alepo200Por Jean Georges Almendras-Diciembre 16 de 2016

Un diario capitalino del Uruguay tituló: “Alepo el infierno en la tierra”. En pocas palabras, a las que se sumaron imágenes, el titular de prensa resumía la magnitud de “ese infierno en la tierra” que hoy es la ciudad de Alepo, o lo que queda de ella. Se mostraban imágenes de destrucción. Imágenes de muerte. Imágenes que recorren el mundo. Imágenes que cruzan el Atlántico y hacen estremecer a los pueblos sudamericanos. Imágenes que nos hablan del hombre de hoy. Imágenes que nos ponen los pelos de punta.

Existen organizaciones como “Médicos sin fronteras”. Como “Periodistas sin fronteras”. Pero también existen los “Horrores sin fronteras”: que aunque no son organizaciones, funcionan tan organizadamente para destruir, que da pavor.

Ya no importa mucho saber dónde estamos. Porque donde estemos, esas imágenes, de los horrores que desata el hombre de hoy, nos llegan, con el dramatismo adecuado. Nos calan muy hondo. Son algo así como la cuota diaria de la maldad humana, que nos da de bruces con nuestra conciencia. Estemos aquí o allá. Ya poco importa el lugar.

Son Imágenes de la maldad humana que se expanden. Y estemos donde estemos. En Sudamérica o en Europa, nos comprometen, porque esos horrores, que no tienen fronteras, horadan nuestros corazones y nos hacen llorar.

Y ahora bien: ¿También hay “lágrimas sin fronteras”? No me cabe la menor duda que sí. Lagrimas en el mundo sobran, se multiplican y se esparcen. Solo resta definir si son lágrimas del alma o “lágrimas de cocodrilo”.

Vemos a diario, en pantallas de plasma de todas las pulgadas, y en celulares y computadoras de todos los modelos, cómo mueren hombres, mujeres y niños: en Alepo, y en las aguas del Mediterráneo, donde las barcazas sucumben y los cadáveres se alinean frente a las costas italianas, como alfombras de muerte, ornamentando la hipocresía de una humanidad más empeñada en la indiferencia que en la solidaridad, salvo excepciones, claro está.

Sudamericanos y europeos vemos a diario esas imágenes. Conocemos a diario esas historias. En debates, mesas redondas, programas de televisión y de radio, y en encuentros de gobernantes se profundizan, también a diario, sobre esas realidades.

¿Pero las soluciones para detener tantas masacres? ¿Están ahí o están celosamente guardadas en cajones de escritorios, hasta mejores épocas, arropadas por el juego de las especulaciones y las manipulaciones políticas?.Ni usted ni yo sabemos a ciencia cierta lo que ocurrirá de aquí en más. Ni usted ni yo sabemos a ciencia cierta sobre la suerte de quienes aparecen en esas imágenes de Alepo o del mar Mediterráneo.

Hoy hablamos de las imágenes de Alepo, como si se tratara del gran descubrimiento. Ese gran descubrimiento que ya tiene en su haber cientos de días de dolor y de muerte. Ese gran descubrimiento con forma de bombas que caen sobre la ciudad siria mientras la comunidad internacional (sentida o hipócritamente) hace llamados para detener la masacre, porque además, con tanto derramamiento de sangre se avecina una crisis humanitaria de grandes proporciones.

Las bombas que caen indiscriminadamente: refrendan estruendosamente que los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de guerra no están ausentes; refrendan que las cifras de muertos aumentan segundo a segundo; refrendan que las columnas de personas huyendo de Alepo, son enormes.

Desde el año 2011 a la fecha, léase bien, se contabilizaron ya más de 300.000 muertos, en la guerra de Siria. Cifras oficiales. Pero de hecho las cifras reales deben ser otras. Esto siempre ocurre. Y es horrendo. Verdaderamente horrendo, para los observadores de la ONU, para los expertos militares que analizan la zona de operaciones… y para usted y para mí.

Son las imágenes de Alepo las que hoy nos convocan a la reflexión. En un mañana, seguramente serán las imágenes de otras realidades de violencia y destrucción, de otros puntos del planeta, las que nos llevarán por el mismo camino.

¿Pero hasta cuando todo este horror y todas estas lágrimas sin fronteras?¿Hasta cuando esta guerra y otras más serán un infierno en la tierra?

*Foto de Portada: www.shcr.org