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fin200Por Massimo Fini - 05 de Agosto de 2016

Los norteamericanos son infalibles. Primero constituyen en Libia un Gobierno marioneta, el de Al-Sarraj, que hasta hace poco tiempo era visto con tan buenos ojos por la población que se veía obligado a quedarse, con sus Ministros, en una barcaza escondida en el puerto de Tripoli. Ahora que este Gobierno ha obtenido el apoyo de la facción de Misurata, pero no el del Gobierno antagonista de Tobruk y mucho menos de las demás milicias presentes en Libia, los Estados Unidos los han obligado a pedirles su ayuda. Algo que se parece mucho a la solicitud de “ayuda” de los Países hermanos cuando la URSS invadía Hungría y Checoslovaquia que se habían levantado en contra de los Gobiernos filo soviéticos.

Los Norteamericanos han querido precisar que sus bombardeos sobre Sirte y otros lugares serán “de precisión”. Esperemos que no provoquen los mismos efectos de los “misiles quirúrgicos” y de las “bombas inteligentes” utilizados en la primera guerra del Golfo de 1990. Debajo de los reflectores de los trazadores y de los fuegos artificiales que mostraba la televisión italiana con Fabrizio Del Noce ubicado en la terraza más grande del hotel de Bagdad, es decir, un hotel del enemigo que todavía controlaba su capital (otra rareza de las guerras modernas), murieron 167.000 civiles, de los cuales 48.000 eran mujeres y 32.195 eran niños (datos que no dejan lugar a dudas porque han sido brindados, aunque fortuitamente, por una funcionaria del Pentágono).

Al-Sarraj se apuró a asegurar que su Gobierno “rechaza todo tipo de intervención militar extranjera sin su autorización”. La marioneta de Tripoli sabe perfectamente que una guerra abierta y declarada en contra de Libia compactaría a todos los libios de cualquier bando porque allá también existe, a pesar de que a nosotros nos pueda parecer extraño, un sentimiento y un orgullo nacionales. Y esto serviría de ventaja para el ISIS que es el grupo más fuerte, mejor armado, más determinado que a corto plazo englobaría además a las otras milicias. Pero lo que dice Al-Sarraj es un chiste en el que es difícil creer ya sea porque lo que niega ya ha ocurrido, que porque sigue las directivas del Gobierno norteamericano al que se encuentra relacionada su supervivencia, y los Estados Unidos harán lo que quieran, dado que en el terreno ya están presentes tropas especiales norteamericanas, inglesas y francesas.

Los norteamericanos son infalibles. Primero, en el año 2011 atacan, junto a los franceses, a Libia, un Estado soberano representado en la ONU, y en contra de la voluntad de la ONU, deshaciéndose del dictador Kadafi con quien habían fornicado hasta el día anterior, provocando la desarticulación del país en el que hoy en día hay miles de milicias que están en guerra entre ellas. Luego, para tratar de remediar el desastre que habían provocado, volvieron a bombardear en el 2016.

En ese ataque también participó Italia, que era el último país al que le convenía de alguna forma ya que tenía considerables intereses económicos en Libia y el Presidente Berlusconi mantenía muy buenas relaciones con el líder libio al cual apenas unos pocos meses antes lo había recibido en una forma hasta incluso exageradamente suntuosa en Roma. De hecho Berlusconi estaba en contra de esa guerra y por lo tanto su responsabilidad es doble por haber seguido a los franceses y a los norteamericanos en esa aventura.

No hay nada que hacer, pasan los años, pasan las décadas pero nosotros no logramos liberarnos de la complicada tutela del “amigo americano”. En 1999 participamos en el ataque a Serbia (los aviones norteamericanos partían de la base de Aviano), en cuanto a esta guerra la ONU también se había declarado contraria.

Y con Serbia teníamos relaciones muy sólidas de amistad que inclusive se remontaban a los primeros años de 1900 cuando en Belgrado se publicaba un periódico titulado “Piemonte” (efectivamente los serbios veían en la Italia, que desde hacía poco tiempo se había unido, un ejemplo para conquistar su independencia de la monarquía constitucional vigente). Nuestra participación en la guerra en contra de Serbia, en calidad de miembros de la OTAN, no era para nada obligatoria, tal es así que la pequeña Grecia, que también forma parte de la OTAN, se negó a participar.

Ahora nos veremos obligados a conceder nuestra base de Sigonella en la que están listos una docena de drones y de aviones caza norteamericanos.

Un gran golpe. Hasta ahora el Gobierno de Renzi, siguiendo la línea de Angela Merkel, se había  mantenido prudentemente al márgen del caos de Oriente Medio y por ello ISIS no nos había atacado ni a nosotros, ni a los alemanes (los atentados terroristas ocurridos en Alemania fueron perpetrados por psicópatas a cuyas acciones el ISIS posteriormente dio su aval). Ahora tendremos que esperarnos que en Italia también pueda haber ataques del ISIS, que cuanto más se lo ataca en Oriente Medio, lógicamente más atrae la guerra hacia Europa. Veremos cómo reaccionarán las madres italianas cuando también nosotros tengamos nuestros  Bataclan.


Publicado en el periódico “Il Fatto Quotidiano”, 4 de Agosto de 2016
Extraído de:massimofini.it

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