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07final16/06/2017
Para muchos, aún es el jefe de la Cosa Nostra. Está postrado en un hospital de Parma, desde donde --aseguran-- aún da órdenes para matar.
Espera tendido en la cama o sentado en una silla de ruedas (donde lo vieron, pero no le hablaron, los legisladores que inspeccionaron su situación hace unos días), que el Tribunal de Vigilancia de Bolonia dicte un fallo que si le es favorable producirá un terremoto político y una conmoción nacional en Italia.

Porque la justicia italiana debe tomar pronto la decisión definitiva, de mantener bajo el régimen de cárcel duro hasta su muerte al que muchos creen sigue siendo el jefe de la mafia siciliana, la Cosa Nostra.
Salvatore, llamado Totó, Riina, tiene 86 años, un cáncer en cada riñón, problemas cardíacos serios, un mal de Parkinson que avanza. Hace 24 años que está preso, desde enero de 1993, cuando lo llamaban “La Bestia” por su ferocidad. Totó llevó adelante una estrategia terrorista para liquidar a sus enemigos internos y enfrentar al Estado italiano. Ningún otro capo de Cosa Nostra ha tenido el carisma magnético de “u curtu”, el corto, como lo llamaban por su baja estatura.
Muerte digna
La polvareda la levantó la Casación italiana, el tribunal supremo que lanzó hace tres semanas la hipótesis de que Riina pueda pasar sus últimos días en libertad o arresto domiciliario porque hasta los peores asesinos tienen derecho “a una vida digna” y a una muerte “también digna”.
El abogado defensor del “capo de los capos” de Cosa Nostra renovó ahora el pedido al tribunal de Vigilancia de Bolonia. La comisión Antimafia parlamentaria decidió ir a ver. Riina está desde hace más de un año, y no se sabía, internado en el Hospital Mayor de Parma, ciudad del centro de Italia, Llegó a este instituto de excelencia sanitaria desde su celda en la cárcel vecina, prisión de máxima seguridad, una de las 22 cárceles italianas en las que se aplican las normas especiales para los 730 presos bajo el régimen llamado “41-bis” de prisión dura, a la que son sometidos mafiosos y terroristas.
La presidenta de la comisión Antimafia del Parlamento, Rossi Bindi, rechazó la liberación o el arresto domiciliario de Totó. Aclaró que el gran jefe mafioso es curado como corresponde y que no existe un “derecho a morir fuera de la cárcel: no lo dice ninguna norma”.
Órdenes para asesinar
Bindi aseguró que Riina sigue siendo peligroso “porque ha sido y sigue siendo el jefe de Cosa Nostra, de acuerdo a las reglas mafiosas”. Cuando en algunas oportunidades le permitieron compartir la “hora de aire” con algún otro mafioso, grabando todo lo que decía, comenzó a dar órdenes para matar a magistrados. El presidente del Senado, Pietro Grasso, dijo que “Riina comanda con los ojos y cualquier posibilidad de comunicar puede contener una sentencia de muerte”. Grasso era un alto magistrado siciliano y se salvó por un pelo de morir en un atentado, hace unos años, organizado por Riina.
Los legisladores comprobaron que Riina recibe todas las curas necesarias en un alto nivel de asistencia sanitaria. Está en un sector secreto de la Clínica Universitaria de Parma. Los enfermos y el personal médico que no lo trata ignora su presencia. Uno de los médicos explicó que “el paciente está permanentemente lúcido”. Su celda-habitación prácticamente blindada es de 25 metros cuadrados y según el régimen especial no puede contener nada, salvo materiales sanitarios. Solo veinte sanitarios y agentes tienen acceso al lugar.
En esta pequeña fortaleza, en la que la única distracción es una ventana con vista al centro de Parma, Totó pasa la mayor parte del tiempo acostado. No puede leer diarios, le negaron la televisión y la pequeña radio que pidió le fue acordada pero hace un año que no llega.
En la cama lo sientan cuando llega la hora de comer, con alimentos licuados. Los médicos, enfermeras y paramédicos sostienen que Totó es un enfermo que colabora con gentileza, aunque habla poco.
Secretos que son una bomba
El capo de los capos de Cosa Nostra sigue sin faltar nunca a todos los procesos que se celebran contra él, aunque ya ha sufrido condenas por 13 cadenas perpetuas.
Sobre todo le interesa la causa por la tratativa entre Cosa Nostra y el Estado, que tiene por escenario el aula-búnker de Palermo, la capital de Sicilia. Con gran discreción, a bordo de una ambulancia que no toca la sirena, acompañada por tres automóviles con agentes especiales, Riina es trasladado hasta la cárcel de Parma. A la sala de teleconferencia llega en una camilla. Totó quiere escuchar a todos los testigos, sin perderse nada. No toma ni un vaso de agua.
Este proceso contiene secretos que son una bomba porque Riina promovió la negociación a tiros y bombazos para acordar con el Estado italiano un alivio de las condiciones carcelarias de los mafiosos y vaya a saber que otros pedidos, contenidos en un papel llamado en siciliano “papello”. Hubo agentes de los servicios secretos que participaron de las tratativas.
En el centro del los secretos está la estrategia terrorista de los mafiosos de Corleone, la pequeña ciudad a cien kilómetros de Palermo donde nacieron Riina y su compadre Bernando Provenzano, que lo sucedió en la gestión operativa de Cosa Nostra tras el arresto de Totó en enero de 1993. También Provenzano fue arrestado en 2006, tras 43 años de prófugo entre los más buscados por la justicia. Murió preso el año pasado, el 13 de julio, también muy enfermo de cáncer y otras enfermedades, a los 83 años, en una cámara de seguridad del hospital San Paolo de Milán.
El final de la "Bestia": así vive Totó Riina, el feroz capo mafioso italiano
Bernardo Provenzano fue arrestado en 2006.
Se cree que Riina mató personalmente a 200 personas y es responsable de otros 3660 muertos, muchos de ellos en las guerras internas que estallaban en Cosa Nostra.
Han pasado a la historia de Italia las dos masacres cometidas por la Cúpula de los corleoneses que controlaban Cosa Nostra, que en mayo y julio de 1992 causaron las masacres a la bomba que mataron al juez Giovanni Falcone y al fiscal Paolo Borsellino, héroes nacionales, que habían logrado llevar a proceso a los principales personas de Cosa Nostra en 1984. El aeropuerto de Palermo está intitulado a Falcone y Borsellino.
Con los dos magistrados murieron por la explosión de las bombas mafiosas la mujer de Falcone, que era jueza, y nueve agentes de custodia.
Aquél momento fue el más sombrío de la lucha contra la mafia, en lo que parecía ser el triunfo de la estrategia terrorista. Pero en enero de 1993 Riina cayó en su refugio de Palermo y comenzó un lento proceso de recuperación del nivel de violencia inaudita que se vivía en Italia en aquellos momentos.
El Estado tiene ahora un problema, que con mucha repercusión, se presenta ante la opinión pública nacional. Los jefes mafiosos en la cárcel envejecen. Riina no es ni el más viejo ni el más enfermo. Giuseppe Farinello, por ejemplo, condenado por su participación en las masacres y su participación en la Cúpula de Cosa Nostra, ha cumplido 95 años.
El temor principal de los médicos es que el capo de los capos sufra un “evento cardíaco infausto”, por lo que Totó es controlado en estado constante de alerta.
Pero también las curas constantes convencen a los fiscales de oponerse a que Riina pase sus últimos días en Corleone. Para muchos sería una derrota del Estado democrático.
De allí que las medidas restrictivas del régimen “41-bis” sigan siendo aplicadas al capo de los capos rigurosamente. Totó espera que en los próximos días lleguen en la visita mensual su esposa y un hijo, que ya saben que el régimen duro vale también en el hospital. No pueden acercarse a menos de un metro de distancia. No se pueden tocar, abrazarse o darse un beso. El coloquio es videoregistrado.
Según el ex presidente del Senado, que fue magistrado antimafia, Pietro Grasso, “si Riina quiere que las cosas cambien, debe colaborar. Que cuente lo que sabe, que es tanto, de las actividades de Cosa Nostra y si hubo tratativas o corrupción de políticos y funcionarios”.
Feunte:

https://www.clarin.com/mundo/final-bestia-vive-toto-riina-feroz-capo-mafioso-italiano_0_BkU1Otbm-.html

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