02Denuncian reclutamiento violencia Sudan Sur20/08/2016 - 19:02
•    Sudán del Sur es la guerra olvidada, o mejor dicho la guerra “tapada” por otros conflictos más mediáticos, pero no es menos importante.
•    No obstante, como ocurre casi siempre, y a lo largo de la historia los ejemplos son numerosos, este conflicto tiene un “hándicap”, se desarrolla en África.
•    
Desde que Estado Islámico comenzase a hacerse tristemente famoso, muchos otros conflictos han pasado a un segundo plano, no solo de los medios de comunicación (que hasta se podría entender por lo noticiable de unos acontecimientos frente a otros), sino de la Comunidad Internacional (lo cual no es entendible ni justificable). Si la separación de Sudán en dos Estados, uno conservando el nombre histórico, Sudán, y otro pasando a llamarse Sudán del Sur, fue ejemplo para otros países por las formas “civilizadas” y pacíficas de llevarlo a cabo, los acontecimientos posteriores, en esa nueva Nación nacida de la escisión, son un ejemplo de irracionalidad, sectarismo y, lo que es más grave, inacción de Occidente.
Las últimas noticias publicadas en este medio alertan de la violación constante de los derechos humanos, porque en Sudán del Sur también son de aplicación, de abusos por parte de los militares sobre niños y mujeres, y del trato inhumano dado a miles y miles de desplazados en su mismo país de residencia. El penúltimo episodio de esta barbarie humanitaria es, según Fuentes de AICS, la insensibilidad (por ser escrupulosos y diplomáticamente correctos) de los cascos azules de Naciones Unidas, ante el abuso de los militares sur-sudaneses sobre los desplazados, con informes sobre violaciones y asesinatos, a pesar de las llamadas de socorro de las organizaciones humanitarias operando en el país. Y no estamos hablando de hechos que ocurriesen hace años, no, estamos relatando un desgraciado ataque al hotel Le Terrain de hace un mes. Las mujeres norteamericanas de la una ONG fueron violadas repetidas veces, después de haber sido asaltado el hotel donde se refugiaban junto con compañeros de la organización. Pero lo más grave, si es que hay algo más grave, es el hecho de que las Fuerzas de Naciones Unidas fueron alertadas, no solo por las mismas cooperantes sino por la propia Embajada de Estados Unidos en Juba, la respuesta fue “no podemos mandar ningún equipo en estos momentos”.
Que Naciones Unidas en una organización que adolece de una falta de operatividad grave es un hecho de todos conocido; que el mismísimo Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, creado para evitar que hechos como la Segunda Guerra Mundial vuelvan a ocurrir, solo sirve como arma arrojadiza entre bloques, tampoco es nuevo; sin embargo, que países que despliegan fuerzas tocadas con el azul celeste en sus cascos no acudan ante una llamada de socorro, clara, justificada y real, no es aceptable. Sin embargo, tampoco este hecho es nuevo.
En la mañana del 13 de julio de 1995, tropas del Vojna Republika Sprka (el ejército particular de Ratko Mladic, a la sazón General serbio durante la Guerra de los Balcanes), junto con grupos paramilitares, cercaron la ciudad bosniaca de Srebrenica. Durante nueve días, hasta el 22 del mismo mes, se produjeron fusilamientos masivos de todos los varones (cifras oficiales hablan de más de 8.000 muertos), sin diferenciar edades, que vivían en la ciudad y sus alrededores. La Comunidad Internacional lo bautizó como la Masacre de Srebrenica. Este hecho, uno más de los que salpicaron la atroz Guerra de Bosnia, como vulgarmente se conoce, podía haberse evitado si las fuerzas holandesas de Naciones Unidas hubiesen acudido en socorro de los habitantes de la ciudad. Eso nunca ocurrió, por los motivos que fueren, pero nunca ocurrió. Yo estaba allí y doy fe de ello, aunque de poco valga. Los acontecimientos que se están viviendo en Sudán del Sur hacen recordar, en un mucho, los que yo, como otros extranjeros, vivimos en Bosnia y Herzegovina hace años. Curiosamente, en el trasfondo aparece el mismo protagonista, Naciones Unidas.
Pero no solo la Organización Internacional, por ineficaz, tiene la responsabilidad de lo que ocurre en Sudán del Sur, también la Comunidad Internacional es parte contratante de estas atrocidades. El problema de la nueva Nación nacida de la división de Sudán, tiene sus raíces en los años anteriores a esa escisión, cuando Occidente no supo o no pudo, actuar con contundencia en un país gobernado por Omar al-Bashir, en búsqueda y captura por el Tribunal Penal Internacional acusado de Crímenes contra la Humanidad (tiene el dudoso honor de ser el primer Jefe de Estado acusado de tales hechos), quien se pasea con total impunidad por donde le place sin que nadie ose a “ponerle la mano encima”. Este hecho, que ahora puede parecer que no tiene relación con lo que ocurre en su país vecino, tiene relevancia porque Salva Kiir, el líder de Sudán del Sur y famoso por su sombrero Stetson que siempre luce orgulloso, fue parte de ese gobierno de al-Bashir. Es a su vez relevante porque, de manera indirecta, discreta y sibilina, Sudán, es decir Khartoum, es decir al-Bashir, se benefician de la situación de crisis de Sudán del Sur por cuanto que esta afecta a la producción de petróleo de sus yacimientos fronterizos (se encuentran a lo largo de la frontera entre Sudán y Sudán del Sur) y que fueron perdidos por el norte en las negociaciones de secesión. Y es más relevante aún por cuanto Sudán, que aún mantiene lazos con el Sur, no hace nada por evitar la masacre que está ocurriendo en lo que antaño, aunque no hace tantos años, era parte de su suelo patrio. De hecho, por lo menos en Madrid, la Embajada de Sudán hace las veces extraoficialmente de representante de Sudán del Sur, en especial cuando se trata de transacciones comerciales, y de eso también doy fe.
Pero volviendo a la Comunidad Internacional, la situación en Sudán del Sur no puede caer en el olvido. Si no se soluciona el conflicto, es decir la guerra civil que asola el país aún cuando de manera encubierta, las posibilidades de que esta crisis llegue a traspasar las fronteras y afecte a terceros son significativas. Por otro lado, no se puede olvidar que los grupos islamistas, y Sudán surte de voluntarios a Estado Islámico, siempre buscan países en situaciones de crisis para establecerse y usarlos como “cabeza de puente” para sus ansias expansionistas. La situación geoestratégica de Sudán del Sur, fronterizo con países no demasiado estables, como la República Democrática del Congo o la República Centroafricana, favorece que los grupos radicales puedan moverse con absoluta facilidad. Esta situación, para África central no es, de ninguna manera, la más deseada, especialmente cuando con relativa cercanía se está librando una batalla contra al-Qaeda y sus franquicias, hablamos de Chad.
Es necesario que Occidente reaccione ante esta situación y lo haga con prontitud. Si no se supo, no se pudo o no se quiso actuar con al-Bashir en su momento, ni ahora tampoco, puede quedar como algo colateral, pero no se pueden obviar los acontecimientos que se viven en Sudán del Sur, simplemente por simpatía con una política errónea llevada a cabo sobre la región desde hace años. Ya no se trata de pensar en los beneficios que una intervención internacional tendría económicamente (petróleo y derivados), sino en la necesidad de apagar todos los fuegos, brasas o rescoldos susceptibles de ser utilizados por el cáncer que asola África, Oriente Medio y parcialmente Europa, y que es el islamismo radical.
Porque, en el fondo, todo está intrínsecamente relacionado y lo que ocurra en el entorno cercano o no, y eso incluye Libia, Chad, o incluso Mali, puede acabar teniendo repercusiones en países inestables como Sudán del Sur. Los próximos meses se consideran críticos para el devenir de la región, en especial de la franja norte de África. Los islamistas de Estado Islámico se espera que realicen movimientos hacia el sur, huyendo de las fuerzas internacionales, y eso implica la penetración en Sudán, Chad, Níger y Mali. Si la crisis de Sudán del Sur continúa, las posibilidades de que estos (los islamistas) intenten establecerse en el país son importantes, porque ello les serviría para intentar abrir una vías de enlace con el nuevo grupo afiliado a Estado Islámico en Somalia, y no piense el lector que la Unión Africana, con sus fuerzas militares, tiene la capacidad de cortar este avance porque no lo está haciendo en Somalia, ni en Nigeria, y tampoco lo puede hacer, por cuestiones operativas, en esta parte del continente.
Sudán del Sur es la guerra olvidada, o mejor dicho la guerra “tapada” por otros conflictos más mediáticos, pero no es menos importante. No obstante, como ocurre casi siempre, y a lo largo de la historia los ejemplos son numerosos, este conflicto tiene un “hándicap”, se desarrolla en África.
http://noticias.lainformacion.com/mundo/Sudan-Sur-guerra-olvidada_0_946106027.html