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Se desclasificó el acta del arrepentido Contorno en la Comisión Antimafia

Por Giorgio Bongiovanni -28 de septiembre del 2019

Desde ayer, en el sitio web del Parlamento, gracias a la Comisión Parlamentaria Antimafia presidida por Nicola Morra, la cual contó con la valiosa colaboración de Roberto Tartaglia en calidad de consultor, los documentos relacionados con el llamado "Caso Contorno" se han hecho públicos. Entre los documentos inéditos se encuentra la audiencia del arrepentido, realizada por la Comisión Antimafia de la X Legislatura (presidida por Gerardo Chiaramonte), el 9 de agosto de 1989. El ex afiliado mafioso de la familia palermitana de Brancaccio, que en 1984 decidió seguir el ejemplo de Tommaso Buscetta y comenzó lo que la comisión definió como "una fundamental colaboración con la autoridad judicial", fue convocado porque se quería profundizar en los motivos de su regreso a Sicilia desde los Estados Unidos, en un momento en que en Palermo se llevaron a cabo múltiples asesinatos.

Pero leyendo esos documentos, oportunamente sacados a la luz, emerge claramente el intento de los miembros de la Comisión de la época, utilizando eventuales incertidumbres y pasos en falso de Contorno, de atacar a Giovanni Falcone y a sus colaboradores más cercanos. Un clima de sospechas, sombras y desconfianza que en ese verano ya se había manifestado con toda su gravedad y que llevó a un mayor aislamiento al magistrado palermitano.

Desde el fallido atentado de Addaura (donde también hubo quienes insinuaron que Falcone se había puesto "solo" cincuenta y ocho cartuchos de dinamita en el acantilado al pie de la villa en la que vivía) hasta las infames letras del "Corvo" (en las que se hablaba de Contorno como un asesino del Estado "enviado" a Sicilia por el mismo Falcone y De Gennaro para expulsar a los corleoneses), el trabajo de deslegitimación se había convertido en una constante que se unió a las traiciones en el frente judicial (con el rechazo a Falcone y el nombramiento de Antonino Meli como jefe de la oficina de instrucción del Tribunal de Palermo).

A la luz de lo que sabemos hoy, treinta años después, lo que sucedió en ese momento parece aún más grave.

Falcone, hablando luego del ataque a Addaura con el periodista Saverio Lodato, en una conocida entrevista publicada en l'Unità, comentó: "Nos enfrentamos con mentes muy refinadas que intentan dirigir ciertas acciones de la mafia. Quizás haya puntos de unión entre los vértices de Cosa Nostra y los centros ocultos de poder que tienen otros intereses. Tengo la impresión de que este es el escenario más confiable si realmente queremos entender las razones que llevaron a alguien a asesinarme". Sin embargo, esa Comisión Antimafia no investigó esos aspectos, prefiriendo "señalar con el dedo", de una manera sutil y mezquina, al juez que luego sería asesinado el 23 de mayo de 1992.

Las insinuaciones progresivas están allí, en negro sobre blanco, en las transcripciones de las audiencias.

Podemos leer las "curiosidades" del entonces diputado del PCI Luciano Violante, insatisfecho con las respuestas que dio Contorno, o las de Gianni Lanzinger y Franco Corleone. Todos, insistentemente, le preguntaron al arrepentido si se había reunido con Falcone en los días en que estuvo en Italia o si había sido interrogado por él.

Preguntas que también se dirigieron a Gianni De Gennaro, en ese momento Comisario Adjunto y Jefe de la Unidad de Delitos Criminales en Criminalpol. "¿Usted habló con el juez sobre el regreso de Contorno?", preguntó el entonces diputado socialista Salvo Andò. Y el policía aclaró que no había misterios sobre ese regreso de los Estados Unidos ("Falcone también interrogó al arrepentido en mi oficina"). Y luego fue Violante quien insistió: "Es necesario entender si Contorno era en ese momento una fuente consciente de información, o si estaba allí para adquirir noticias y transmitirlas a alguien. ¿Ha sucedido esto?". Y De Gennaro respondió con firmeza: "Ya dije que no con respecto a mi oficina. Incluso teóricamente le expliqué la razón. Puedo decir que, en lo que a mí respecta, no he tenido información, excepto las de naturaleza genérica".

Otros elementos también se insertan dentro de este marco.

Porque, a la luz de los hechos que han surgido con el tiempo, hay otro aspecto inquietante, a saber: que muchos de esos colaboradores, aparentemente "heroicos" y cercanos a Falcone, con el tiempo demostrarán ser, cuanto menos, ambiguos.

La referencia es a Arnaldo La Barbera, entonces Jefe de la Escuadra Motorizada que arrestó a Gaetano Grado y Contorno, quien en esos años también resultará estar a sueldo de los Servicios Secretos bajo el nombre de "Rutilius". Un personaje que, según lo que surgió hasta ahora de las investigaciones y procesos, también tuvo un papel principal en el despiste de la masacre en Via d'Amelio. Por otra parte, estaba Domenico Sica, quien en agosto de 1988 fue nombrado Alto Comisionado para la Lucha contra la Delincuencia Organizada, pasando por alto la candidatura de Giovanni Falcone.

Fue uno de los protagonistas de la historia del "Corvo" de Palermo: el juez Alberto Di Pisa, hoy fiscal en Marsala, fue sentenciado en 1992 en primera instancia porque la huella digital dejada en uno de los mensajes de acusaciones anónimas enviados a Falcone, a Ayala, al abogado Giammanco, al jefe de policía Vincenzo Parisi y al comisario De Gennaro fue encontrada con una huella recolectada precisamente por Sica. En el proceso de apelación, la huella se declaró inutilizable y Di Pisa fue absuelto.

En 1989 se planteó la posibilidad de que el jefe de Cinisi, Gaetano Badalamenti, quisiera colaborar con el sistema de justicia. En lugar de que Falcone fuera a los Estados Unidos, fue Sica. La subsecuente y sensacional fuga de noticias sobre el posible arrepentimiento, mató al nacer cualquier posibilidad y don Tano volvió a atrincherarse en el silencio.

Pero la "caída" de ciertas figuras también concierne al propio De Gennaro, que se volvió ambiguo y olvidadizo a la hora de recordar ciertos hechos que ocurrieron entre finales de los ochenta y principios de los noventa. Es suficiente volver a leer las actas y testimonios en los procesos del amigo Pino Arlacchi, consultor de la DIA (Dirección de Investigación Antimafia, ndt) en el momento de las masacres de los años 92 y 93.

Este último les había dicho a los magistrados que después de las masacres de 1993 "la idea de que las masacres tenían un significado político preciso se consolidó entre los jefes de la DIA, y que estaban destinadas a obligar al Estado a llegar a un acuerdo y establecer una tratativa. Pero dijo también que "el Dr. De Gennaro, ya en ese momento, me habló de contactos 'ambiguos' entre miembros de Cosa Nostra y Marcello Dell'Utri, quienes actuaron como contactos entre la mafia y el mundo de la economía y la política", es decir, esa nueva estructura de poder que, con Silvio Berlusconi y su mano derecha, gobernó Italia durante veinte años.

De Gennaro siempre negó las circunstancias en las que fue involucrado por el sociólogo y por esta razón muchas veces nos preguntamos quién, entre Arlacchi y De Gennaro, es el mentiroso.

Lo cierto es que De Gennaro, con el tiempo, ha tenido una fulgurante carrera que atravesó incluso a aquellos gobiernos que tuvieron como protagonistas a Silvio Berlusconi (hoy todavía investigado como instigador externo de las masacres de 1993) y Marcello Dell'Utri, (él también investigado en Florencia y ya sentenciado en forma definitiva a 7 años por concurso externo en asociación mafiosa).

Entonces, solo resta una pregunta: ¿qué papel jugaron estos personajes en el lejano 1989?

En su último discurso público, Paolo Borsellino recordó el aislamiento, la deslegitimación y la traición sufridas por su fraterno amigo. Y la sospecha de que hubo más "Judas", veintisiete años después de las masacres, es cada vez más fuerte.

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Foto original © Shobha

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