loslapices200Por Emilia Cardozo-17 de setiembre de 2017
"A medida que transcurrían los días, como empezaba a hacer mucho calor, se empezaba a derretir la goma de la cinta adhesiva que cubría el algodón (que tenía como venda sobre los párpados). La picazón era terrible. Los ojos empezaron a llagarse. Había un olor que nos salía de ellos. Estaban podridos. Empezamos a tener grandes dolores de brazos. Teníamos las marcas de la soga al cuello y ya no nos podíamos desatar. Dormíamos en esas condiciones. En octubre, noviembre, creíamos que estábamos muertos. María Clara y otros compañeros y compañeras intentaron el suicidio."
Este fragmento del relato de Pablo Díaz, sobreviviente de “La noche de los lápices”, nos abre la puerta a una realidad oscura de la Argentina, a las sombras de nuestra historia.
En la distancia que da el tiempo podemos caer en la tentación del olvido, en que estos recuerdos, como los que describe Pablo Díaz, sean solo un texto en un libro de historia o un artículo periodístico. Pero estas palabras están hoy más vivas que nunca.
Estamos a 41 años de la noche de los lápices y no olvidamos el horror padecido por estos jóvenes en manos del terrorismo de estado de la argentina del 76’, porque hacerlo, sería torturarlos una vez más.
Hoy más que nunca debemos exigir justicia por aquellas voces que fueron calladas con torturas y muerte para que esto no pase nunca más.
A 41 años de aquella noche, los lápices de hoy nos preguntamos ¿Dónde están las mentes perversas que llevaron adelante aquél plan? ¿Dónde están los civiles que acompañaron las atrocidades de las dictaduras? ¿Dónde están los desaparecidos de ayer y los de hoy?
¿Dónde está Santiago Maldonado?
Las luchas de ayer inspiran a las de hoy.
Los lápices siguen escribiendo.

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*Se conoce en la Argentina y en el mundo, como la “Noche de los lápices”, el caso de varios estudiantes de ambos sexos, que en La Plata, en la madrugada del 16 de setiembre de 1976, por su militancia política, son secuestrados en sus domicilios por los grupos de tareas de la represión argentina, para ser derivados a centros de reclusión clandestinos. Los jóvenes, que antes de ser capturados participaron de una marcha en reclamo del boleto estudiantil, fueron María Clara Ciocchini, Claudia Falcone, Claudio de Acha,Daniel Racero, Horacio Húngaro y Francisco López Muntaner. Más tarde fue igualmente secuestrado el estudiante Pablo Díaz, único sobreviviente, y cuyo testimonio fue aportado al juicio de las Juntas Militares con el advenimiento de la democracia. Pablo Díaz, que hoy reside en la Argentina, también contribuyó testimonialmente para la realización del filme dirigido por Héctor Olivera. Los seis estudiantes fueron asesinados y sus cuerpos no fueron hallados y en consecuencia fueron dados por desaparecidos. Pablo Díaz, después de sufrir la misma privación de libertad que sus compañeros (sometidos todos a tortura y vejaciones) fue luego recluido en un centro de detención legal, siendo liberado recién en el año 1980.
*Foto de Portada: www.youtube.com