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El jefe Graviano declara por cuarta vez en Reggio Calabria

Por Giorgio Bongiovanni – 21 de febrero del 2020

Giuseppe Graviano está agitado, muy agitado. Esa es la imagen del jefe de Brancaccio en su cuarta audiencia en el proceso a la 'Ndrangheta. Escuchamos sus respuestas y su nerviosismo al responder a las preguntas más incómodas y agudas que le hizo el abogado y ex magistrado Antonio Ingroia.

Sin valerse directamente de la "facultad de no responder", prefirió atrincherarse detrás del "por ahora no lo recuerdo, porque no he escuchado las intercepciones". Una forma como cualquier otra de continuar enviando mensajes y posponer temas importantes como las masacres de la mafia, la agenda roja o el asesinato del policía Antonino Agostino (asesinado junto con su esposa Ida Castelluccio, embarazada). Alejó de sí mismo cualquier acusación hecha en su contra por colaboradores de justicia y se declaró inocente de todos los delitos de los que fue acusado. Dijo y no dijo, cuando se le hicieron preguntas sobre los nombres de ministros y senadores. Se puso increíblemente nervioso cuando Antonio Ingroia, con extrema lucidez y firmeza, volvió sobre algunas de sus afirmaciones hechas en las últimas audiencias.

De extrema importancia es la que se refiere a "aquellos empresarios del norte que querían las masacres". Ingroia le pidió, sin medios términos, que diga si el ex primer ministro Silvio Berlusconi es el "verdadero instigador de las masacres" a las que se refirió.

No es casualidad que el jefe mafioso haya explotado justo en este punto, arrinconado por sus propias palabras.

El Tribunal tuvo que frenar los insultos y provocaciones contra Ingroia en más de una ocasión.

También porque Graviano, en su río de palabras, hizo oscuras referencias a la Fiscalía de Palermo, recordando los procedimientos por la muerte de su padre y acusando a los magistrados sin nombrarlos.

Es fácil intuir que Graviano apunta el dedo contra Giovanni Falcone. Ya en las audiencias anteriores había hecho alusiones sobre presuntas fallas de la fiscalía en la época de Falcone y Borsellino sobre el uso –sostuvo– de informantes como Totuccio Contorno.

Paladas de lodo que mostraron todo el resentimiento y la ira que Cosa Nostra todavía hoy tiene hacia el magistrado que los llevó a juicio, y luego a las sentencias que se convirtieron en definitivas en 1992, en el Maxi Proceso.

Giuseppe Graviano es sanguinario, estraguista, asesino de niños (basta recordar a Nadia y Caterina Nencioni, de nueve años y apenas 50 días de vida que murieron en vía dei Georgofili en mayo de 1993). Trata de hacerse el moralista, diciendo en el tribunal que quiere responder preguntas porque tiene "la conciencia tranquila", pero su verdad, contada en las audiencias del proceso a la 'Ndrangheta, está llena de mentiras.

graviano 2

Lo dicen los juicios que lo vieron acusado y las condenas por las masacres del ’92-‘93 y por el homicidio de Don Pino Puglisi.

Los colaboradores de justicia lo señalan como miembro del nivel reservado de la mafia que incluía a Riina, Bagarella, Messina Denaro (todavía libre) y al fallecido Antonino Gioè, quien murió en prisión y en circunstancias misteriosas en el verano de 1992.

Otros hablan de sus relaciones muy cercanas con los compañeros de Calabria, desde De Stefano y Piromalli hasta los Nirta-Pelle, también llamados Nirta 'La Maggiore'.

Este también es un miembro reservado que dialoga con funcionarios de las instituciones, del mundo de los negocios, de las profesiones liberales y los miembros infieles de los servicios de seguridad.

Sus palabras, que fueron interceptadas en la prisión de Ascoli Piceno entre 2016 y 2017, confirman que tuvo relaciones con hombres de poder, que hoy intenta explicar o refutar.

Es en esos pliegues donde quizás se insertan las verdades indecibles y parciales que hemos podido captar.

Graviano declaró en repetidas ocasiones que la verdad de las masacres se esconde detrás de su arresto.

Un detalle no menor si se consideran las fechas. El ataque fallido en el estadio Olímpico estaba programado para el 23 de enero de 1994. El 27 de enero, Giuseppe Graviano es arrestado en Milán con su hermano Filippo, el día después que Berlusconi oficializara su entrada en la política. El arresto, realizado por los carabineros, fue ordenado por el juez de instrucción de Palermo a solicitud del fiscal. Hoy sigue repitiendo que "los carabineros deben decir la verdad" sobre el arresto, pero en realidad no explica a qué se refiere exactamente.

Luego dijo que sólo estaba dispuesto a hablar cuando leyera la verdad sobre el asesinato de su padre, que ocurrió cuando apenas era mayor de edad.

Es evidente que "Madre Naturaleza", como lo llamaban en Cosa Nostra, no quiere colaborar con la justicia. Ha dicho varias veces que no quiere dar nombres para no mencionar a las personas que lo habrían "hecho confidente". Pero la verdad es quizás otra muy distinta.

Porque debemos preguntarnos el motivo por el cual hoy, en 2020, Giuseppe Graviano decidió violar todas las reglas de Cosa Nostra al responder preguntas de magistrados y partes civiles. Si ese silencio eterno que duraba desde 1994 se rompió, aunque no de una manera genuina, hay un motivo.

Las sentencias de la CEDU y de la Corte Constitucional sobre la cadena perpetua y los permisos premio a los mafiosos (continuamente mencionados por el jefe en sus declaraciones), sin duda han dado nueva fuerza a las manifestaciones del jefe siciliano (¿o quizás deberían llamarse proclamas?, ndr) quien se erige en el paladín de todos los prisioneros.

Pero también podría ser válida la hipótesis de que el jefe, ahora solo, ya no cuenta para Cosa Nostra y, por lo tanto, intenta jugar sus últimas cartas para obtener algo.

Otra hipótesis es que nos enfrentamos a un nuevo diálogo. De un nuevo pacto.

Berlusconi DellUtri 3

Porque incluso hoy Graviano dijo que no es el único que conoce la verdad y que podría salir en diez o veinte años.

Brusca, en el juicio contra Matteo Messina Denaro por las masacres de 1992, dijo que Riina le dijo, antes de ser arrestado, que si algo le sucedía "los jóvenes Matteo Messina Denaro y Giuseppe Graviano sabían todo".

He ahí los depositarios, dentro de Cosa Nostra, de los secretos de las masacres. Pero algunos nombres también podrían estar en el exterior. En las escuchas con Adinolfi, el jefe de Brancaccio se había referido a un "Giovanni que sabe cosas" al cual, obviamente, en el proceso a la 'Ndranghetale quiso sacar importancia ("Giovanni no existe, será otro nombre. Es un joven que fue detenido conmigo y que fue liberado").

El del jefe de Palermo, en su decir y no decir, podría ser un "trabajo sucio" que los investigadores, jueces, magistrados, abogados de partes civiles, con el debido discernimiento, están tratando de comprender y revelar, en un intento por reunir la información que aún puede ser útil para dar un nuevo paso adelante en la búsqueda de la verdad.

Cosa Nostra, a través de Graviano, le manda mensajes a ese Silvio Berlusconi que, como dice la sentencia Dell'Utri, condenado en forma definitiva por concurso externo en asociación mafiosa, le pagaba a la mafia.

Vale la pena recordar los fundamentos de la sentencia, dictada en julio de 2014, en la cual los armiños calificaron al ex senador como garante "decisivo" del acuerdo entre Berlusconi y Cosa Nostra y afirmaron que "la mecánica en el desembolso de las sustanciales sumas de dinero de Marcello Dell'Utri a Gaetano Cinà es indicativa de la firme voluntad de Berlusconi de implementar el acuerdo más allá de los cambios en los mandos superiores de Cosa Nostra".

Además, para la Suprema Corte, Dell’Utri garantizó "la continuidad de los pagos de Silvio Berlusconi a favor de los jefes de la asociación mafiosa, a cambio de la protección que ésta le daba al empresario".

También en estos contactos, el jefe de Brancaccio eligió el camino del medio.

Porque afirmó no haber conocido a Dell'Utri, pero en la última audiencia no tuvo dudas al afirmar que incluso el ex senador "fue traicionado por Berlusconi".

La próxima semana será escuchado nuevamente porque, antes de concluir, pidió oír todas las grabaciones de sus conversaciones con Adinolfi y leer las transcripciones y documentos. Está bien. Que lo haga. Esperamos que sea iluminado por el sentido común y tome una decisión precisa, clara, coherente y valiente. La única que podría permitirle ver a los ojos a su propio hijo como hombre "libre" y evitar así que tome su mismo camino: colaborar con la justicia, sin peros.

De lo contrario, no habrá nada más que cárcel de por vida.

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*Foto de Portada: AntimafiaDuemila /Giuseppe Graviano

*Foto 2: Giuseppe Graviano

*Foto 3: Silvio Berlusconi y Marcello Dell'Utri en una foto de archivo © Imagoeconomica

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