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Por Saverio Lodato – 7 de febrero del 2020

Si para desmentir vuelve al ruedo el abogado Niccolò Ghedini, significa que el asunto es muy serio. Y sí.

Qué mal asunto, las declaraciones de Giuseppe Graviano al fiscal asistente de Reggio Calabria, Giuseppe Lombardo, durante el juicio en curso a la 'Ndrangheta de las masacres.

Empezó a hablar Graviano, que no es cualquiera en el Gotha mafioso.

Y ahora muchos tiemblan.

¿Solo tiemblan los mafiosos? No embromemos. Esa madeja de vínculos entre el Estado y la mafia, aparatos desviados y no desviados, cómplices institucionales, grupos de fuerzas policiales y de carabineros, políticos y cuellos blancos, y quien dice que en la red no haya terminado algún "reportero prestado" a Cosa Nostra, muchos lo sospecharon, algunos lo denunciaron, pero, a decir verdad, parecía el secreto destinado a ser el mejor guardado del mundo.

Solo piensen: durante casi treinta años, los juicios sobre esa temporada negra se han multiplicado, pero, en la apelación, siempre faltan pedazos de verdad.

Sin embargo es posible que – y digamos que sería incluso ahora – la música esté cambiando.

Cuán pesadas son las palabras de Graviano lo demuestra el hecho de que, para detener el nuevo tsunami que involucra a Silvio Berlusconi, ha vuelto al ruedo un reservista de esa lejana temporada, el abogado Niccolò Ghedini. Quien, teniendo ciertamente sus buenas razones, desmiente todo, niega todo, da vuelta todo.

Y si las cosas empeoran aún más, se puede asegurar que pondrá su mano en la funda de la demanda y de las citaciones por daños millonarios, porque cuando los reservistas vuelven al ruedo, la guerra se pone realmente dura.

Veremos.

Una cosa, eso sí, tenía que suceder tarde o temprano. Que en algún lugar se perforara la armadura del silencio que durante décadas ha congelado cualquier intento de encontrar la verdad sobre los años de las masacres.

Masacres que – Capaci y via d’Amelio – en Giuseppe Graviano y en su hermano Filippo, tuvieron a sus directores y artistas más despiadados.

Por otro lado, ya existían escuchas ambientales de la prisión de Ascoli Piceno, en la primavera del 2016 y a principios del 2017, entre Giuseppe Graviano y Umberto Adinolfi, el miembro de la Camorra con quien compartió la hora de aire, que dejaban espacio para pocas dudas. Pero los defensores de Berlusconi habían intentado escapar, trepando por una cornisa muy frágil, cuando Graviano reveló: "Berlusca me pidió esta cortesía... por eso era la urgencia", en efecto, no dijo "Berlusconi" pero dijo "muchísimo". Escuchas – vale la pena recordar – dispuestas por Nino Di Matteo y todo el grupo de fiscales en el proceso de la Tratativa Estado-mafia.

Ahora, mientras esperamos el final de la historia, escuchemos a Graviano. Que, además, si es posible, hable aún más alto y más claro.

Esta es la síntesis (por el momento). Se encontró tres veces con Berlusconi en Milán; Berlusconi se reunió con el mafioso sabiendo quién era y que estaba huyendo; existían relaciones "históricas" de su familia con Berlusconi, desde la época de su abuelo y padre, cuyo poder económico y negociador fue heredado por el vástago que habla hoy; reuniones reservadas entre mafiosos, Berlusconi y empresarios que no querían presentarse; un apartamento regalado a su primo, en el Milano 3, el Eldorado de cemento que se había convertido en el cuartel general del caballero. Y de nuevo: empresas conjuntas, socios ocultos y cenas en los mejores restaurantes. Finalmente, inquietantes referencias a la circunstancia del arresto de los hermanos Graviano. Larazón de su decepción de hoy es el hecho de que Berlusconi lo "traicionó", manifestándose en contra de la eliminación de su cadena perpetua.

Y Giuseppe Graviano – y esto nunca debe olvidarse, es un hecho conocido – se convirtió en padre cuando ya estaba en la cárcel para comenzar a cumplir sus penas de prisión.

En resumen, los Graviano siempre han sido, como se decía en los años del cine neorrealista, "gente de respeto"; mafiosamente hablando, claro.

Escuchemos bien esta poderosa voz que proviene de ese mundo – el de las masacres y la Tratativa Estado-mafia – que siempre ha estado en silencio.

En cuanto al abogado Ghedini, habrá tiempo para escuchar incluso sus negaciones más categóricas.

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