de un helicóptero en el cielo de Palermo, da un toque particular a este 17º aniversario del atentado de Capaci. En el día del recuerdo del atentado en el que murieron Giovanni Falcone, Francesca Morvillo y los tres agentes de su escolta Rocco Di Cillo, Vito Schifani y Antonio Montinaro (23 de mayo 1992) está prevista la participación del presidente de la República, Giorgio Napolitano. Fuera del aula bunker de la cárcel de Ucciardone cientos de niños provenientes de toda Italia están impacientes. Muchos de ellos han llegado con la Nave de la Legalidad que ha zarpado ayer de Nápoles.
Bajo un sol candente visten todos camisetas blancas con el estema de la Fundación Falcone, principal organizador del evento. Llega el presidente. Las notas del Himno Nacional se funden con los aplausos. Napolitano se acerca a algunos niños, poco después el servicio del orden le hace dirigirse hacia la entrada del aula bunker. A la prensa la ubican en la parte alta del aula. Encima de esas jaulas que en la época del maxiproceso contenían a los mafiosos detrás de los barrotes. En esas mismas explanadas desde donde muy a menudo los familiares de esos mafiosos despotricaban animadamente como protesta. Toma la palabra Maria Falcone, hermana del juez asesinado. “Cada año tengo más esperanza -dice léntamente la profesora Falcone- y esto lo debo a los muchísimos chicos que vienen a Palermo para no olvidar el atentado de Capaci”. La presidente de la Fundación Falcone cita la “rebelión de los empresarios que han decidido decir no al racket de la extorsión y subraya la importancia de una propia y verdadera “revolución cultural”. La hermana de Giovanni Falcone ratifica como el maxi proceso haya contraseñado la “caída del mito de la impunidad de la mafia” y puntualiza que el tema del trabajo y del desarrollo ha sido elegido como tema central de esta cita este año. “Crear desarrollo económico legal en Sicilia significa hacer antimafia”. Después de estas palabras agradece al Presidente Napolitano por su presencia que define “un importante homenaje por todos los caídos por manos de la mafia”.
Empiezan a pasar las imágenes de una filmación realizada por la Fundación Falcone. Un gran halcón vuela sobre la Sicilia y observa desde lo alto. La música del maestro Nicola Piovani de fondo y la voz del actor Giuseppe Lo Cascio recorre la actividad del Juez y de su colega Paolo Borsellino. Imágenes inmortales. Trozos de entrevistas a Falcone y Borsellino, imágenes del atentado de Capaci, los funerales en la Catedral, el grito de Borselino en la Biblioteca del Municipio. Imágenes del atentado de Via D’Amelio, la apelación contra la mafia del Papa Juan Pablo II en Agrigento, para terminar la frase de John Fizgerald Kennedy citada por Falcone: “Un hombre hace lo que es su deber que haga, no importa cuales sean las consecuencias personales, cuales sean los obstáctulos, los peligros o las presiones. Esta es la base de toda la moralidad humana”. En primera fila, al lado de la Señora Clio Napolitano, está Agnese Borsellino, viuda del juez asesinado, algunas filas más atrás el hijo Manfredi y su esposa Valentina. Poco más allá está también Rita Borsellino. Dignidad y tanta concentración en sus rostros. Se vuelven a encender las luces, es el turno de la ministro de la instrucción Mariastella Gelmini. “No hay que tener miedo de hablar de mafia, de camorra, de criminalidad organizada en las escuelas –dice la Ministro que ha viajado en la Nave de la Legalidad que ha traído más de 1.400 estudiantes y profesores desde Nápoles a Palermo –para combatirla hay que conocerla”. La Gelmini hace presente que ha promovido la asignatura de educación a la ciudadanía en las escuelas “que no es la vieja educación cívica, sino una experiencia viva” y propone la idea de crear un concurso sobre la legalidad para las escuelas.
Interviene después el ministro de la Justicia Angelino Alfano. Después de dar las gracias a Maria Falcone por no haber dado nunca un color político a la manifestación en todos estos años. Alfano comienza exponiendo la realización de esas normativas antimafia inspiradas a Giovanni Falcone fruto del trabajo de su Gobierno. Muchos magistrados presentes en el aula escuchan con amargura. Conciliar las declaraciones del ministro con la realidad de lo que se prospecta en el horizonte a nivel de justicia es prácticamente imposible. La reducción de los fondos de la administración judicial, el freno a las interceptaciones, el vacío al papel del magistrado reducido al rango de empleado estatal retumban silenciósamente entre las jaulas del aula, mientras Alfano continúa con su monólogo. ¡Finálmente ha nacido, dice el Guardasellos- una antimafia de las leyes cuya expresión ética está en el hecho de que las normas nacen, finalmente, por un designio lúcido, y no dictadas por la estela de la emoción del después de los atentados”. Concluye exaltando el endurecimiento del régimen 41 bis (cárcel duro) que “será endurecido todavía más”.
Toca al ministro del Interior, Roberto Maroni, proseguir el discurso. También con él datos y más datos. Cifras y más cifras. Los operativos realizados en el año, los arrestos, los prófugos capturados, la agresión a los patrimonios mafiosos y después el compromiso de continuar. Ninguna mención a las nuevas reglas que preveen la reexpedición de los inmigrados desesperados que escapan del infierno en las barcazas ni mucho menos a las exteriorizaciones de algún colega suyo “leghista” (del partido italiano Lega Nord), que tiene sus salidas acerca de dividir los vagones de las metropolitanas milanesas entre italianos y extracomunitarios, lanzando un mensaje racista y xenófobo.
Después de una canción interpretada por los niños de “Addiopizzo junior”, le toca a Emma Marcegaglia, presidente de Confindustria. “Estamos aquí para dar testimonio de la voluntad y del empeño de hacer una batalla verdadera contra la mafia, hemos insistido para que hubiesen normas más restrictivas contra quien corre el riesgo de ser connivente con la mafia. Sobre estos temas ya los empresarios, también los sicilianos, han tomado decisiones definitivas”. En la sala los aplausos la interrumpen a menudo. “Estamos aquí para dar testimonio del empeño de la asociación y de las empresas sanas en favor de la legalidad y contra la cultura de la corrupción, de la evasión, de la colusión que contamina el tejido civil de nuestro País”. Según el presidente de Confindustria tiene que haber un neto “rechazo de pagar el pizzo” (impuesto mafioso), pero también el empeño de aislar a quien no denuncia la criminalidad. La Confindustria ha pedido que “se incluyan normas mucho más restrictivas contra el racket de las extorsiones en el conjunto de normas de seguridad”. “Hemos luchado a fin de que estas normas fueran introducidas para demostrar la buena voluntad de una rebelión contra esa cultura que es la cuna de la fuerza de la mafia. Es un camino que hemos emprendido sobretodo aquí en Sicilia y del que no volveremos atrás”. Después de la premiación de una escuela de Abruzzo llega el momento tan esperado de la intervención del presidente de la República. Napolitano empieza citando el momento trágico en el que fue informado del atentado de Capaci. Reina el silencio en la sala. La voz del presidente es clara. La intensidad de sus palabras aumenta como si Napolitano estuviese recorriendo 17 años de este País. Recordando otras participaciones suyas en aniversarios de estragos, puntualiza “mi presencia hoy aquí como Jefe del Estado se coloca en la señal de esta continuidad que yo siento profúndamente. Ese Estado que ha tenido en Giovanni Falcone y Paolo Borsellino unos servidores excepcionales por lealtad y profesionalidad, valientes y sabios luchadores por la causa de la legalidad, en defensa de la libertad y de los derechos de los ciudadanos”.
Napolitano remarca: “Sería muy distinta la condición de Sicilia y de Italia si no hubiese tenido lugar en esta aula el histórico maxiproceso contra la mafia, instruido por el pool de Falcone y Borsellino y cuyo juicio fue asignado a la Corte de Asís presidida por Alfonso Giordano, al lado de Pietro Grasso, flanqueados por seis jueces populares “.
“Si el maxiproceso y la sentencia con la que se concluyó en diciembre del 1987 marcaron una vuelta de hoja decisiva en la lucha contra la mafia, también fueron esenciales las medidas de ley que se adoptaron después, incentivadas por la Comisión parlamentaria antimafia y en respuesta a una ofensiva sangrienta que culminaría precísamente con el homicidio de Giovanni Falcone y Paolo Borsellino. El mismo Falcone había sido el principal inspirador de esas medidas como Director de Asuntos Penales en el Ministerio de la Justicia. Entre ellas la ley sobre los “arrepentidos” y nuevas normas de sistema, en el plano procesual y penitenciario, capaces de contrastar mejor la criminalidad organizada y la institución de la Dirección Investigativa Antimafia, así como de la Fiscalía nacional antimafia”.
La emoción de Napolitano se hace sentir cada vez más mientras recuerda a los dos jueces. “Todo esto hay que recordarlo, junto con el trágico sacrificio de la vida de Falcone y Borsellino. Les honramos y les admiramos como auténticos heroes de la causa de la legalidad, de la convivencia civil, de la defensa del Estado democrático con la que se habían identificado; y juntos como constructores de un presidio más válido jurídico e institucional ante los desafíos de la criminalidad organizada. Las amarguras que Giovanni Falcone desgraciadamente conoció no le impidieron que cumpliese con su deber hasta el fondo, dejándonos en herencia instrumentos valiosos que reforzar, actualizar y emplear con determinación y coherencia. A este propósito es justo rendir homenaje también a los hombres de gobierno –en particular a los ministros de Justicia y del Interior- y a las fuerzas parlamentarias que respaldaron los esfuerzos y las ideas de Falcone y Borsellino”.
El discurso de Napolitano focaliza el momento actual de la lucha contra las mafias. “La mafia y otras organizaciones criminales han sufrido desde entonces profundas evoluciones y transformaciones: asumiendo nuevas fuentes delictivas de enriquecimiento y de extensión de su poder, en particular mediante enlaces transnacionales cada vez más penetrantes y peligrosos. Procediendo más allá de los notables éxitos conseguidos también reciéntemente, el Estado democrático tiene que afrontar, a nivel de contraste por parte de la policía y de la represión penal, la mafia y otras organizaciones criminales en todas sus expresiones, las tradicionales aún hoy pervérsamente operativas y las nuevas, introducidas en un contexto mundial profundamente mutado.
Es lo que se está haciendo también mediante medidas de ley (como las que han citado poco antes los ministros Alfano y Maroni), presentadas por el gobierno a la atención del Parlamento y que ya han sido aprobadas en parte. En particular, medidas de prevención personal y patrimonial, también aplicables separadamente; además de medidas que miran a agredir los patrimonios y el poder económico de la mafia”.
“También en esta perspectiva de ulterior innovación y desarrollo de la acción antimafia –subraya el presidente- resulta vital la función de una institución deseada por Falcone y Borsellino, la Fiscalía nacional antimafia, que hoy es guiada por un magistrado de irreprochable experiencia, rectitud y autoridad. Es necesario más que nunca asegurar a la Fiscalía nacional antimafia la posibilidad de obrar en un clima de plena, leal colaboración y de ejercer integrálmente sus funciones”.
En la parte conclusiva de su discurso las palabras de Giorgio Napolitano se hacen más intensas. “El recuerdo de Giovanni Falcone y de Paolo Borsellino está dedicado también y en igual medida al otro aspecto fundamental de la lucha contra la mafia: el de la movilización colectiva, del constante despliegue de las mejores energías de la sociedad civil, al objeto de transmitir y difundir la memoria histórica de los dramáticos y trágicos acontecimientos vividos en Italia en las décadas pasadas, de alimentar la cultura de la legalidad, de afirmar el imperativo de resistir y reaccionar a las presiones e intimidaciones de la mafia. Y a este propósito es mi intención expresar mi más profunda apreciación a todas las asociaciones anti-mafia, anti-racket y anti-usura, incluidas las más recientes como “Addio Pizzo” y “Liberofuturo”, por su empeño y su tenacidad; mi más viva apreciación a los muchos empresarios y comerciantes que han levantado y que están levantado la cabeza y a las organizaciones como la Confindustria siciliana, sostenida por la nacional, por las decisiones netas y valientes que han adoptado y perseguido”.
La apelación final del presidente de la República es interrumpida varias veces por los aplausos del público. Ante un embrutecimiento de la actual clase política que no pierde ocasión para pisotear la Constitución el llamado del más alto cargo del Estado se convierte en el llamado de la Italia honrada. “Sabemos que cuentan otras cosas importantes para derrotar la mafia y la criminalidad en Sicilia y en el Sur. Cuenta, como ya he dicho en ocasiones anteriores, la cualidad de la política, el prestigio de las instituciones democráticas, la eficiencia y transparencia de las públicas administracciones. Cuenta el crecimiento de la conciencia cívica y de la confianza en el Estado de derecho: confianza que constituye un propio y verdadero “capital social” y que puede reforzarse solo en un clima de respeto, en cualquier circunstancia, de los equilibrios constitucionales por parte de todos los que son llamados a cumplir con ellos”. Los aplausos le interrumpen de nuevo, la voz del presidente se quiebra y casi cede a la emoción. Concluye diciendo “en el abrazo solidario a los familiares de Giovanni Falcone y de Paolo Borsellino y en el recuerdo reconocido de su sacrificio y de su obra”. Giorgio Napolitano sale del aula bunker para proseguir con su visita por Palermo mientras algunos estudiantes empiezan a preparar las preguntas para la mesa redonda sobre la legalidad y el desarrollo. Para las 16:30 el cortejo esta listo para partir en dirección del árbol de Falcone en la calle Notarbartolo.

La memoria y la protesta bajo el árbol Falcone Palermo.

El aula bunker léntamente se vacía. La mesa redonda sobre “Legalidad, Empresa y Desarrollo”, moderada por el fiscal nacional antimafia Piero Grasso, se acaba de concluir. Un debate con los estudiantes al que han participado el jefe de los fiscales de Palermo Francesco Messineo y la presidente de Confindustria, Emma Marcegagliua. Invitados de excepción el premio nobel por la paz 1976, Betty Williams, activista del norte de Irlanda que ha luchado por una solución pacífica en la sangrienta guerra de los años ’70 en Irlanda del Norte, presidente de la Global Children’s Foundation y Shamimur Rahman, vicepresidente de departamento para el programa internacional de la Grameen Bank de Bangladesh, fundada y presidida por el premio Nobel por la paz 2006 Muhammad Yunus, conocido en todo el mundo por la institución del microcrédito a personas que se hayan en una situación de extrema pobreza. Una extrategia que según el “senior officer” se puede utilizar también para combatir la mafia. “El concepto del microcrédito –explica Shamimur Rahman- está extremadamente ligado al de la confianza, que a su vez crea un circuito virtuoso”. Rahman ha citado el ejemplo de una programa de microcrédito precísamente “en Sicilia, en Caltagirone, para todos los que, como los emigrantes, no tienen trabajo y quieren poner en marcha actividades comerciales o empresas. De esta manera salen de la ilegalidad y se substraen a las manos de las mafias”
(microcrédito: http://www.unimondo.org/Notizie/Microcredito-presto-la-Grameen-Bank-in-Italia-Etimos-in-Sri-Lanka-e-Cambogia)

Después de una pausa para comer todos los participantes salen. En los bancos quedan pedazos de papel, algunos folletos de la Fundación, los nombres sobre las sillas. Después de los coros, los aplausos y las palabras de Falcone y Borsellino proyectadas en la maxipantalla, queda solo el silencio. Un silencio irreal en este lugar que la historia ha contraseñado.
Detrás de los muros de este fortín el sol calienta más todavía. Los chicos están listos para el desfile de manifestantes. La canción “Piensa” resuena a todo volumen en un furgón, que se sobrepone a la de “Cienpasos”, se escuchan muchos eslogan gritados. “Palermo es nuestra y no de Cosa Nostra”, gritan 5000 personas. También este año el porcentaje de palermitanos no supera el de los que vienen de la “península”.
Contemporaneamente, desde Via D’Amelio llega otro cortejo en el que, entre otros, desfilan Rita Borsellino y Don Luigi Ciotti que a voz alta pide justicia por todos los mártires de la violencia mafiosa dado que “el 70 % de los familiares de víctimas de mafia no conoce la verdad”.
Desde los balcones hay quien aplaude y quien observa detrás de una cortina. En el palco bajo el árbol de Falcone prosigue la manifestación del recuerdo. Justo entre un grupo de palermitanos nace la protesta. Carteles que gritan la rabia y la indignación de las personas honradas. “La mafia agradece al Estado por la muerte de la escuela” (un cartel que más tarde será retirado) y es la misma representante del sindicato Cobas escuela de Palermo que explica los motivos: “Nos parecía justo, en el día de la legalidad, afirma Rina Ansaldo, denunciar que este gobierno ha puesto en acto una política delictiva hacia la escuela, cancelando miles de puestos de trabajo”. La Red Social Palermo distribuye folletos donse se piden las dimisiones de Silvio Berlusconi ante la “sentencia Mills”.
“No debemos soportar ser gobernados por un individuo que es definido corruptor –dice el del folleto que al final hace una explícita referencia al ministro de la justicia. “Como puede venir aquí a hablar de legalidad y antimafia un personaje como el ministro Alfano que, con la ley que lleva su nombre, garantiza la impunidad a los potentes, empezando por el presidente del consejo Berlusconi en violación del principio básico del derecho. ¿La ley es igual para todos?” Al lado de las sábanas colgadas resalta la frase “No a la ley Alfano – La ley era igual para todos”. La tensión se eleva, Salvatore Palumbo (obrero de la Fincantieri en el centro de un controvertido asunto por el que ha sido despedido después de sus denuncias sobre la violación de las normas anti-infortunio) junto a algunos representantes de la Red nacional para la seguridad en el trabajo, intentan colgar un cartel que lleva escrito “Fincantieri: Los dirigentes ponen en peligro la vida de los obreros”. La policía interviene inmediátamente, empiezan los empujones, los gritos de concitación, desde el palco Maria Falcone intenta calmar la situación. Pero por algunos momentos la atención se concentra por otro lado. Al final cuatro personas serán llevadas a la jefatura y denunciadas por resistencia, vilipendio al Estado, con sanción administrativa por manifestación no autorizada. El cartel “incriminado” después de una primera tentativa de remoción, lo apoyan en el muro en frente del árbol. Muchos solidarizan con la protesta. Algunos gritan en coro “Vergüenza, vergüenza”. Para Umberto Santino, presidente del Centro Siciliano de documentación Giuseppe Impastato, “pedir a los ministros del gobierno Berlusconi que vengan a conmemorar a Falcone cuando cotidiánamente el gobierno se mueve en la ilegalidad es una fuerte contradición”. Una reflexión con la que están de acuerdo muchos de los presentes. Mientras tanto la manifestación prosigue. En el palco están también los cómicos sicilianos Ficarra y Picone que recitan su sketch “Yo estoy orgulloso de ser siciliano – Yo me avergüenzo de ser siciliano”. Es la vez del jefe de los fiscales nacional antimafia Piero Grasso que con cuatro chicos leen algunos pasajes de la “Cantada por la fiesta de los niños muertos por mafia”. En un instante se hacen las 17:58, la hora del atentado. Miles de personas se quedan en silencio. La “melodía del silencio” se expande en el aire. Un minuto en el que incluso una ciudad como Palermo logra calmarse. Un instante después estalla el aplauso de todos los presentes. Decenas de palermitanos elevan en alto hojas rojas en las que resalta una frase escrita en negro: “¿Donde está la agenda roja de Paolo Borsellino?” Detrás de ellos un enorme cartel dice sin piedad: “¡Via D’Amelio estrago de Estado!” Son los miembros del comitado ciudadano antimafia “19 de julio 2009” que apoya la iniciativa de Salvatore Borsellino, hermano del juez asesinado, prevista en Via D’Amelio en el día del aniversario del atentado, con un cortejo que llegará hasta el Castillo Utveggio (desde donde se hipotiza que haya sido apretado el mando colegado al explosivo, ndr.). Distribuyen sus folletos cuyo título es la misma frase que está en el cartel colgado. Un puñetazo en el estómago de la democracia de nuestro País. Una apremiante petición de que se diga la verdad sobre la misteriosa desaparición de la agenda roja del juez Borsellino poco después de la explosión de la bomba.
La iniciativa del próximo 19 de julio verá “la ocupación” pacífica de Via D’Amelio de libres ciudadanos que desde por la mañana, con una agenda roja en la mano, pedirán a las instituciones la verdad sobre lo que a todos los efectos puede ser considerado un “estrago de Estado”. Mientras tanto una multitud de personas se dispersan. Con una especie de recíproco augurio de encontrarse de nuevo aquí el próximo aniversario, parece casi que se siente en el aire la exortación con la que los hebreos concluyen cada año la celebración de pascua: Be shanná habaa Birushalaim. El año que viene en Jerusalén. El año que viene en Palermo.

Palermo 24 de mayo 2009
Lorenzo Baldo
Link: http://www.antimafiaduemila.com/content/view/16234/78/

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