Por Daiana Carracedo, de Our Voice Ushuaia – 6 de abril de 2020
El pasado domingo 29 de marzo el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador se acercó a un auto durante su visita a Sinaloa, México, donde se encontraba supervisando la construcción de una carretera. La región es la cuna de algunas de las organizaciones criminales mafiosas más poderosas del mundo. En el auto viajaba Consuelo Loera, la madre de Joaquín el Chapo Guzmán.
El Chapo es un narcotraficante, líder del cartel de Sinaloa. Por más de 30 años se dedicó al tráfico de drogas entre México y Estados Unidos. Durante el juicio realizado el año pasado en Estados Unidos, lugar donde fue extraditado luego de dos fugas de la prisión mexicana, varios colaboradores que decidieron atestiguar contra él lo acusaron de tener la fama de ser el traficante más rápido. El jurado también comprobó que conspiró para asesinar a 26 personas que representaban una amenaza para el cartel de Sinaloa como informantes, rivales, miembros de fuerzas de seguridad e incluso familiares. Ante las acusaciones del tribunal, la defensa del Chapo consistió en inculpar a su socio Ismael el Mayo Zambada. “El Chapo es un títere, no la cabeza del cartel de Sinaloa”, fue el argumento final. La defensa también denunció una conspiración entre las autoridades mexicanas y el Gobierno de EE.UU. para que el Mayo Zambada siga actuando impunemente y pagando sobornos tras medio siglo liderando el cartel.
Finalmente, la justicia de Estados Unidos lo condena a cadena perpetua, además de 30 años por violencia con armas de fuego y 20 por blanqueo de dinero.
"Aquí no se hizo justicia. EE.UU. no es mejor que otros países corruptos a los que este país no respeta", fueron sus palabras al finalizar el juicio.
Ante estos sucesos, inevitablemente nos toca pensar: Si hoy fuera comienzos del año 1992 ¿Qué pensarían los jueces italianos Giovanni Falcone y Paolo Borsellino? En medio de la soledad y desprotección que vivieron los jueces en los años ‘90, comenzaron a denunciar un presunto trato entre el Estado y la mafia. Falcone había obtenido la confesión de Tommaso Buscetta, primer arrepentido, quien dejaba al descubierto la estrecha relación entre el Estado y las organizaciones criminales, especialmente Cosa Nostra. Por orden de Salvatore Totò Riína, jefe de la organización, fue asesinado mediante la explosión de un coche bomba. Solo 57 días después Borsellino correría la misma suerte. "Se decía que la mafia no existía, que era una invención de la prensa para distraer a los ciudadanos de otros problemas más graves. Y sin embargo ya había habido varios atentados contra jueces, policías y periodistas" explicaba Leonardo Guarnotta, magistrado que trabajó codo a codo con los jueces asesinados.
Centrándonos en el presente, el saludo del presidente de México a la madre del Chapo fue desaprobado por gran parte de la sociedad. El gesto fue directamente relacionado por la opinión pública como un apretón de manos entre el Estado y la mafia. Situación que se vio sellada cuando el abogado del Chapo, José Luis González Meza, sentenció días después (en una entrevista) que la orden de su defendido fue: “No dañar al presidente. Cuantas veces vaya a Sinaloa, el presidente va a estar protegido”.
Esto expone implícitamente que el apoyo de la mafia al Estado sigue vigente. Según el diario “El País” cuando la mafia no mata, hace negocios. El ruido y las bombas asustan al dinero.
La madre del Chapo se acercó al presidente para pedirle ayuda y denunciar que Estados Unidos no la deja ver a su hijo hace más de 5 años. “Todavía no conozco a una madre que acepte la culpa de un hijo… Me pide que yo ayude en gestiones para que el Gobierno de Estados Unidos le permita viajar para ver a su hijo y voy a hacer el trámite…Yo creo que por razones humanitarias se le debería permitir… Lo haría por cualquier ser humano”, afirmó el mandatario mexicano.
No podemos saber qué pensarían Falcone y Borsellino. Pero si sabemos qué hace el magistrado Nino Di Matteo, hoy miembro del Consejo Superior de la Magistratura y en el pasado protagonista como fiscal de juicios importantes sobre las masacres y sobre el juicio por la tratativa Estado-mafia, legado que continuó luego del asesinato de los jueces italianos. Durante el juicio, en el banquillo de los acusados por primera vez en la historia, se sientan juntos representantes del Estado, sicarios, mafiosos arrepentidos y grandes jefes de la Cosa Nostra. El 3 de noviembre de 2019, Nino habló en el programa italiano “Mezz’ora in più” transmitido por Rai3 y declaró: “este país sufre un déficit de conocimiento y memoria sobre ciertos hechos. De hecho, son continuamente ignorados por la mayoría de la opinión pública y también por una parte de la política. Cuando se habla de ‘acusaciones sin una pizca de evidencia’, hay una base proporcionada por las sentencias que se olvida. Y las investigaciones son imprescindibles”.
Las cartas que escribió la madre del Chapo al presidente de México pidiendo ayuda para ver a su hijo preso en Estados Unidos, perfectamente podrían haberse entregado de forma privada. Sin embargo, como un acto de provocación, se eligió un momento en el cual hubiera mucha gente para verlo. El saludo entre los dos y la posterior declaración del abogado del Chapo citando la orden expresa de proteger al presidente, dejan en evidencia que las relaciones del Estado y las mafias todavía sigue vigente en todo el mundo.
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Foto portada: www.elcomercio.pe
Foto 1: www.bluradio.com
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