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“Sueño Blanco”, obra teatral que ensambla el pasado con el presente, por la vida

 Por Jean Georges Almendras-23 de marzo de 2019

 Talento. Fuerza. Compromiso. Libre expresión.

Fueron algunos de los elementos más destacados de la presentación de OUR VOICE en uno de los edificios de la ex ESMA (que en los años de la dictadura militar argentina fue centro clandestino de detención).

Una presentación, que una vez más, arranco merecidos aplausos de la platea, como clara demostración de que la perseverancia del Movimiento por crecer y por superarse (como Movimiento Cultural) ya no es solo una meta, sino que es un hecho. Un hecho tangible. Un hecho comprobable, que literalmente, los obliga a ellos mismos a encontrar (en un futuro) caminos de expansión y de difusión mucho más abiertos y más extendidos, dentro de la sociedad sudamericana ( y europea) porque definitivamente -gradualmente, y a pasos agigantados- el grupo de jóvenes OUR VOICE viene alcanzando un nivel actoral cada vez mayor. Y si a eso sumamos el comprometido contenido de sus actuaciones, el resultado, en muy pocos años, obviamente será más que deslumbrante.

Y si su cometido fundamental es el de crear conciencia entre los jóvenes del mundo, el objetivo se viene cumpliendo (y se irá cumpliendo) sin miedos y sin dejarse amedrentar por los obstáculos naturales de la incomprensión o de la falta de medios para llegar al gran público.

En la noche del 22 de marzo, en el edificio del Ecunhi, del que fuera en los años setenta un siniestro complejo de instalaciones de la Escuela de Mecánica de la Armada de la Av Libertador, del gran Buenos Aires, los jóvenes de OUR VOICE subieron a escena la obra “Sueño Blanco”.

Además, por si fuera poco, subieron a escena la fuerza y la semilla para llevar adelante la difícil tarea de convocar a los jóvenes (a través del arte) a no olvidarse del pasado, para ir construyendo el futuro, desde el presente.

Jóvenes entre los 13 y 28 años (y una niña de 10 años llamada Yasmin) brillaron sobre el escenario e hicieron brillar sus ideas y sus valores. que se trasmitieron con sensibilidad inconfundible. Esa sensibilidad militante, que en ésta oportunidad contó con el apoyo y la participación desde platea, y luego sobre el escenario, con el joven hondureño Salvador Zúñiga, hijo de la activista lenca Berta Cáceres asesinada en su Honduras natal por sicarios, solo por el hecho de luchar por su comunidad, por defender su tierra y por oponerse tenazmente a la construcción de hidroeléctricas de multinacionales sedientas de inversiones e indiferentes al reclamo de los pueblos allí instalados, desde tiempos ancestrales.

El elenco de OUR VOICE, Movimiento fundado y liderado por la joven Sonia Tabita Bongiovanni no se defraudó a si mismo ni tampoco a la platea. La puesta en escena mantuvo la tradición del arte teatral, y los textos, fueron la carta de presentación de su ideario y de su esencia, como colectivo juvenil laico y artístico, pero enteramente comprometido con las causas sociales, por la libertad y por la justicia “en procura de un mundo mejor” como lo expresara Sonia Bongiovanni, al cierre del espectáculo-

Un padre, militar de profesión (Diego Grachot) en diálogo con su hija adolescente (Sonia BongIovanni) y un “sueño blanco”, fueron la columna vertebral de una historia, conmovedora (y movilizadora). Una historia de confrontación entre el pasado tenebroso de un hombre uniformado y orgulloso de su tarea patriótica de salvar a la Argentina del azote marxista de los años setenta y una hija que le recrimina su pasado y le echa en cara su proceder, que fue contra la vida y contra la libertad. Una confrontación, excelente en su interpretación: con la cadencia del drama político y humano, como recurso o como instrumento para hacer entender al espectador que la obra va mucho más allá de preservar la memoria de los hechos terribles que se sucedieron en ese mismo lugar (el edificio del Ecunhi) en la ex ESMA.

Una muy buena interpretación de Diego y Sonia fueron la carta de presentación de una velada fuerte en mensaje y en capacidad actoral, siendo que todos los jóvenes en escena no son actores profesionales, lo que los enaltece aún más

Giorgio David, de solo 13 años de, en el papel del militar (en los años jóvenes) fue descollante en su trabajo actoral. La carga dramática de la escena sirvió para entender, desde la platea, los niveles de la violencia castrense que llegaron a vivir las generaciones que iniciaban una carrera militar que desembocaría luego en la siniestra y criminal dictadura, de los años setenta, con el saldo de más de 30 mil desaparecidos en la Argentina.

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La evocación de ese pasado en ese “Sueño Blanco”  fue llave para abrir una puerta por la que atravesaron personajes e historias: Ramiro y Patricio dieron forma a una comedia con la sal y la pimienta de un noticiero de nuestros días donde uno de los entrevistados fue la figura destacada, no solo por sus respuestas y sus dichos, y su histrionismo (muy bien llevado por el joven actor)  sino porque personificaba a una figura clave de nuestros días y de la Argentina de hoy: Mauricio Macri;  Emilia siguió en turno, encarnando (exitosamente) a una representante del gobierno argentino, con un texto acertado y revelador, de la dramática realidad social del pueblo argentino pero desde una exclusiva visión oficialista. Comedia y parodia entrelazadas.

Después, de la mano de Leandro entraron a escena los representantes del arte musical: Juan Manuel como cantautor y Mariana, ambos guitarras en manos. Ambos, con un mensaje cantado minado de denuncias, visibilizando con estilo propio del cantautor, una realidad nacional, preocupante, por donde se la mire.

Intercalando la comedia (la parodia) y el arte musical, padre e hija siguieron con su historia y en determinado momento en pantallas aparecieron imágenes de los años del terror, en los cuales la Madres de Plaza de Mayo, con Nora Cortiñas a la cabeza, apelaban dramáticamente al periodismo internacional como la única esperanza (por aquellos días) para saber el paradero de sus hijos secuestrados por los grupos de tareas del terrorismo de Estado.

De pronto, sobre el escenario, una niña de 10 años (Yasmín) encara (frontalmente y con asombrosa madurez escénica, dada su corta edad) la desesperanza de los pueblos originarios, hoy, en la Argentina, que se hace extensible (nobleza obliga) a las desesperanzas de los pueblos originarios de Chile y de otras regiones de América Latina, entre ellas Honduras. Y tanto es así que Yasmin en su parlamento no ignora a la activista Berta Cáceres arengando al mundo con una expresión emblemática de su lucha y de la lucha de OUR VOICE: “Despierta humanidad, ya no hay tiempo” .

De inmediato,VIctoria,una joven uruguaya de OUR VOICE, aporta muy eficazmente a la escena el recurso de la danza.

Fátima, como prisionera de la Ex ESMA, con muy buena entrega actoral (cargada de las emociones necesarias para trasmitir el drama de los más de desaparecidos) pone sobre la escena el sufrimiento de aquellos días del terror, desde la visión de una joven a merced de las fauces de quienes la tienen cautiva. Fátima sufre en el escenario y hace que el espectador sufra en su butaca tal como Giorgio David (al inicio de la obra) logró sensibilizar a la platea, visibilizando la vocación militar del protagonista, como prolegómeno de su vocación del “represor” en el que se convertiría después.

Fátima, que interpreta a una prisionera de la ESMA, en cierto momento grita “¡Nos robaron nuestra libertad!”: y la escena nos lleva a un mundial de fútbol de los días de la dictadura militar en la Argentina. Es el camino elegido para el epílogo de “Sueño Blanco”, donde la historia del padre militar confrontando a su hija adolescente, sea concluyente y sea determinante, para que el espectador abandone la rutina del 2019 y tome conciencia de los hechos del ayer. Así fue “Sueño Blanco”

Los hechos de la infamia, de una época, que parece lejana, pero que no lo es, sencillamente porque hoy hay terrorismo de Estado, hay injusticias sociales, hay represiones y también hay desaparecidos en democracia-

A la recta final del arte teatral sobrevino un inevitable espacio dedicado a la reflexión. La reflexión frontal- Que se hace necesaria. Que se hace indispensable. Una suerte de mesa redonda con los espectadores, que tuvo su condimento y su mensaje. Y su compromiso.

Sonia Bongiovanni habló de la importancia del Movimiento “para que se vea un mundo de paz” y dijo: “nosotros somos los protagonistas de nuestro futuro y nuestro presente. Tenemos esperanzas de un mundo mejor”

Matias Guffanti afirmó: “recordar la memoria, que sigue viva. Este lugar nos carga de emoción y nos carga de una gran responsabilidad. Es importante Hay que trabajar para lucha por la memoria”

Cuando a Savador Zúñiga, hijo de Berta Cáceres, se lo invitó a subir al escenario no pudo evitar expresarse en estos términos “Recordamos los sufrimientos de muchos en este lugar. Y la historia de argentina no era aislada sino que formaba parte de un Plan. Del Plan Cóndor. Quiero decir además que los militares argentinos entrenaban a los militares de Honduras. El objetivo era imponer un modelo económico. El neoliberalismo, para sangrar a la tierra. Este trabajo por la memoria es muy importante. La memoria no se puede quedar en un cajón. La memoria es algo vivo. No debemos olvidar la lucha de cada uno de los más de 30.000 desaparecidos. Los golpes de Estado se siguen dando. Pasó en Honduras en el 2009. En Honduras impera la impunidad. El desafío es transformar esta realidad de miedo en una realidad de esperanza”

Como Director de Antimafia Duemila, Giorgio Bongiovanni, que también fue invitado a subir al escenario, fue muy claro y muy directo en sus apreciaciones: “Tu mamá (por Berta Cáceres) fue (y es) un ejemplo para la historia. Yo acuso a los mandantes ideológicos del asesinato de Berta Cáceres. Una multinacional está detrás de todo esto. Todo esto viene de los Estados Unidos. El algo que está pasando ahora”

Luego, refiriéndose al gobierno de Macri enfatizó:” Vuestro presidente Macri debería sacar los secretos de la dictadura, de lo que hicieron las empresas, los bancos, porque esos pensamientos de la dictadura siguen vivos. Repito todo viene de los Estados Unidos, de este imperio sanguinario, para hacer masacres en este y en otros países. A través del arte lograremos la resistencia, la denuncia. Pedimos justicia por los mártires”.

Desde la platea se hicieron preguntas y se habló sin restricciones. Esencialmente homenajearon a los combatientes de los tiempos de dictadura. Homenajearon a los mártires y a los motivos por los cuales lucharon contra los militares.

Dentro de este contexto Giorgio Bongiovanni agregó : “Vamos a ganar con los jóvenes”- “ Vamos a buscar justicia y encontraremos la verdad, haremos la denuncia. Porque tenemos, con los jóvenes, el poder de divulgar, precisamente gracias a los combatientes. Nuestra es la vida”.

Cerró la jornada la fundadora y líder del Movimiento, Sonia Bongiovanni: “Para cada uno de nosotros es un honor presentarnos en la ex ESMA y dar vida al Ecunhi y participar de sus actividades es un honor gigante. La juventud es la única salvación para este planeta. La unión de todos nosotros”

Talento. Fuerza. Compromiso. Libre expresión.

Son los cimientos de un Movimiento de Jóvenes que día a día, da cuenta al mundo y a ellos mismos, de que los caminos de la búsqueda de la justicia no están cerrados.

Están abiertos. Muy abiertos. Particularmente para aquellos jóvenes y no tan jóvenes, que los quieran transitar.

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*Fotos de OUR VOICE y Antimafia Dos Mil

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