38mujeres-indonesiaINDONESIA APUESTA POR UNA SOCIEDAD DIVERSA SIN VIOLENCIA DE GENERO
La Habana (PL) En su intento por lograr una sociedad diversa sin violencia de género, el presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, sugirió a la Policía Nacional preparar mujeres como agentes para trabajar en delitos relacionados con el sector.
Las autoridades indonesias deben proteger a las mujeres y a los niños, y quien mejor que féminas preparadas para contrarrestar los crímenes en los sectores más vulnerables de la sociedad, puntualizó el mandatario en una conversación con el jefe de la Policía Nacional, general Sutarman, según la agencia de noticias Antara News. Aunque el gobierno ha creado mecanismos de divulgación sobre los derechos de las féminas y medidas a fin de promover y proteger al grupo, la violencia en su contra continúa, sobre todo en el hogar, han reiterado organizaciones no gubernamentales (ONG).

En esa nación de 246 millones de habitantes, 85 por ciento de ellos musulmanes, las ONG estiman que solo se denuncia 15 por ciento de los episodios de violencia doméstica, porque en la sociedad tradicional el varón es cabeza de familia y las mujeres son consideradas inferiores.

Las normas culturales y sociales patriarcales que rigen en Indonesia pueden disuadir a la mujer de denunciar la violencia en el hogar por ser considerada ante las autoridades locales un asunto privado no merecedor de procedimiento penal.

En Indonesia la agresión sexual conyugal no constituye delito, y el concepto patriarcal de autoridad masculina excluye la posibilidad de este tipo de violación dentro del matrimonio.

El archipiélago tiene 17 mil islas, y en muchas de ellas las féminas son obligadas a usar el velo musulmán y tienen prohibido montar a horcajadas en un vehículo de dos ruedas o vestir pantalones o jeans.

Un ejemplo de ello es la vida de las mujeres en la provincia indonesia de Aceh, en el norte de Sumatra, que se ufana de ser la cuna del Islam indonesio y se convirtió en 2001 en la única que aplica la sharía o ley islámica.

Hombres vestidos de policías hacen su ronda en la ciudad de Lhokseumawe, Aceh, pero no buscan delincuentes ni ladrones, sino a las llamadas impuras que osan desafiar la sharía.

Zulia es una joven de 17 años de edad que al cumplir los 15 fue arrestada porque le compraba algo a un vendedor ambulante; la falta cometida fue que se le veía el cabello.

Cuando se aprobó la sharía en Aceh, la medida fue considerada como un medio de restablecer el orden en una provincia que salía de un largo y sangriento conflicto separatista y que acababa de lograr una amplia autonomía.

Pero recientemente, los defensores de los derechos de la mujer denuncian una multiplicación de normas que buscan regir el comportamiento cotidiano de los musulmanes.

Otro ejemplo es cómo el alcalde de Lhokseumawe obliga a las mujeres a sentarse de costado en los vehículos de dos ruedas, estimando que montar en ellos como lo hacen los hombres no contempla las reglas de la buena conducta islámica.

Si una mujer monta a horcajadas, las partes sensibles de su cuerpo, como el pecho, tocarán al conductor, explicó el secretario de las autoridades locales, Dasni Yuzar, lo cual -agregó- no está permitido por el Islam.

Calificó de recalcitrantes a quienes consideran esa postura como una intrusión en sus vidas privadas, en tanto opinó "son -por suerte- las menos".

En un reportaje editado por el Channel News Asia, Dashi Rinawati, militante en la Comisión de Mujeres Indonesias de Lhokseumawe, lamentó que en Aceh la ley islámica no tome en cuenta el punto de vista femenino.

Nosotras tenemos prohibido vestir pantalones ajustados o jeans, y caminar solas por las calles durante la noche sin compañía masculina familiar, afirmó Rinawati, y el castigo por incumplir esa orden es la cárcel.

El año pasado, recordó, una adolescente se suicidó luego de ser acusada por la policía de prostitución, porque estaba en compañía de amigos varones en un concierto.

Recientemente estalló una controversia luego de que el alto funcionario del distrito Aceh-Norte, Muhammad Thalib, evocó la posibilidad de prohibir a las mujeres bailar en público, iniciativa criticada porque ellas son muy reconocidas por sus danzas tradicionales.

El descontento se extiende y la sharía en Aceh no ha evolucionado con el tiempo, admitió el jefe del Consejo, Syahrizal Abbas.

En Aceh se aplican leyes de la sharía que violan los derechos principalmente de niñas y mujeres, obligadas a someterse a exámenes de virginidad como prueba de ingreso a la universidad, usar el jilbab o velo musulmán, y cubrir su cuerpo en su totalidad, con excepción de las manos, los pies y la cara.

El director de la Agencia de Educación de la localidad de Prabumulih, Indonesia, Muhammad Rasyid, aseguró al diario Jakarta Globe que la prueba de virginidad como parte de los exámenes de admisión a la universidad pretende reducir los niveles de prostitución entre las jóvenes estudiantes y acabar con las relaciones sexuales prematrimoniales.

La idea motivó rechazo en varios sectores del país, incluidas algunas fuerzas parlamentarias, como expresó la miembro de la Comisión de Educación de Indonesia, Dedi Gumilar, quien señaló que, según la Constitución, todos los ciudadanos tienen derecho a la educación.

La vicepresidenta de la Comisión Nacional contra la Violencia Machista, M. Masruchah, condenó el plan de la Agencia de Educación de Prabumulih, y validó que los cuerpos de las jóvenes no pertenecen a los políticos, y su moralidad no reside en los genitales.

Pese a las críticas y la indignación que ha despertado el proyecto, la Agencia de Educación tiene la autoridad de implantar ese tipo de políticas y decidir si finalmente se lleva a cabo o no el plan.

*Periodista de la redacción Asia y Oceanía de Prensa Latina.
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