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30coimaLA NECESIDAD DE DENUNCIAR
Miércoles 14 de septiembre de 2011
Es un ejemplo la actitud de dos ciudadanos que a través de este diario acusaron a dos policías, y la del fiscal que actuó de oficio
SI la propia Justicia suele encontrar dificultades para avanzar en muchos casos de corrupción protagonizada por efectivos policiales, es comprensible que los simples ciudadanos que han sido testigos o víctimas de ese proceder delictivo teman realizar la correspondiente denuncia.
No ha sido el caso de Tobías Schapire y Pedro Bollo, quienes el año pasado efectuaron sendas denuncias debido a que agentes de la Policía Federal les solicitaron coimas en la vía pública. Pero realizaron sus denuncias por medio de cartas que se publicaron en La Nacion y, a raíz de ello, el fiscal José María Campagnoli inició una investigación que, días atrás, llevó al procesamiento de dos efectivos de la Comisaría 35.
Tras afirmar: "Lo que me sucedió hace que salga de la inacción y por lo menos escriba a este medio para que se sepa", Schapire sostuvo en su carta, publicada el 2 de junio del año pasado, que había tenido que pagar cien pesos a dos uniformados de la Policía Federal para evitar que le secuestraran el automóvil, a pesar de que contaba con toda la documentación en regla.
El hecho ocurrió en el control vehicular de las avenidas Udaondo y Cantilo, cerca del estadio del club River Plate. Ese control, conocido como Puesto Labruna, depende de la Comisaría 35.
A continuación, Schapire explicó que su primera reacción fue la de concurrir a efectuar la denuncia. "Pero ¿dónde, a su propia comisaría?", se preguntó.
La lectura de su carta dio ánimo a Bollo, quien seis días después vio publicada la suya, en la que denunciaba que en dos oportunidades había tenido que enfrentar a los policías de ese puesto, quienes también le exigían el pago de coimas debido a la supuesta falta de una tarjeta plastificada del débito automático del seguro del automóvil. Bollo se negó a pagar el dinero.
A partir de las cartas, el fiscal porteño Campagnoli actuó de oficio y dio inicio a una investigación que llevó al juez de instrucción porteño Daniel Turano a procesar sin prisión preventiva a dos efectivos de la Comisaría 35 por considerarlos autores del delito de extorsión y de extorsión en grado de tentativa.
El juez sostuvo que los agentes "actuaron de común acuerdo, respondiendo los distintos actos realizados a un plan ideado en común". En la fiscalía descentralizada de Núñez-Saavedra solicitaron a la población que los ciudadanos que sufrieron extorsiones similares concurran a efectuar las denuncias.
La lamentable actitud de los dos policías constituye una mancha para la institución. Por eso, es de esperar que, como sostuvo el juez, en principio los responsables de la extorsión hayan sido sólo esos dos efectivos y que no hayan contado con la protección o complicidad de sus jefes en la comisaría.
Lo que sí hay que destacar es la actitud de los ciudadanos Schapire y Bollo, quienes buscaron otras vías para canalizar una denuncia que, seguramente, no habría prosperado de haberla radicado en la comisaría.
También resulta encomiable la actitud del fiscal Campagnoli al actuar de oficio, una práctica que parece haberse perdido en los últimos años. Tanto él como Schapire y Bollo mostraron que no bajar los brazos y no resignarse es el primer paso para eliminar el delito cuando éste se enquista en las instituciones que deberían combatirlo.

http://www.lanacion.com.ar/1405933-la-necesidad-de-denunciar

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