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02cont2Otro efecto de la creciente polución del Río de La Plata a la altura de Berisso y Ensenada
Un pormenorizado estudio de un equipo de científicos del Conicet de La Plata detectó microplásticos en todos los peces que capturaron a lo largo de 35 kms de costa. El problema aumenta en la zona del “caño de la 66”.
18/02/18

Peces de Berisso y Ensenada comen plástico. Porque está en el agua. Porque es uno de los principales elementos que se tiran al Río de la Plata o a sus afluentes y que lo contaminan a diario.
La gente come pescado. Por lo que también come plástico, o contaminantes orgánicos que “entran” a los ejemplares utilizando los microplásticos como vehículo.

Las consecuencias sobre la salud preocupan a los especialistas, aunque aún no fueron cuantificadas. Pero también preocupa, y mucho, el efecto del plástico en la biota, es decir, en el conjunto de especies de plantas, animales y otros organismos que ocupan un área determinada. En este caso, la ribera de nuestra región.
Los resultados de un minucioso estudio que realizaron científicos del Instituto de Limnología “Dr. Raúl A. Ringuelet” de La Plata (Ilpla, Conicet-UNLP), han encendido una luz de alerta. Capturaron 87 ejemplares, pertenecientes a 11 especies de peces, en seis sitios ubicados a lo largo de 35 kilómetros de la franja costera sur del estuario del Río de la Plata, entre las localidades de Ensenada y Berisso: encontraron microplásticos en el 100% de los ejemplares analizados.

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El trabajo lo llevaron a cabo los investigadores Rocío Pazos, Tomás Maiztegui, Darío Colautti, Ariel Paracampo y Nora Gómez, quienes explicaron a este diario que “los microplásticos son piezas menores a 5 milímetros” y pueden provenir de distintas fuentes.
Orígenes
Están los “fragmentos pequeños de plásticos manufacturados, denominados pellets, que constituyen la materia prima utilizada por la industria del plástico”.
“También las micropartículas sintéticas que se encuentran, por caso, en productos de higiene personal, como las cremas exfoliantes”, para poner un ejemplo.
“Además -añadieron los expertos y expertas- pueden provenir de restos de plásticos, como botellas y bolsas, entre otros, que se van fragmentando en piezas más pequeñas en el ambiente hasta convertirse en microplásticos”.
Asimismo, están las fibras sintéticas. “Su origen más frecuente se halla en los desprendimientos de la ropa durante su lavado y en los desechos de higiene personal, tales como pañales, protectores higiénicos y demás. En general, estos tipos de contaminantes llegan al estuario (del Río de la Plata) a través de la escorrentía de zonas urbanas, o sea, los desagües pluviales y las descargas cloacales, así como a través de cursos de agua que atraviesan aquellos sitios y desaguan en dicho ecosistema”, detallaron en el Ilpla.
¿Consecuencias? La biota suele estar afectada, ya que debido a su pequeño tamaño (los microplásticos) pueden ser consumidos por un amplio rango de organismos, entre los cuales se encuentran los peces, uno de los últimos eslabones de la cadena trófica (alimenticia), subrayaron los científicos.
Luego explicaron que en los recientes estudios que realizaron “se analizaron la cantidad y los tipos de microplásticos en el tracto digestivo de peces con distinto hábito de alimentación, como los que comen materia orgánica, plancton, otros peces”.
Como se indicó, para llevar a cabo el trabajo capturaron 87 ejemplares pertenecientes a 11 especies de peces, de las cuales el surubí (Pseudoplatystoma corruscans), el sábalo (Prochilodus lineatus), el patí (Luciopimelodus pati), el pejerrey (Odontesthes bonariensis) y la carpa (Cyprinus carpio), suelen ser de consumo humano.
No está de más recordar que, más allá de los plásticos, en el año 2000 se colocaron en la ribera carteles de prohibido pescar tras comprobarse que el típico sábalo de la zona estaba contaminado.
Volviendo al estudio, los investigadores revelaron que “en todos los ejemplares se detectó la presencia de microplásticos, la mayor proporción en forma de fibras, siendo más abundantes en el sitio relacionado con la descarga cloacal, en la costa de la ciudad de Berisso”, allí donde muere la avenida 66.
“Teniendo en cuenta el grado de contaminación que presenta la zona costera relevada y que la literatura documenta que los microplásticos pueden absorber contaminantes orgánicos, aquellos podrían estar funcionando como vehículos para el ingreso de estas sustancias a los peces, además del grado de toxicidad que puede presentar el microplástico en sí mismo”, puntualizaron.
Por otra parte, hicieron fuerte hincapié en el hecho de que se encuentren en mayor cantidad en la zona cercana al efluente cloacal, lo cual “demuestra la importancia de mejorar el tratamiento de las descargas urbanas, con la finalidad de reducir la presencia de estos contaminantes en el ambiente”.
¿Qué se puede hacer?
El equipo de científicos platenses apuntó que “las recomendaciones que se desprenden del estudio son, por un lado, la necesidad de realizar un mejor tratamiento de los residuos urbanos, tanto líquidos como sólidos, que impida o disminuya el ingreso de este contaminante”.
Por otro lado, señalaron la necesidad de “difundir información a la sociedad sobre la problemática de este tipo de contaminación, reduciendo el uso del plástico y promoviendo su reciclado”.
El trabajo finaliza advirtiendo que “los microplásticos son contaminantes emergentes, cuya presencia en el medioambiente no es necesariamente nueva, pero sí su hallazgo en el mismo”.
“Por esa razón, aún no están regulados y, por ende, es preciso realizar más investigaciones para determinar el riesgo ambiental y sanitario que implica su presencia y abundancia, así como también sus efectos en el ecosistema”, aseveraron.
Hay que destacar que el plástico tarda siglos en biodegradarse, por lo que se trata de un contaminante que permanecerá en las aguas hasta, posiblemente, superar en cantidad a los peces.
“Una pieza de plástico puede atraer compuestos orgánicos persistentes, como los plaguicidas clorados, bifenilos policlorados (líquidos aceitosos o sólidos de apariencia variable que pueden causar un sinnúmero de efectos adversos diferentes) o hidrocarburos aromáticos (por ejemplo, el benceno)”, especificó otro experto del Conicet. Y completó: “Así, los microplásticos se convierten en vehículos de altas dosis de contaminación para todas las especies que los ingieran. También son una amenaza por el aporte de sustancias químicas propias, como los aditivos agregados en su fabricación, causando efectos tóxicos significativos en los animales que los comen”.

https://www.eldia.com/nota/2018-2-18-3-59-33-detectan-preocupante-contaminacion-con-plasticos-en-los-peces-de-la-region-la-ciudad

 

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