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acuerdohistorico200El acuerdo de Viena permitirá alentar las tensiones en Medio Oriente y evitar así la eventualidad del estallido de un nuevo conflicto.
Por Talal Khrais (Beirut), Ayman Halaweh (Viena) y Ali Badawi (Teherán)
En la hora del acuerdo sobre la actividad nuclear civil iraní, como en una película, vemos pasar velozmente las últimas décadas. Se ha hecho de todo para poner de rodillas a Irán e impedirle que pueda concretar su programa nuclear civil: desde los años de la guerra de Saddam Hussein (apoyado por todo el Occidente y por las petro monarquías), hasta los años en que un terrible embargo terminó golpeando al pueblo iraní.

Pero la joven República islámica de Irán ha resistido. “Así la sangre vence contra la espada” dijo el cuarto califa Imam Alí. Suena muy actual. Irán nunca pretendió producir una bomba nuclear, tal es así que varias veces el Guía espiritual de la Revolución iraní destacó que la Religión prohíbe este tipo de armas de destrucción masiva. Irán tenía culpas imperdonables a los ojos de los países occidentales: la voluntad de desarrollar autónomamente a su propio país y la de apoyar la causa palestina, posición que molestaba tanto a Israel como a esa parte de Occidente que solo tenía ojos para “la seguridad del Estado Judío”.

Sin lugar a dudas no se puede dejar de apreciar  el conjunto de los esfuerzos realizados por el Presidente Obama, inspirados en su interés por ver la conclusión de la negociación, adjudicándose al final un éxito después de los numerosos fracasos que coleccionó en materia de política exterior. Además de los intereses específicos del actual Presidente se suma una consideración más general de Washington que ve en la distensión con Teherán el preludio a una disminución de la labor de los Estados Unidos en Medio Oriente. Con la firma del acuerdo Obama sabe que provoca una fuerte oposición por parte de sus aliados del Golfo y de Israel, que se sienten “traicionados”, pero Irán representa para los Estados Unidos un sujeto con una línea de política internacional capaz de restablecer y garantizar confiabilidad y estabilidad en áreas sometidas a tensiones potencialmente incontrolables, a menudo causadas por históricos aliados de los EE.UU.
Hoy Irán, Hezbolá y Siria son quienes realmente combaten en contra del terrorismo al estilo de Al-Qaeda y del ISIS, mientras que los amigos más cercanos son quienes lo han inventado y abastecido. Se sabe el número considerable de los así llamados yihadistas que proviene de las monarquías del Golfo.

Todos los analistas han reconocido sin ninguna duda que los Estados Unidos han logrado un gran objetivo. Los EE.UU. han conseguido una disminución de la velocidad del enriquecimiento del uranio, la destrucción de la mitad de lo que ya había sido enriquecido al 20%, la renuncia a la activación del reactor de agua pesada de Arak, para la producción de plutonio además de la renuncia a la instalación de nuevas centrifugadoras. Los iraníes han cedido por el interés de su país sobre algunas cuestiones como la imposición de un riguroso régimen de inspección a cargo de la AIEA (la Agencia Internacional de energía Atómica con sede en Viena), pero han creado las bases para favorecer una colaboración con Irán, esencial para la estabilidad de todo el Medio Oriente. Además, una mayor participación iraní en el suministro de petróleo a la economía mundial tendría que hacer bajar los precios.

Pero a Irán le ha sido reconocido el derecho a enriquecer el uranio con objetivos pacíficos (hasta el 5% de U235). Cabe recordar que hace un tiempo los Estados Unidos sostenían que Teherán no tenía derecho a enriquecer uranio, ni a reprocesar el combustible apagado, planteando como argumento la necesidad de que del mismo se pudiera extraer el plutonio utilizable para construir “la bomba”.

El mismo día del acuerdo seguimos los acontecimientos junto al embajador de Irán en Beirut Sayed Mohamed Fatah Alas, a quien le preguntamos cuáles son los beneficios más importantes del acuerdo. El diplomático sonríe y explica que los beneficios no son solo económicos y no están relacionados solamente con la disponibilidad de los enormes fondos iraníes congelados por las sanciones, sino que residen en la eliminación de las sanciones más pesadas: las correspondientes al suministro de repuestos para las instalaciones petrolíferas y los gasoductos y, sobre todo, a los seguros de las petroleras.
Sin olvidar que el acuerdo de Viena representa una óptima oportunidad para Italia porque el futuro de las exportaciones italianas depende de la estabilidad de Medio Oriente. Otra ventaja deriva sobre todo de las relaciones privilegiadas en el campo petrolífero entre Teherán y Roma gracias a la presencia de la empresa ENI.

“Muchas personas oraron por el equipo de negociadores durante el mes sagrado del Ramadán; Sus oraciones han sido escuchadas”, afirmó el Presidente Rohani en un discurso dirigido a la Nación después del anuncio del acuerdo de Viena. El Presidente iraní habla de un nuevo comienzo, de la apertura de un nuevo capítulo, de un giro fundamental para la historia de su país.
“Hemos alcanzado los cuatro objetivos que perseguíamos durante  el negociado” – explicó – “El primero era proteger la capacidad nuclear, la tecnología nuclear y la actividad nuclear. El segundo era poner fin  las sanciones crueles e ilegales impuestas contra Irán; el tercero era ocuparnos de todas las resoluciones ilegales impuestas por la ONU, injustas según nosotros; el cuarto  que se elimine el dossier del capítulo 7 del Consejo de Seguridad de la ONU. Los cuatro objetivos han sido alcanzados en base al acuerdo que ha sido firmado y en base al plan de acción conjunto”.

Las sanciones respecto a Irán, Rohani ha añadido, no han alcanzado sus objetivos pero “han creado una condición difícil en la sociedad, entre la gente”. Y explicó: “Negociar no significa únicamente leer los textos, las declaraciones. Significa llegar a un acuerdo. A nosotros no nos han hecho la caridad, la limosna. Estoy encantado de anunciar que después de 23 meses de negociaciones, hemos conseguido alcanzar un nuevo punto, un nuevo capítulo en la historia”.
Le pedimos un resumen del contenido del acuerdo al General Walid Sukkarieh, experto militar y de escenarios estratégicos. “El acuerdo de Viena permitirá que se distiendan las tensiones en Medio Oriente y de esa forma evitar la eventualidad del estallido de un nuevo conflicto.
Prevé que los inspectores de la AIEA puedan monitorear la actividad de las plantas nucleares iraníes, comprendidas las instalaciones militares. En cambio Irán alcanzó la posibilidad de seguir desarrollando su programa nuclear pacífico, para producir energía eléctrica, la suspensión de todas las sanciones y el desbloqueo de 135 mil millones de euros de fondos iraníes congelados en el extranjero”. Según fuentes confiables, lo establecido en el actual acuerdo será válido por al menos diez años.
Habrá otros pasos para la definitiva ratificación del acuerdo, no todos son simples. Pero la plenitud del cuadro delineado puede ser cautivante para quienes quieran invertir en la estabilidad política.
Fuente: assadakah.it

Extraído de: megachip.globalist.it

 

 

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