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Por Giorgio Bongiovanni – 6 de noviembre del 2019

Es una gravísima señal la que surge de la decisión del TAR (Tribunal Administrativo Regional, ndt) de Lazio que confirmó la revocación de la escolta del ex magistrado, hoy abogado, Antonio Ingroia. La mafia y los poderosos que confabulan con ella agradecen la "resolución" que pone en peligro la vida de uno de los hombres que siempre ha estado en primera línea.

Hemos leído que los jueces lo consideraron "no relevante a los fines de adoptar una medida de protección, ya que no surgió evidencia policial científica ni evidencia significativa como para incluir el incidente en la dinámica del crimen organizado".

A pesar de que quien ingresó a la casa no dejó deliberadamente ninguna huella y sustrajo algunos pendrives y documentación (registros judiciales, apuntes y consideraciones personales sobre investigaciones sensibles), no importa si el sujeto pertenecía o no al crimen organizado.

Se sabe que, como le dijo el colaborador de justicia Tommaso Buscetta a Giovanni Falcone, "la mafia no olvida".

No cuenta el trabajo que esté realizando el enemigo en aquel momento. Pueden ser magistrados, abogados, políticos, parlamentarios, policías, empresarios, sacerdotes, maestros, periodistas o ciudadanos comunes. La condena a muerte no ha sido revocada y la "factura" se puede pagar en cualquier momento, incluso a años de distancia.

Por Ingroia habla la historia. Fue alumno de Paolo Borsellino, realizó investigaciones y juicios contra la mafia, pero también contra aquellos sistemas criminales que hacen negocios con ella. Llevó al banquillo a sujetos como el ex número tres de SISDE, Bruno Contrada y el ex senador y fundador de Forza Italia Marcello Dell'Utri, obteniendo (junto con sus colegas Alfredo Morvillo y Domenico Gozzo) las condenas que luego se volvieron definitivas por concurso externo en asociación mafiosa. Junto a Roberto Scarpinato comenzó la investigación de "sistemas criminales", luego instruyó la investigación sobre la Tratativa Estado-mafia con el fiscal Di Matteo, a quienes se agregaron los magistrados Del Bene, Teresi y Tartaglia. Un proceso que condujo a la condena de jefes, representantes de instituciones y políticos: los oficiales de carabineros Mario Mori, Antonio Subranni y Giuseppe De Donno, los jefes de la Cosa Nostra Leoluca Bagarella y Antonino Cinà y el ya "habitual" Marcello Dell'Utri .

Y el compromiso con la búsqueda de la verdad y la justicia sobre ciertos hechos que han perturbado a nuestro país continúa hoy, como abogado, defendiendo a los colaboradores de justicia y a los familiares de las víctimas de la mafia, entre ellos los de los carabineros Fava y Garofalo, asesinados en 1994 en Sicilia, y que hoy son parte civil en el proceso 'Ndrangheta Estragista.

Las amenazas sufridas por el ex fiscal se han evidenciado varias veces. Basta recordar lo más reciente, con el jefe de jefes Totò Riina, fallecido en diciembre de 2017, quien lo definió como "el rey de los cornudos", y las declaraciones del colaborador de justicia Carmelo D'Amico, quien lo señaló como un objetivo de ataque tanto como el Dr. Di Matteo.

Una vez más, las instituciones de este país miran hacia otro lado, fingen no saber o no recordar. Una actitud desafortunadamente común en estos años.

Al no intervenir y aceptar en silencio esta cuestionable sentencia, el Estado italiano, ni más ni menos, está diciendo: ¡maten a Antonio Ingroia!

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