Por Jean Georges Almendras, desde Asunción, Paraguay-12 de octubre de 2019
Quienes luchan por causas justas no conocen de descansos ni de restricciones, especialmente a la hora de expresar sus ideas y de visibilizar sus sufrimientos y los reclamos de justicia. Porque son reclamos fundamentados en el dolor, más allá de las formalidades legales y de las argumentaciones técnicas. Partiendo de esa premisa, la agenda del Movimiento Our Voice y de Antimafia Dos Mil contempló la necesidad de agrupar a diferentes personalidades, emblemáticas de esas luchas sociales y de las luchas en defensa de los Derechos Humanos, para que en un encuentro de neto corte activista y removedor de los postulados que nos son comunes, el intercambio de ideas y de historias (en su mayoría historias de reivindicaciones, de muertes, de encarcelamientos o apremios físicos y de avasallamientos de todos nuestros derechos) podamos entre todos, además de aunar criterios, interactuar y visibilizar situaciones dramáticas -seguidas de tenaces luchas (del ayer y del hoy) para que las impunidades no se instalen ni se apoderen de nosotros- podamos estrechar lazos y voluntades para decir basta a las arbitrariedades, siempre cometidas por el poder de turno. El encuentro fue exitoso, desde muchos puntos de vista. Fue particularmente único en la historia de la Antimafia paraguaya y del Movimiento Our Voice. Fue un encuentro aleccionador y formador. Fue un encuentro constructor de militancias y disipador de miedos. Fue una muy combativa oportunidad de ser parte, juntos, de una revolución cultural e ideológica, con revolucionarios enérgicos, honestos y pacíficos (pero no por ello sumisos o condicionados).
Moderados por Matías Guffanti la ronda de presentaciones fue el puntapié inicial del encuentro. La sola mención de sus nombres y de sus historias fue la señal para comenzar a comprender (y a conocer, cabalmente) la razón de cada una de sus luchas; esas luchas que ahora ya son nuestras.
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