EE.UU. EN CRISIS: DEL “SÍ, SE PUEDE” A LA FRUSTRACIÓN DEL “NO SE PUEDE”
03/12/11
El lema que entusiasmó a los norteamericanos en la campaña de Obama, ahora es un recuerdo. Mucha gente de clase media engrosa los 46,2 millones de pobres del país. Hay fuerte desempleo y peligran los planes de asistencia y salud.
PorAna Baron

CARPAS. UN HOMBRE ENVUELTO EN LA BANDERA NORTEAMERICANA EN UN CAMPAMENTO DE GENTE QUE HA PERDIDO SU VIVIENDA EN SACRAMENTO, CALIFORNIA.
Michael y Janice Rocks, son un nítido ejemplo del impacto que ha tenido la crisis económica del 2008 en el seno de la sociedad norteamericana y de la manera en que Estados Unidos ha pasado de ser el país del “sí, se puede” – el lema de la campaña que llevó a la Casa Blanca a Barack Obama–, al del “no, no se puede”.
Los Rocks viven en Spring Valley, uno de los suburbios de Las Vegas, en Nevada. Hace dos años y medio que ambos se quedaron sin trabajo. Cuando Clarín los entrevistó por primera vez en setiembre del año pasado, en vísperas de las elecciones legislativas, ambos conservaban un relativo optimismo. “Ahora estamos desesperados. Eramos clase media, ahora somos pobres y sin ninguna perspectiva de que esto mejore”, dijo Janice el viernes durante una entrevista telefónica.
En el último año hubo 2,6 millones de personas que como los Rocks cayeron en la pobreza. Esto significa que actualmente hay oficialmente 46,2 millones de personas que viven bajo el nivel de la pobreza. Es el número más alto en 52 años.
Pero, asimismo, es la primera vez desde la Gran Depresión, la crisis de 1929/1930 que el nivel de ingreso medio de una familia de clase media no aumentó. Muy por el contrario, cayó a los mismo niveles que había en el 1996.
“Esta es realmente una década perdida”, dijo el profesor de economía de Harvard Lawrence Katz. “Pensamos que los Estados Unidos es un lugar donde cada generación vive mejor que la anterior pero estamos mirando a un periodo en que la familia tipo está en una situación mucho peor que lo que sucedía a finales de 1990”.
Las estadísticas indicaron el viernes que hubo una leve mejora en el índice de desempleo que se ubicó por primera debajo del 9 por ciento desde 2009. Sin embargo, una observación más detallada convierte ese dato en un espejismo. Como la desocupación se mide a partir del número de personas que están buscando trabajo, lo que se ignora es si la mejora que se registra en las estadísticas se debe a que hay menos individuos que intentan conseguir empleo porque encontraron uno, lo que sería la buena noticia, o porque, la mala, ya no lo busca porque están frustrados debido a las dificultades para hallar ocupación. Sea como sea, hoy hay 13.000.000 de estadounidenses sin empleo.
Pese a la gravedad del escenario, cada intento del presidente Obama por mejorar la situación de los millones de estadounidenses que han sido afectados por la crisis muere en el Congreso, donde la oposición republicana ha tenido siempre la misma respuesta. “No, eso no se puede”.
Un ejemplo es la ley propuesta por el mandatario para promover el empleo a través de la inversión de 447.000 millones de dólares. La iniciativa fue bloqueada en el Senado donde los republicanos votaron en bloque en contra acusando de paso al oficialismo demócrata de haber presentado una legislación que de entrada se sabía que no iba a pasar por el freno a los gastos que impone la oposición.
Los republicanos han dicho también que quieren revertir la Ley de Salud, aprobada el año pasado y cuando Obama tenía mayoría en ambas cámaras. Si lo hacen, los 30.000.000 de estadounidenses pobres y que no tienen seguro médico, seguirán sin poder recibir ayuda médica.
De hecho, todos los programas sociales destinados a proteger a los pobres y a los nuevos pobres como el caso de los Rocks con que se inició este artículo, están en juego.
Debido a los enormes paquetes de rescates instrumentados durante la crisis para sostener a los bancos y también por el abultado gasto militar debido a las guerra en Irak y Afganistán, la crisis se ha disparado de tal manera, que en agosto pasado EE.UU. casi cae en default. Hasta último momento, demócratas y republicanos no lograban ponerse de acuerdo para darle luz verde a un aumento del techo de la deuda.
Ese aumento fue finalmente aprobado pero con una condición. Si un supercomité bipartidario no podía reducir los gastos del Estado, los recortes de 1.2 billones de dólares comenzarían automáticamente afectando el gasto social y el militar por partes iguales.
La semana pasada los miembros del supercomité revelaron que no lograron acuerdo en nada, incluso cuando está en juego no sólo la influencia de EE.UU. en el mundo sino también el futuro de la calidad de vida miles de estadounidenses. Así es.