MURSI ACABA CON SEIS DÉCADAS DE HEGEMONÍA MILITAR EN EGIPTO
lunes 13 de agosto de 2012
EL CAIRO (Reuters) - El presidente de Egipto, Mohamed Mursi, ha llevado a cabo el mayor desafío para el Gobierno civil al retirar de sus puestos a los máximos generales del país y terminar con el intento legal de limitar su poder, en una fuerte apuesta para terminar con 60 años de liderazgo militar.
Tomando al país por sorpresa, Mursi pasó a la reserva al mariscal de campo Hussein Tantawi. La figura militar de 76 años, cabeza del viejo orden, había tomado el poder de la mayor nación árabe cuando Hosni Mubarak fue derrocado el año pasado y seguía siendo el jefe de su poderoso consejo militar aún después de que el islamista Mursi saliese elegido en junio.

Las fuerzas armadas, de donde han salido los presidentes de Egipto durante seis décadas desde el final de la monarquía, no han mostrado signos de desafiar la medida anunciada el domingo por la noche, aunque un importante juez cuestionó el lunes el derecho de Mursi a actuar de esta manera.
Los generales de menor rango y otros responsables respaldarían no obstante un cambio que implicaría un giro del poder entre los militares hacia una nueva generación. Un analista dijo que Mursi montó un "contragolpe de Estado civil" coordinado con efectivos en las fuerzas armadas.
Medios estatales mencionaron a una fuente militar descartando rumores de cualquier "reacción negativa" por parte de los generales en una decisión que, dada la disolución previa del Parlamento, da ahora a Mursi lo que el crítico liberal Mohamed ElBaradei describió como "poderes imperiales".
Se esperaba que Mursi y su partido Hermanos Musulmanes - proscrito durante mucho tiempo - redujeran la influencia del Ejército, un aliado próximo a Washington que recibe 1.300 millones de dólares (más de 886 millones de euros) en asistencia anual por parte de los militares estadounidenses.
Pero muchos habían estimado que el proceso llevaría años de delicada diplomacia, para evitar generar una reacción violenta entre los militares.
En cambio, apenas seis semanas después de asumir el poder y aprovechando una aparente debacle militar en la frontera del Sinaí que puso en entredicho al Ejército, Mursi anunció los cambios en su cúpula y reconfiguró la política egipcia.
"Mursi resuelve la lucha por el poder", dijo un titular en el diario estatal Al-Akhbar, periódico tradicionalmente respaldado por el Ejército.
"Mursi acaba con el papel político de las fuerzas armadas", escribió el independiente Al-Masry Al-Youm. Otro diario, Tahrir, calificó los hechos como "la revolución del presidente contra los militares".
NUEVO COMIENZO
Más allá de un golpe de Estado declarado, el Ejército ahora tiene pocos caminos políticos para revertir las decisiones de Mursi si quisiera hacerlo. Pero sus vastos intereses económicos y su historia de influencia sugieren que sus deseos no pueden ser totalmente ignorados por el actual presidente egipcio.
Además de las expresiones de apoyo a Mursi en la noche del domingo, hubo pocas reacciones en la calle respecto a la decisión del presidente. La respuesta del mercado bursátil fue nula, con el índice de referencia subiendo un 1,5 por ciento.
Además de ordenar la retirada de Tantawi, jefe del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (SCAF, por sus siglas en inglés) y ministro de Defensa de Mubarak durante 20 años, y del jefe del Estado Mayor, Sami Enan, de 64 años, Mursi canceló un decreto emitido por los militares antes de su elección que limitaba el poder de la presidencia.
Mursi nombró al general Abdel Fattah al-Sisi, de 57 años y procedente del área de inteligencia militar, para dirigir al Ejército y convertirse en ministro de Defensa. Enan fue sustituido por el general Sidki Sobhi, de 56 años, que dirigía el Tercer Ejército de Campo en Suez, en la frontera con Sinaí.
"Lo que vimos (...) en Egipto se parece cada vez más a una mezcla de contragolpe de Estado civil y un golpe coordinado dentro de la fuerza militar en sí", escribió Shadi Hamid, del Centro Brookings de Doha.
La respuesta en el alto mando fue escasa. El general miembro del SCAF, Mohamed el-Assar, que se convirtió en viceministro de Defensa, dijo a Reuters que la decisión de Mursi se había basado en "consultas" con Tantawi y el resto del consejo militar.
Hubo poca reacción pública inmediata por parte de Estados Unidos, aliado clave de los militares gobernantes de El Cairo desde que firmaron el tratado de paz con Israel en 1979.
"Es demasiado pronto para decir qué implicaciones políticas podría tener", indicó un alto responsable estadounidense en Washington.
Tantawi y Enan fueron nombrados como consejeros del presidente tras ser destituidos y recibieron honores, lo que sugiere que no tendrán el mismo final que Mubarak, que fue encarcelado de por vida a los 84 años.
"No quise enviar un mensaje negativo sobre nadie, pero mi objetivo era el beneficio de esta nación", dijo Mursi el domingo durante un discurso con tono diplomático.
Su portavoz calificó la medida como una decisión "soberana, tomada por el presidente para inyectar sangre nueva en el estamento militar con el fin de desarrollar un Estado nuevo y moderno".