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Por Emilia Cardozo-23 de febrero de 2018

La directora de la ONG “Un Sueño Para Misiones”, Patricia Ocampo, afirma que en la provincia de Misiones la explotación infantil se acepta sin ninguna medida del gobierno. Y asegura que las empresas en complicidad con la política “sostienen a la gente en esta situación para que pueda generar ingresos a sectores que las explotan”.

Los testimonios de los niños que trabajan en las plantaciones de yerba mate del norte argentino son desgarradores. Hambre, frío, cansancio, constituyen sólo el ápice de una cruda realidad: la yerba mate llega a nuestras casas de parte de unas manitos muy pequeñas, la de los niños que la cosechan y son explotados desde muy temprana edad. Niños, que deberían tener vidas en un mundo de juegos, no tienen otra opción que someterse a un elevado sacrificio laboral, formando parte del gran cuadro de contradicciones del siglo XXI, una industria millonaria sostenida en familias pobres y trabajo infantil. La esclavitud moderna.

El 90 % de la yerba que se consume en Argentina y el 60 % de la que se consume en el mundo, se cultiva en Misiones. En esta provincia, viven las familias tareferas (familias dedicadas a cultivar la yerba mate) en una pobreza extrema que las lleva a buscar un ingreso adicional en el trabajo de sus hijos, en muchos casos menores de 10 años. Los niños son invisibles ante la ley, al vivir lejos de las plantaciones son llevados a trabajar en camiones de carga, con el riesgo de caerse cuando van encima de los raídos (atados de yerba). Los que van a la escuela durante la mañana, trabajan a la tarde y ayudan en las tareas domésticas luego, pero muchos de ellos no van a la escuela y trabajan jornadas completas, no sólo en las cosechas, sino también en sus casas.

emilia2El trabajo comienza desde muy pequeños cuando acompañan a sus padres y hermanos más grandes para aprender el oficio. Pero llega un momento en el que van solos. La causa es puramente económica. Una familia puede cosechar más quilos que un hombre sólo. Y a mayor cantidad cosechada mayor es la paga. Un padre tarefero no puede mantener a toda su familia, por eso se busca en los niños la ayuda para sobrevivir.

Esta problemática se hizo visible hace unos años con la campaña de concientización “Me gusta el mate sin trabajo infantil”, propulsada por la ONG “Un Sueño Para Misiones”. Su directora, Patricia Ocampo, en una entrevista exclusiva con el programa radial del movimiento Our Voice, Frecuencia Joven, aseguró: “el tema de la cosecha de yerba es de hace más de 100 años, hace mucho que se explota a esos trabajadores, no hay progreso, no hay educación, todos los derechos que podemos tener como seres humanos ellos los tienen vulnerados”.

No hay cifras exactas de cuántos son los niños que trabajan en las tarefas, pero sus testimonios son más que claros: “Nosotros en el documental que hicimos - ya se puede ver el tráiler en internet – hay un nene de 12 años que empezó a trabajar a los 9. Él cuenta que hay muchos más chicos en las cosechas. Él no eligió esa vida, hay un sistema que dice que tiene que estar ahí y no hay protección del Estado y por eso está, entonces es muy serio el problema”.

La situación es más compleja de lo que aparenta, hay un sistema muy bien organizado para que a estas familias les sea extremadamente difícil, por no decir imposible, salir del círculo de explotación: “obviamente hay organizaciones que se favorecen de la pobreza, la ignorancia, la no formación, de no tener oportunidad y no tener posibilidades. Donde hay gente sometida que no reclama lo suyo. No reclama porque cree que no puede, porque cree que no debe. No es ingenuo, han trabajado sobre la gente muchos años para decirle que no puede reclamar y que tengan mucho cuidado con levantar la voz”. La vulnerabilidad de estas familias que velan por el plato de comida diario es aprovechada por sectores poderosos de la industria: “sostienen a la gente en esta situación para que pueda generar ingresos a sectores que las explotan”.

El trabajo de concientización que la ONG viene llevando adelante en los últimos años con numerosas campañas y ahora también con la proyección de un documental que pronto estará disponible, en el cual se podrá ver en profundidad a lo que se hace alusión cuando se habla de trabajo infantil y explotación laboral en nuestro país, es el marco de apoyo de una propuesta por demás de concreta: un proyecto de ley de certificación de producto libre de trabajo infantil, que fue presentado en la cámara de diputados hace ya dos años. Y que todos podemos apoyar con nuestra firma en la plataforma de change.org https://www.change.org/p/yerba-mate-sin-trabajo-infantil-jorgetriaca . A la pregunta de si el proyecto había sido tratado en la cámara baja, nos respondió: “estamos esperando que los diputados lo traten a nivel nacional. Obviamente es un gran desafío, porque lamentablemente la política no camina los tiempos de la necesidad de la gente”.

La directora de la ONG nos explicó además, que el rol que tenemos como sociedad en saber lo que consumimos es por demás de importante: “lo que planteamos al promover el proyecto de ley es tener en góndola un producto, en este caso yerba mate, certificado para que los consumidores puedan elegir. Ese producto va a costar unos centavos más, va a estar regulado por el Ministerio de Trabajo y eso va a doblar el sueldo de ese trabajador”. Asimismo nos comentó que el desafío para este año es pelear para que el proyecto no pierda estado parlamentario y se pueda tratar.

Sucede que los intereses económicos que se juegan en esta industria millonaria no siente compasión ni siquiera ante las necesidades de los niños: “uno a veces no quiere pensar mal, pero de hecho si directamente no se trata en comisión es porque toca muchos intereses, cuando uno piensa que estamos hablando de una economía muy fuerte, con un proyecto para que un producto tenga una certificación libre de trabajo infantil y al lado otro que no, eso está diciendo que este último no lo tiene. Entonces yo creo que obviamente hay muchos intereses y se priorizan esos intereses antes que la necesidad de la gente y el dolor de estos niños”.

Inmersos en una realidad en la que cada vez se torna más difícil salir, los trabajadores de las plantaciones de yerba mate no llegan a cubrir sus necesidades básicas ni las de su familia, lo que los mantiene en un sometimiento constante para sobrevivir deshumanamente: “le pagan muy poco y a destajo, se cobra por lo que se cosecha, los padres no les pueden garantizar a sus hijos educación, ni vivienda digna, ni los trabajadores ni sus familias tienen derechos”.

A esta situación se le suma el daño social de creer que ellos están en esas condiciones porque así lo deciden, al respecto Patricia Ocampo habló del dolor que siente cuando escucha comentarios que tildan a estas familias de vagas: “nos quieren meter en la cabeza que si el otro no trabaja es un vago, de que si esa familia o ese papá lleva a ese niño es porque no le queda otra, porque no conoce otra cosa, porque no tuvo ni la educación primaria, porque si no va no come, estamos haciendo una injusticia mucho más grande que la de los gobiernos, estamos haciendo una injusticia nosotros como sociedad. A los gobiernos los ponemos, los sacamos, los votamos, ellos vienen y se van, nosotros como sociedad siempre estamos y somos los que tenemos que pedirles a ellos que esto cambie”.

Entrevista completa: https://www.frecuenciajoven.com.ar/single-post/2018/01/22/Programa-del-22-de-enero-2018

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Foto de portada: unidiversidad.com.ar

Foto 1: gruposolidario.org

 

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