Por Eduardo Godoy, de Our Voice-24 de setiembre de 2019
Con la aprobación del decreto 3973 Evo Morales habilitó el desmonte que provocó, solo hasta hoy, la quema de más de 2 millones de hectáreas. Las mismas serian aprovechadas para la extensión del monocultivo de soja y la industrialización de la hoja de coca. Los voluntarios que intentan contribuir para apagar los incendios en la región de Chiquitania, nos relatan que el mayor obstáculo a vencer, son los punteros políticos que les impiden trabajar.
Una relación un tanto extraña une a Evo con la Pachamama. Su destrato hacia Ella, nos hace recordar al comportamiento de un CEO de una multinacional extractivista. Pro minero, pro sojero, pro nuclear y ahora responsable por la quema de 2.161.414 las hectáreas (*1) para producir forraje para el ganado de los Chinos y extender cultivos de hojas de coca (legales e ilegales). Su lógica nada condice con la imagen que se le construyó hacia el exterior, ni tampoco con el valor simbólico que debería representar la Whipala que tanto reivindica. Convertir a Bolivia en el enclave de Rusia dentro del continente tampoco parece coincidir con el rescate de las tradiciones del altiplano. De Aymara, en la política de Evo simplemente no encontraremos nada. Los conflictos sociales incluyen en su mandato más de 120 muertes, entre los que se destacan estudiantes y líderes sociales de las diferentes etnias y verdaderas masacres a pueblos indígenas. Todavía continua impune la terrible violación a los derechos humanos cuando la policía reprimió a más de 500 personas de la comunidad de Chaparina(*2) que se oponían a la carretera del Tipnis. Los métodos empleados nos recuerdan lo peor de la KGB: mujeres maniatadas con cintas en la boca (algunas de ellas embarazadas perdieron sus bebes) niños traumatizados y ancianos humillados, se cuenta en ese trágico episodio del 2011 que todavía exige justicia. Pero no fue una excepción. Otra etnia como la Guaraní en Takova Mora también sufre la explotación de sus territorios mediante la misma metodología que se da en el resto del continente. En el caso de aquellos yacimientos de hidrocarburos (*3) se volvieron a pisar los derechos de las poblaciones originarias, criminalizándolas y reprimiéndola ferozmente. Del estado plurinacional de naciones del Tawantinsuyu, tampoco hay nada en la práctica política de la gestión de Evo Morales. Quien ahora ha mostrado su peor cara, convirtiéndose en el responsable máximo del ecocidio del amazonas Boliviano.
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