Pacífica y enérgicamente todos en la marcha confrontaron al poder del patriarcado
Por Jean Georges Almendras-9 de marzo de 2020
Fue convocada por las mujeres pero de la marcha participaron todos: mujeres, hombres y familias . El centro de Montevideo se vistió de fiesta, pero en realidad fue una impresionante movilización que a los ocho días del gobierno de Luis Lacalle Pou no hizo otra cosa que templar la resistencia de una revolución mundial protagonizada por mujeres: mujeres jóvenes y no tan jóvenes. Así fue el 8M en Montevideo, Uruguay. Un 8M dentro de un contexto social y político muy particular, especialmente porque en el epicentro de la vida política del Uruguay, desde hace ocho días, el componente patriarcal del poder no ha estado (ni estará, lamentablemente) ausente, no obstante una serie de señales dadas desde el gobierno a través de la Vicepresidenta Beatríz Argimón como participante de la marcha junto a la senadora Gloria Rodríguez, dirigentes y jóvenes del partido nacionalista, bajo la pancarta del Centro Josefa Oribe, del Partido Nacional, en la que se leía “Paridad”. Pero a pesar de esa presencia oficialista no se inhibió, precisamente, la demostración del poder (represivo) patriarcal: la presencia de personal de Inteligencia entre la multitud, un helicóptero de la Policía Nacional sobrevolando la columna humana de casi 300 mil personas, carros blindados policiales ubicados en las calles laterales, fuerzas de choque de la Guardia Repúblicana (cerca de treinta efectivos -de ambos sexos- fuertemente pertrechados para una arremetida represiva) custodiando descaradamente el acceso vallado de una iglesia de la avenida 18 de julio, y un vallado con presencia policial considerable al frente de la Cancillería y del edificio del Banco de la República. Y en medio de ese despliegue de poder, las mujeres de todas las organizaciones feministas (algunas de ellas cerradas a la presencia en la marcha de hombres) se desplegaron libres (aunque sutilmente amedrentadas con tanto prevenciòn represiva) y sin mordazas: se oyeron cánticos y se portaron pancartas de todo tenor; se oyeron ritmos de todo tenor y se lucieron prendas a todo color, sin estar ausentes los ropajes en negro. Y en medio de toda esa fiesta, en la que se tocaron tambores y la militancia se hizo sentir (sin incidentes) pero con mucha energía, nuestros jóvenes del Movimiento Our Voice, más redactores y colaboradores de Antimafiados Mil, dijeron presente en la marcha, acompañando a las integrantes del Movimiento Pan y Rosas, en el marco de una demostración de integración a una actividad (aunque de inconfundible festejo) fue definitivamente militante y combativa. De lucha, literalmente.
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OUR VOICE
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