Por Jean Georges Almendras-19 de setiembre de 2019
Cada año la misma historia. La historia del terror que se recuerda rigurosamente, porque rigurosamente hay quienes hacen todo lo imposible para que esa historia se borre de nuestra memoria. Para que esa historia pase inadvertida, porque es una historia de horror y de terrorismo de Estado argentino, con el sello del Plan Cóndor. La historia de los estudiantes secundarios que fueron detenidos, torturados y desaparecidos, en La Plata, a excepción de uno: Pablo Díaz, el único sobreviviente de esa historia. La historia de una lucha. De una lucha que sigue tan vigente como en aquellos años. La historia de una lucha que pone los pelos de punta, porque ella en si misma se impuso en un clima de violencia tal que las consecuencias eran inevitables. Inevitables para aquellos días, y para nuestros días. Para nuestros días, porque seguimos cargando a cuestas los efectos de las impunidades. Esas impunidades que hoy laceran la inteligencia humana y la libertad, o peor aún, la “democracia” en la que creemos estar.
Cada año la historia de “La Noche de los Lápices”. Y cada año el mismo sentimiento: “Los lápices siguen escribiendo”. Porque lo que ocurrió hace 43 años, sigue ocurriendo, y por eso los lápices siguen escribiendo. Siguen los estudiantes, luchando a brazo partido, no solo para que sean respetados, en sus derechos, sino además para denunciar (y repudiar sin mordazas, y con la inocencia generacional que les da fuerzas y coraje) que la sociedad en la que viven se está descomponiendo, o mejor dicho, está descompuesta. Esta pútrida. Está antagónica a los valores de justicia y de respeto en los cuales creen los jóvenes.
Los jóvenes siguen escribiendo que las fuerzas policiales de su tierra natal, parece que están congeladas en el tiempo, porque siguen avasallando como hace 43 años.
Los jóvenes siguen escribiendo (y denunciando) que las doctrinas de un gobierno autoritario hacen del “gatillo fácil policial” una premisa, una corriente de convivencia social, nefasta por naturaleza.
En ese contexto de recuerdo de esa historia de “La Noche de los Lápices” los jóvenes de Our Voice no estuvieron ausentes, especialmente en la ciudad de Salta. Allí, junto a otros jóvenes salieron a las calles y se expresaron. Con la misma fuerza que lo hicieron los jóvenes que hace 43 años salieron a las calles de Buenos Aires a reclamar sus derechos. Esos jóvenes que después fueron atrapados por las fuerzas represivas de la época. Esos jóvenes con nombre y apellido: María Claudia Ciocchini, Claudio de Acha, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Daniel Racero y Horacio Ungaro, que hoy están desaparecidos “sólo por el hecho de reclamar (en plena dictadura militar argentina) los derechos básicos de la educación que hoy gozamos, como el boleto estudiantil gratuito” según palabras de los jóvenes que marcharon en la ciudad de Salta, recordando “La Noche de los Lápices” y en repudio de la doctrina Chocobar y la impunidad de las Fuerzas Armadas y Policiales en los múltiples casos de “gatillo fácil”.
El diario argentino Página 12 visibilizó la marcha de los jóvenes de Salta (y de los integrantes de Our Voice) y tituló: “Se recordó la Noche de los Lápices en Salta. En dictadura, desaparecían, en democracia asesinan”. Y en Página 12 también se escribió: “A 43 años de La Noche de los Lápices, la Coordinadora de Estudiantes de Salta y el Movimiento Our Voice marcharon e hicieron un acto en la plaza principal de la ciudad de Salta. La voz cantante la llevó Cala, una estudiante de la turística ciudad de Cafayate, que dio un discurso en el que repudió los últimos casos de gatillo fácil en el país calificó de “fuerzas asesinas” a los organismos de seguridad que aun en democracia h bajos las órdenes de un gobierno corrupto, siguen matando a niños y jóvenes”.
“En el acto con el que culminó la marcha se recordó a Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, asesinados en el sur del país; a Ismael Ramírez, del Chaco; a Facundo Burgos, de Tucumán, y a los salteños Nahuel Salvatierra y Cristian Gallardo, éste último muerto en agosto de 2019 cuando era trasladado por policías”
“Juicio y castigo para los responsables de sus muertes se escuchó decir a Cala, y agregó que así como en dictadura desaparecieron a los chicos de la noche de los lápices, ahora en democracia asesinan”
Y en Página 12 se divulgó el documento final leído por los jóvenes respecto a la doctrina Chocobar, avalada por el gobierno nacional: “Repudiamos esa metodología, solo por pertenecer a las fuerzas armadas y policiales”.
Aquel día, a los 43 años de La Noche de los Lápices, en la ciudad de Salta, los integrantes de la Coordinadora Estudiantil también dijeron: “Habíamos jurado que eso no iba a pasar nunca más”. Una dura exclamación que fue acompañada, obviamente por los integrantes de Our Voice, “HIJOS, Salta” y las asociaciones de Lucrecia Barquet y Coca Gallardo y Familiares de Detenidos Desaparecidos Salta.
Nuestros jóvenes de Our Voice prepararon para esa oportunidad una performance frente al Cabildo de Salta, en la que resaltaron los papeles que tuvieron la Iglesia Católica, las Fuerzas Armadas y el periodismo, en la masacre de La Noche de los Lápices, al tiempo de levantar los nombres de los seis jóvenes que fueron capturados por las fuerzas represivas, para ser torturados, violados y encerrados en centros clandestinos, para ser finalmente desaparecidos, con excepción de Pablo Silva, único sobreviviente de ese grupo juvenil, cuyo testimonio resultó vital para conocer la historia de La Noche de los Lápices.
A 43 años de ese horror, que formó parte de otros horrores de la época, en el centro de la ciudad de Buenos Aires, cientos de jóvenes argentinos de diferentes organizaciones marcharon denunciando la crisis política y económica actual. Y sin perjuicio de esta marcha que culminó con un acto en el centro porteño, el acto central por de la La Noche de los Lápices se realizó en La Plata, donde además los sobrevivientes y los familiares de las víctimas reclamaron el inicio del juicio a 14 represores involucrados en el hecho.
La marcha de la ciudad de Buenos Aires, que se lleva a cabo todos los años, estaba encabezada por jóvenes de la Coordinadora de Estudiantes de Base (CEB) bajo la consigna “La deuda es con la educación, no con el FMI”. Y allí se vieron otras consignas: “No a la represión docente en Chubut” y “Los lápices siguen escribiendo”. Consignas en las que claramente se denuncian las problemáticas que atañen directamente a la educación pública, con el ajuste sufrido con los recortes presupuestales de los últimos años.
En el informe de Melisa Molina de Página 12, en relación al acto de la ciudad de Buenos Aires se consignan las apreciaciones de Camila, representante de la Coordinadora de Estudiantes de Base (CEB): “No solamente marchamos para recordar y hacer memoria por lo que pasó hace 43 años en la ciudad de La Plata, sino también para luchas por las reivindicaciones actuales. Muchas siguen siendo las mismas, como la necesidad de contar con el boleto estudiantil, pero también estamos en contra de la Secundaria del Futuro; pedimos refacciones edilicias en los colegios que están en pésimas condiciones; que nos traigan viandas dignas y no con comida podrida, y por la real implementación de la Ley de Educación Sexual Integral”.
En el documento final, leído en un escenario principal improvisado en Avenida de Mayo y San Martín, puntualizaron: "Somos miles los que hoy nos estamos plantando por el futuro que soñaron cada uno de los 30 mil compañeros detenidos desaparecidos. Conmemoramos a los compañeros que fueron desaparecidos por un gobierno que, al igual que hoy en día, buscaba callar a las masas luchadoras y pretendía mantener a la juventud callada, fuera del plano político y sometida. Nos manifestamos en contra de un Gobierno que ignora las necesidades de la gente y en particular las nuestras, de los jóvenes, ya que se dedicó durante cuatro años –y 12 en la ciudad- a vaciar nuestra educación, mercantilizarla y dejarla sin presupuesto” .
Ofelia Fernández, una de las candidatas más jóvenes a legisladora por el FDT dijo “A veces pienso que muchos de los chicos de “La Noche de los Lápices” tenían 19 años como yo. Ellos podrían haber estado donde estoy ahora, en alguna lista para ser candidatos, pero sin embargo estaban siendo perseguidos, torturados, desaparecidos y anulados políticamente. Eso me hace recordar que los procesos de la juventud en Argentina vienen de larga data y que nada se empieza de cero, todos somos resultado de los que lucharon antes que nosotros”.
La colega Molina, en su informe sumó el sentir de Malena Wilfrido, del Centro de Estudiantes del Mariano Acosta: “a los compañeros se les conmemora no solo por las batallas que dieron sino también porque quienes quisieron arrebatarles el futuro como hoy nos los quieren arrebatar a nosotros. Hoy salimos a la calle para volver a construirlo y para poder volver a soñar con una patria y con un país más justo para todos”
María Clara Ciocchini
Pablo Díaz, único sobreviviente de “La Noche de los Lápices”, en Página 12, con su expresa firma en un artículo, homenajeó a una de sus compañeras de cautiverio hoy dada como desaparecida. Estoy refiriéndome a María Clara Ciocchini, quien era oriunda de Bahía Blanca, y que a comienzos del año 1976, junto a sus padres se trasladó a La Plata, donde finalmente se radicó.
Cuenta Pablo Díaz, en su crónica, que María Clara fue una “girl-scout” en la Orden Pequeña Obra, un grupo de monjas que recogían el mensaje del Concilio Vaticano II.
“En la Iglesia, en la cual era miembro, organizaban actividades de apoyo educacional y sanitario en los barrios carenciados. Comenzó su militancia en la UES, por su cristianismo, le diría a su padre ante un reproche “Pero, papi, no hay diferencia entre lo que hago como cristiana sincera para ayudar a la gente y lo que se hace como peronista” dice Pablo Díaz.
“Compartí con María Clara el campo de concentración clandestino llamado “Pozo de Banfield”. Fue torturada y violada a sus 17 años. Creía en Dios inclusive después de la profanación constante y el horror. En el pozo, recuerdo, nos pedía rezar ante cada interrogante nuestro sobre dónde estaba Dios ahí”
“Pensé durante mucho tiempo, cual podría ser mi homenaje privado, uno que me permitiera hablar a solas con ella. La memoria me permite hoy reconstruir su convicción espiritual y social. Le escribí una carta al papa Francisco mencionándole a María Clara, nuestra historia, y por qué solicitaba tener una audiencia con él. Un encuentro tan íntimo para mí, como cuando una llora de amor, encerrado en su cuarto. Este 18 de setiembre lo veré en Roma. No creo en Dios ni en el racionalismo absurdo. Es todo caso estoy ahí en el medio, como muchos estamos. Y María Clara estará con él, con este Papa que ella hubiera aceptado. No lo dudo, por cristiana y peronista”
Héctor Ciocchini, padre de María Clara en su libro “Ofrenda” (dedicado a su hija) escribió: “Miro los desaparecidos/sus fotografías en los diarios/como un remordimiento de lúcida pureza/ y de bellos paisajes. Y nunca están más vivos/que en esa cualidad esencial/que deja su vacío. Ellos viven/esa mitad oscura y luminosa/vedada a nuestra rutinarias vidas. Soles desconocidos/pasarán a la íntima/ materia de los fuegos”.
----------------
*Foto de Portada y restantes: Movimiento Our Voice
*Foto de los seis jóvenes de La Noche de los Lápices:www.am1300lasalada.com.ar
*Foto de Pablo Díaz: www.pagina12.com.ar
*Foto de María Clara Ciocchini: Página12