COSECHA NOCTURNA: LA NUEVA MODALIDAD DE TRABAJO ESCLAVO
Funcionarios hallaron a unas 70 personas, entre ellas menores, viviendo en condiciones insalubres en fincas de San Martín. Aseguran que algunos empresarios los hacen trabajar de noche para evadir inspecciones.
Edición Impresa: jueves, 01 de noviembre de 2012
Obreros bolivianos y sus hijos son las principales víctimas del trabajo esclavo. (Archivo)
Ignacio Zavala - Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.

Un inédito operativo encabezado por inspectores de la Subsecretaría de Trabajo y la Policía Rural en San Martín desnudó una nueva modalidad empresarial para evadir controles de trabajo “en negro”: la cosecha nocturna. En fincas de ese departamento, los funcionarios hallaron a 70 personas no registradas, entre ellas dos adolescentes y seis niños viviendo en pésimas condiciones.

El operativo empezó alrededor de las 4 de la madrugada de ayer a partir de una denuncia anónima. El grupo de ocho inspectores, escoltados por seis efectivos de la Policía Rural, iniciaron el rastrillaje sin precedentes en fincas dedicadas a la cosecha de ajo en la zona de El Central y Tres Porteñas.

“Detectamos a personas trabajando de noche para evadir inspecciones. Esta es una nueva modalidad de los empresarios para poder trabajar con gente indocumentada y con menores”, explicó a Los Andes el director de Inspección de la Subsecretaría de Trabajo, Darío Gutiérrez.

Los funcionarios pudieron relevar cerca de 70 personas que no estaban registradas, entre las que se encontró a dos adolescentes y seis niños, que escaparon ante la presencia de las autoridades de Trabajo. A eso se sumó la constante negativa de los trabajadores a aportar sus datos.

“Los obreros estaban en muy malas condiciones, inclusive de transporte. Observamos hasta 18 (cosechadores) viajando en la caja de una camioneta, por ejemplo”, señaló Gutiérrez. Esto indica que muchos cosechadores no viven en las fincas sino que son trasladados en la oscuridad desde zonas aledañas, principalmente desde distritos del Este mendocino.

“No están bien informados y además los tienen asustados para poder tenerlos mudos en el caso de una inspección. Responden así por temor a que los deporten o a perder el trabajo”, aclaró Gutiérrez.

El jefe de los inspectores agregó que inclusive “había encargados de las fincas que le decían a la gente que se fuera para no aportar datos y muchos obreros bolivianos no sabían ni decir sus números de documento”.

A la explotación laboral se suman las pésimas condiciones de salubridad e higiene en que viven los obreros rurales. De hecho, en dos de las fincas inspeccionadas se labraron actas de higiene y seguridad por falta de agua corriente, inexistencia de baños, electricidad, falta de elementos de seguridad y requerimientos de mejoras en las instalaciones.

“También se labraron actas por trabajo infantil y por obstrucción, ya que no daban datos o eran falsos. Las actas de infracción generan una multa y, si son reincidentes, las faltas son muy graves y se puede llegar hasta la clausura del establecimiento”, detalló Gutiérrez.

Hasta marzo, cuando finaliza la cosecha de aceitunas, los inspectores recorren fincas y establecimientos agrícolas en busca de irregularidades que tienen como víctimas a obreros que ven en Mendoza una tierra de oportunidades.

Cómo denunciar