Por qué Di Matteo fue eliminado del grupo que investiga las masacres

Por Giorgio Bongiovanni - 15 de junio del 2020

La llamada en vivo a la televisión del Fiscal Nacional Antimafia Federico Cafiero de Raho, en el programa "Non è L'Arena", fue sin duda el giro final de una transmisión que ya había tenido varios momentos destacados. Un "golpe de efecto" que asombra por el contenido de las declaraciones hechas, así como deja un amargo regusto por otra oportunidad perdida, en nuestra opinión, de reparar un hecho (la "defenestración" de Nino Di Matteo del grupo de investigación de las masacres en la Fiscalía Nacional Antimafia, que tuvo lugar hace exactamente un año), y que aún espera respuestas hoy. Como bien escribió Lorenzo Baldo en este diario, en su artículo "La (violenta) oposición a los grandes espíritus" (parafraseando las palabras del Premio Nobel Albert Einstein, ndr), es cada vez más evidente que figuras como el magistrado Nino Di Matteo son incómodas. El suyo es un camino de vida pavimentado con numerosos obstáculos en la búsqueda de la verdad, pero también a nivel personal, con ataques, deslegitimaciones y decepciones sufridas de parte de varios poderes del Estado. Una lucha constante y continua.

Sin correr el riesgo de repetir lo que ya se ha publicado, quiero centrarme en algunos detalles sobre el mérito.

Como periodista que ha estado lidiando con noticias judiciales durante veinte años, creo que es correcto analizar lo que sucedió y al mismo tiempo hacerle preguntas al Fiscal Nacional Antimafia. Porque no estamos para nada satisfechos con sus explicaciones y justificaciones de lo que se ha dicho frente a millones de italianos. Escuchamos el discurso en el momento en que se dice que Di Matteo rechazó su propuesta de reincorporación al grupo que investiga las masacres en la Fiscalía Nacional Antimafia.

Esa fuerte declaración habría merecido algunas explicaciones más, sin tergiversar demasiado los hechos.

Ya hemos recordado que, si excluimos los "rumores" informales recopilados por algunas agencias de noticias en julio del 2019, sobre la "voluntad de encontrar una solución" al tema, para nosotros nunca hubo una propuesta directa, una carta, un correo electrónico, una reunión física, en la que De Rahole haya solicitado oficialmente a Di Matteo que se reintegre. Un simple clic hubiera sido suficiente. Como sucedió con su defenestración.

Y, por lo tanto, dado que el entonces Fiscal Nacional Antimafia, Nino Di Matteo, fue oficialmente comunicado de su separación del grupo después de la entrevista en Atlantide, por haber roto la "relación de confianza dentro del grupo y con la Direcciones Distritales Antimafia" involucradas en la investigación de las masacres, habría sido lícito esperar una comunicación similar también para la revocación de la disposición anterior (que nunca existió, ndr) o incluso sólo para la propuesta.

Escuchamos esa entrevista una y otra vez. No hay ninguna violación del secreto instructorio por parte de Di Matteo, quien no hizo nada más que revisar la evidencia adquirida hasta hoy, 28 años después de las masacres, destacando los rastros que todavía dejan preguntas abiertas.

¿Entonces qué pasó?

El mismo Fiscal Nacional ofreció, en su llamada telefónica al programa de Giletti en La7, un elemento adicional que explica que había recibido las quejas de un Fiscal de una de las DDA sujetas a la coordinación del Fiscal Nacional que investiga las masacres de 1992, 1993 y 1994.

Aquí, entonces, está el elemento externo que puede haber ofuscado a de Raho. Porque si, como afirmó, existía la voluntad de mantener a Di Matteo en el grupo que investiga "masacres y autores intelectuales externos", no tiene sentido llegar a una medida de remoción "inmediatamente ejecutiva". Habría alcanzado con una discusión, aunque dura y áspera, entre todos los miembros. Este no fue el caso, ya que la disposición no fue revocada.

Y si realmente no existió ningún diálogo de ese tipo, significaría que el Fiscal Nacional Antimafia mintió.

Por otra parte, asombra el silencio casi total por parte de los otros magistrados involucrados en las investigaciones de las masacres (Palermo, Caltanissetta, Florencia y dentro de la misma Fiscalía Nacional Antimafia). ¿Qué pensaron en ese momento con respecto a la noticia de "confianza traicionada"? ¿Tomaron nota "a la manera de Pilatos" de la defenestración de Di Matteo o intervinieron, mostrando acuerdo o desacuerdo, sobre la disposición del Fiscal Jefe?

¿Qué les molesta de Di Matteo? ¿Quizás el hecho de que al coordinar las investigaciones podría pedir documentos, realizar entrevistas de investigación, con la intención de llegar a lo más alto en busca de los instigadores externos de las masacres?

Digo lo que pienso, porque soy un hombre libre y es evidente, en este punto, que la elección de destituir al magistrado de Palermo estuvo, en cualquier caso, condicionada por toda esa serie de valoraciones que van más allá del mérito técnico de los hechos.

En la historia del poder judicial muchas veces ha sucedido que el aislamiento y la deslegitimación se debía a las envidias y los celos de los colegas hacia aquellos que, como en el caso de Di Matteo, son más visibles que otros a los ojos de los ciudadanos.

Todavía queremos creer en la "buena fe" del Fiscal Nacional Antimafia Jefe, que no tuvo la "muñeca" necesaria para responder al fiscal, que, en el eje Florencia-Caltanissetta, se quejó de "traición a la confianza".

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*Foto de Portada: © Imagoeconomica

¿Los jefes como Graviano, Messina Denaro y De Stefano colaborarán con la justicia?

 Por Giorgio Bongiovanni – 9 de junio del 2020

Homicidios, atentados, masacres, niños disueltos en ácido, mujeres embarazadas asesinadas, magistrados, periodistas, agentes de la ley, empresarios, sacerdotes, representantes de la sociedad civil y ciudadanos indefensos, asesinados en nombre del poder y los negocios sucios. Estos son algunos de los crímenes y delitos que los jefes mafiosos (ya sea que pertenezcan a Cosa Nostra, 'Ndrangheta, Camorra o Sacra Corona Unita) han cometido y cometen a lo largo de su historia. Muchos han sido condenados por estos crímenes atroces a cadena perpetua y están detenidos bajo regímenes especiales como "alta seguridad" o el "41 bis". Varias veces a los jefes mafiosos sanguinarios les recordamos que la única vía posible de que tengan la esperanza de tener una vida, después de haber cumplido la pena máxima prevista por los crímenes cometidos, es colaborar con la justicia.

Un camino que, en el curso de la historia, han seguido jefes mafiosos de alto nivel (eran miembros de la Cúpula) como Salvatore Cancemi, Giovanni Brusca y Nino Giuffré, o incluso asesinos como Gaspare Spatuzza (mató a Don Pino Puglisi para luego arrepentirse espiritualmente). Todos ellos han recomenzado, aunque en medio de mil dificultades y una visión no siempre completa de los hechos, en particular con respecto a las más altas relaciones de la mafia con los más altos vértices del poder.

Una mordaza para los magistrados independientes

Por Giorgio Bongiovanni – 7 de junio del 2020

Al Ministro de Justicia, Alfonso Bonafede, no le bastó con el "asunto sucio" de no nombrar a Nino Di Matteo como director del Departamento de Administración Penitenciaria, ni el fracaso de la gestión carcelaria en el tiempo del coronavirus que solo se resolvió después de las protestas de los magistrados, de los familiares de las víctimas de la mafia y de especialistas, y también gracias al nombramiento de Roberto Tartaglia como subdirector del DAP. Como demostración de una forma de entender la justicia falaz (más allá de las "habituales" leyes, aunque positivas, sobre intercambio de votos, corrupción y bloqueo de la prescripción, que se repiten continuamente como un mantra para testificar la bondad de su trabajo) aparece la reforma del Consejo Superior de la Magistratura.

El proyecto, que abandona la idea primordial de la elección por sorteo, ha sido presentado en los últimos días y muestra luces (pocas, como la propuesta de que los "laicos" del CSM no puedan surgir de entre los políticos elegidos al Parlamento o la separación entre la vida política y la actividad judicial del magistrado) y sombras (demasiadas) que, paradójicamente, podrían conducir a un fortalecimiento de las corrientes que, como se vio en el caso Palamara, no son sólo una degeneración, sino un verdadero sistema de poder.

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