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agustin saizCausa “contraofensiva”: acusados por crímenes de lesa humanidad “no vieron nada”

Por Agustín Saiz, desde Argentina-2 de octubre de 2020

En estos dos últimos días, jueves 24 septiembre y 1ero de octubre, se amplió la indagatoria por pedido de tres de los nueve acusados por crímenes de lesa humanidad en la causa denominada “contraofensiva montoneros”, en el Tribunal Oral Federal N° 4 de San Martín (Bs. As.). Luis Ángel Firpo, Marcelo Cinto Courtaux y Eduardo Eleuterio Ascheri declararon por haber ocupado puestos claves en el período de 1979 y 1980, dentro del aparato de inteligencia del batallón 601, desde donde se desató una feroz cacería en contra de los militantes de la agrupación montoneros que buscaban volver al país para derrocar al gobierno de facto. En ese marco, causó cierta expectativa volver a escuchar sus declaraciones y tratar de descubrir la estrategia detrás de la defensa en este tramo del juicio, en donde ya pasaron decenas de testigos para declarar acerca de las más de 90 víctimas de tormentos, privaciones ilegítimas de la libertad y asesinatos. Pero no hubo nada nuevo. Lo que se escuchó no fue más que un discurso de pobres personas que “no vieron” ni “sabían nada”, a pesar de ocupar los más altos mandos del aparato represor, que tenía como objetivo principal (en ese entonces) exterminar la resistencia de las agrupaciones que se oponían a la dictadura militar.

A cualquier desprevenido que escuche estas declaraciones, le parecerá estar en presencia de una gran injusticia en perjuicio de un grupo de personas ya ancianas, acosadas por un Estado que busca resarcirse mediante una venganza histórica. Por eso es importante repasar el rol del batallón de inteligencia 601 (BI601) y del 202 (BI202), desde donde se coordinaba el análisis de la información obtenida mediante tortura en los más de 200 centros clandestinos de detención (solo en Bs As y CABA) y a través de las infiltraciones de agentes en los diferentes sectores de la sociedad, como sindicatos, universidades y fábricas.

El BI 601 era quien establecía las prioridades operacionales, organismos responsables, niveles de coordinación y la subordinación del resto de las fuerzas (policiales, Gendarmería Nacional, Prefectura Nacional y demás organismos de seguridad) para la “eficaz implementación” de todo el aparato represivo. Y para ilustrar el carácter sanguinario del accionar de la dictadura, recordamos la directiva 1/75 del Consejo de Defensa, que destacaba: “Aniquilar los elementos constitutivos de las organizaciones subversivas a través de una presión constante sobre ellas” y “Eliminar y desalentar el apoyo que personas u organizaciones de distintos tipos puedan brindar a la subversión”. En el Reglamento del Ejército RC-9-1 están definidas las “Operaciones contra elementos subversivos” donde se establece la eliminación, lisa y llana, del oponente “4003 i) Aplicar el poder de combate con la máxima violencia para aniquilar a los delincuentes subversivos donde se encuentren. La acción militar es siempre violenta y sangrienta (…) dado que cuando las FFAA entran en operaciones no deben interrumpir el combate ni aceptar rendiciones. (…) 5007 h) las órdenes: como las acciones estarán a cargo de las menores fracciones, las órdenes deberán aclarar, por ejemplo, si se detiene a todos o a algunos, si en caso de resistencia pasiva se los aniquila o se los detiene, si se destruyen bienes o se procura preservarlos. (…) 5013 Emboscada: esas oportunidades no deben ser desaprovechadas, y las operaciones serán ejecutadas por personal militar, encuadrado o no, en forma abierta o encubierta”(1). Es importante además recordar que esta causa se circunscribe dentro de una mayor que es “Campo de Mayo”, lugar donde se trasladaban la mayoría de los presos de la contraofensiva junto al resto de los detenidos. Se estima que pasaron por este centro de detención clandestino alrededor de 5.000 personas, muchas de las cuales luego de ser torturadas fueron “desaparecidas” utilizando los denominados “vuelos de la muerte”.

El año pasado Pablo Verna, en este mismo juico dio testimonio en contra de su padre quien fue uno de los “encargados de aplicar sedantes a los detenidos que iban a ser arrojados al mar, e incluso subía a los aviones por si despertaban antes de tiempo, para reforzar la dosis: las personas quedaban despiertas pero paralizadas por anestesias"(2).

Pero según las declaraciones de estos tres acusados, increíblemente, ellos nada tenían que ver ni tampoco sabían lo que sucedía alrededor suyo, mientras ocupaban sus cargos de jefatura y cumplían con sus responsabilidades.

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Luis Ángel Firpo

El ex Teniente Coronel, ya un anciano de 89 años, Luis Ángel Firpo, fue jefe de la división de seguridad del batallón 601 (B601). Está procesado por ser partícipe primario de 43 privaciones ilegítimas de la libertad, 43 tormentos y once homicidios. Según el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, esta secretaría dependía directamente del 2do jefe del B601.

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Firpo es un personaje que prefiere el anonimato y de él son pocas la imágenes (o ninguna) que se pueden encontrar. Sospechosamente su rostro durante la transmisión del juicio apareció desenfocado, aun cuando las conexiones online funcionaron muy bien. Su alegato se basó en el desconocimiento de las operaciones de inteligencia, de acuerdo a lo que según él era el rol exclusivo del área de seguridad que dirigía, la cual se encargaba de organizar la custodia del personal militar que le asignaban. Sus declaraciones fueron débiles y estuvieron llenas de contradicciones: “…me interesa señalar varias cosas importantes, se dice que era jefe de la sección de contrainteligencia y yo fui jefe en el año 1975. A fin de ese año en enero del 76 pasé como jefe de la división seguridad que nada tiene que ver con contrainteligencia. La misión de la división seguridad era exclusivamente proporcionar a los PMI (personas muy importantes) según el criterio de jefatura 2 que ordenaba a través de mi jefe de batallón, a quien había que proporcionarle seguridad… () en función de los graves atentados que terminaban con el asesinato de militares (la misión) era dar protección a estas PMI, por ejemplo al general Lanusse, Viola, Carcagno, Martínez… (...), nunca estuve en otra misión desde el año 76 al 80, (cuando) pasé en marzo a jefatura 2 de inteligencia … () y el 30 de septiembre del año 80 me retiré”(3).

De este modo, Firpo, que fue jefe de la sección de contrainteligencia en el año 76, se desliga de toda responsabilidad en el período del 79/80 que son los años en el que se enfoca el juicio. Dijo también no saber cómo funcionaba la contrainteligencia en aquel período: “no tengo la menor idea, porque ni siquiera cuando estaba mi despacho de jefe de contrainteligencia en el sexto piso (años anteriores) en frente del lugar donde funciona la central de reunión, nunca entré en un año, así que no tengo la menor idea". Según el ex Teniente Coronel, desde su oficina ubicada en frente desde donde se tomaban las decisiones de inteligencia, solo cumplía con funciones administrativas, “hacía notas”. “Hay un principio de la inteligencia que es muy importante que se llama necesidad de saber y si yo no tengo necesidad, no tengo que forzar ese concepto de inteligencia de ninguna manera… (...), realmente lo que tuve (de) conocimiento de detención de personas y que se me interrogó en la indagatoria inicial, es que el ejército tenía lugares de detención de prisioneros, etc. cosa que dije e insisto que no tenía conocimiento fehaciente, ni me constaba que ello ocurría, que podía ser que se tratasen de lugares manejados por las fuerzas de seguridad, eso sí, porque estaba en la información pública que constituye el 90% de la información de inteligencia”. Es decir, que Firpo que debía cumplir funciones de custodia de 35 personajes de alto rango que podían ser objetivos, no tenía información de su enemigo, ni la pedía y se informaba a través de la radio, el diario y la televisión según explicó.

Aun cuando en esta instancia de ampliación de indagatoria, los imputados no tienen obligación de responder preguntas, ya que la negativa no crea presunción en su contra, el imputado decidió hacerlo. Cuando llegó el momento, la auxiliar del fiscal, Gabriela Sosti formuló varias preguntas:

-¿En la indagatoria anterior dijo que sus subordinados eran personal de inteligencia?

“Nunca dije eso, la gente que estaba a mi mando eran personal de seguridad, civiles…”.

-¿Los 400 eran civiles?

“No, había algún suboficial y oficial que se encargaban de las tareas importantes como la instrucción y control…”.

-¿Uno de sus subordinados fue Carlos Gustavo fontana? ¿El hacía seguridad?

“El daba instrucción en los cursos que mencioné anteriormente (de ingreso)”.

-¿Y recuerda cual era la especialidad de Fontana?

“Era especialista de inteligencia”.

-¿Entonces, sí tenía bajo su mando a especialistas en inteligencia?

“Todos éramos de inteligencia y el personal de civil también era de inteligencia…”.

-¿Usted mencionó a un tal Gaitán?

“El Teniente Coronel Gaitán, fallecido, fue quien me sucedió en el mando de la sección de seguridad”.

-¿Gaitán venia de la sección inteligencia…?

“No se específicamente, no sé dónde estaba el”.

-¿Usted tiene presente el organigrama del B601 en el 79/80?

“No, no tengo nada absolutamente…”.

-¿Usted dijo que tenía formación como oficial de inteligencia, entonces tiene presente que la función de seguridad es uno de los elementos de la contrainteligencia? Es lo que dicen los reglamentos…

“Sí, (es) la función de seguridad en tiempos de guerra porque el reglamento se refiere siempre a tiempo de guerra”.

-¿El reglamento del que hablamos regía en estos años 79/80?

“¡Y si!”.

-¿Entonces, le vuelvo a hacer la pregunta: la función que usted cumplía como jefe de seguridad estaba dentro de la contrainteligencia, es así…?

“No señora, absolutamente no. Era completamente independiente”.

-Me refiero al reglamento ¿Usted recuerda el reglamento o se lo tengo que leer?

“Léamelo, hace 40 años de esto…”.

-Usted me dijo que no tenía presente el organigrama del B601, yo se lo recuerdo porque surge de los libros históricos del batallón, la función de seguridad está dentro de la central de contrainteligencia…

“No señora, es un error total”.

En este punto intervino el Juez Esteban Rodríguez Eggers solicitando que no lo sigan confrontando con los organigramas de los libros del ejército “una y otra vez” y agregó que “cada uno sacará su conclusión cuando llegue el momento”.

Marcelo Cinto Coutaux

En 2014, luego de la primera indagatoria, mientras que Firpo y el resto de los imputados habían quedado detenidos con prisión domiciliaria, la historia de Marcelo Cinto Courtaux (73 años) fue otra: escapó y estuvo casi tres años prófugo de la justicia.

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Cinto parecería que se considera a sí mismo un personaje menor dentro de esta triste historia. Según relató en su indagatoria, básicamente en el período del 76 al 80, estuvo al cuidado de su mamá lo cual solo le permitió tomar un curso de inteligencia y trabajar medio día en el ejército reuniendo información pública de índole general: “…mi madre tenía múltiples enfermedades, crónicas, no regresivas. Una de las más importantes era que tenía demencia senil por lo tanto la situación se estaba poniendo cada vez peor. Eso condicionaba mi carrera… () me trajeron al batallón de arsenales en el año 76 () que era como una fábrica, no era mi destino, obviamente, pero se entendía que iba a ser por un tiempo, hasta que se defina lo de mi madre. En esa fábrica los oficiales eran ingenieros militares y los suboficiales tenían oficios, mecánicos, torneros, era una fábrica de reparación de vehículos, de tanques… (...). Como me di cuenta de que estaba comprometiendo mi carrera, condicionándola… mi madre se empezó a agravar cada vez más con múltiples cuadros… (...). En el año 1977 siguió así y yo ya llevaba una año y medio en ese arsenal y dije voy a tratar de desarrollar temas que fortalecieran mi situación de carrera. El único curso que podía hacer, que me gustaba, era el curso de inteligencia, un curso que está muy prejuiciado, que no se lo conoce y tiene (sobre el) un miramiento muy sesgado porque la actividad de inteligencia es muy amplia… como uno no puede hacer el curso en cualquier momento, hay momentos en la carrera, en ese momento podía hacer el curso porque era residente en Capital Federal, con un sistema muy bueno porque iba a la mañana y a la tarde tenía libre, me cerraba bárbaro más allá de que me gustaba el tema de inteligencia porque siempre me gustó el análisis de información… lo terminé pero mamá seguía cada vez peor… Llegamos al año 79 y 80 me tenían que asignar un destino y no había mucha alternativa para el teniente primero, o La Plata, o Campo de Mayo, me mandaron a Campo de Mayo… llegué con mamá mal, recontra mal, el desempeño de su enfermedad seguía en esa circunstancias. Y llegué a Campo de Mayo y me encontré con el jefe del batallón y le expliqué mi situación y la verdad que fue muy sensible… y este coronel atendiendo mi situación familiar me dijo, Cinto estamos para ayudarlos, quédese tranquilo. Y así fue… (...), me dicen le voy a asignar una tarea, usted tiene perfil para esto, tenemos que hacer reuniones de información de factores generales. Se la hago simple doctor: era reunir información general, política, de sindicatos, religiosa, educacional, no solo reunir información sino difundirla, de temas que afectaran en forma favorable o desfavorable a la fuerza… (me dicen), le vamos a alquilar una oficina para que usted no venga a Campo de Mayo así trabaja a la mañana y a la tarde asiste a su madre hasta que esto se defina… ”.

Quien habla, figura como jefe de Inteligencia de la Primera Sección en el Destacamento de Inteligencia 201 de Campo de Mayo, dependiente del Batallón de Inteligencia 601. También había sido nombrado por algunos conscriptos, como uno de los jefes de los operativos de secuestro y aniquilamiento que partían desde Campo de Mayo. Luego de estar prófugo, en el momento de su captura (2017) se le encontró en su billetera, a modo de mensaje subliminal cuasi-mafioso, un recorte periodístico del abogado Pablo Llonto que reúne la mayor querella en esta causa. Junto a su foto “había una indicación del lugar de trabajo, la Facultad de Periodismo de la UNLP. Cuando el fiscal en la indagatoria le consultó sobre esta fotografía, (Cinto) respondió: Es que quería saber lo que opinan todos”(4). Además durante su indagatoria insistió con que a él nadie lo nombró en los otros tramos de los juicios llevados adelante dentro de la misma causa madre “…no me nombraron en 35.000 folios por lo tanto no estaba acusado”.

En realidad la imputación de Cinto y del resto de los acusados, está en relación con la función que desempeñaron dentro del aparato represor, en el que el BI601 cumplió un rol específico de exterminio. Aun cuando no hayan sobrevivido testigos directos que lo identifiquen, existe un cuerpo vasto de documentación que incluyen archivos desclasificados por los EEUU, documentos de la DIPBA (Dirección Inteligencia Prov. Bs. As.) y otros materiales de inteligencia hallados, que señalan al B601 operando para detener “la contraofensiva” como principal objetivo de esos años. Para llevar adelante el genocidio, la dictadura militar requirió de una gran maquinaria operativa, logística y de inteligencia. En ese sentido el batallón 601 no solo cumplió un rol fundamental a nivel local, sino que también permitió coordinar la ayuda de gobiernos cómplices del exterior, a través de los cuales pudieron interceptar a muchos de los militantes que se incorporaban desde el extranjero.

De todo esto Cinto, tampoco sabe nada.

Eduardo Eleuterio Ascheri

“Excelentísimo tribunal, voy a hablar brevemente sobre mi formación civil y militar…”.

juicio genocidas argentina 5De este modo Eduardo Eleuterio Ascheri comenzó a leer su indagatoria. Contó que desde los ocho años hasta los 16 años participó en la agrupación acción católica, estudió desde joven las doctrinas de todas las religiones y elaboró a partir de esto “un decálogo del amor humano” que sintetizaba una filosofía desde la cual emanan las obligaciones y derechos hacia los demás. Se identifica con los valores y los principios del general San Martin y su vocación militar compitió desde temprano con la religiosa: “Comprendí que los dones que Dios otorga deben usarse en beneficio del prójimo para salvar su alma y la de los demás y comprendí que todo el mal que se haga al prójimo se lo está haciendo a Dios… (...), si mientras estuve en actividad hubiera tomado conocimiento que alguien de la institución (militar) estuviera cometiendo un delito, o (estuviera) por cometerlo, cualquiera sea la naturaleza, no hubiera permitido que quede impune…”.

Respecto al padre de la patria, a quien siempre tuvo como referente en su carrera militar, sostuvo que al igual que el general San Martin “jamás utilizó sus armas contra sus hermanos de la patria” y estuvo siempre a las órdenes de los gobiernos populares elegidos por voluntad de las mayorías. Hablo en nombre de Dios, de su mandamiento principal que resume la ley de los profetas, hablo del amor del prójimo, de la importancia de la libertad para expresar el amor como medio para el desarrollo del hombre. No sabemos si lo van a declarar culpable o inocente, pero quien está hablando es Eduardo Eleuterio Ascheri y está acusado por crímenes de lesa humanidad y fue Jefe de la división planes del departamento de inteligencia del comando de institutos militares.

Parte del camino hacia la verdadera justicia es escuchar y dar las garantías a quienes cuando usurparon el poder no lo hicieron. Quienes estaban escuchando con dolor, las palabras vertidas durante esta indagatoria, son los familiares de víctimas de crímenes inimaginables, que a 44 años del golpe militar, todavía buscan en la justicia, poder resarcir su propia historia y parte de la memoria colectiva de la nación. El contraste entre las palabras de Ascheri, los altos valores morales que expresan y hasta en cierto sentido su belleza estética, es total y completo respecto al genocidio que aquí sucedió. Que se sirva en su lenguaje de referencias directas a los evangelios de Cristo, no debe extrañarnos de una iglesia que todavía hoy tiene demasiadas cuentas pendientes. Las palabras de Ascheri no son más que una prueba que nos permiten constatar, hasta qué punto ese discurso religioso estuvo instalado dándole un aval a las atrocidades que cometían.

Pero esa es otra herida abierta, una de las muchas que todavía debe resolver cuanto antes la sociedad argentina. Por ahora seguimos esperando poder cerrar esta historia, deseando que avance la justicia con todo su peso sobre el batallón 601 de inteligencia.

“Tareas de inteligencia” es un eufemismo cruel con el que se llamó al dispositivo que instrumentaba el sistema de tortura y de desaparecidos en Argentina “…torturaron a sindicalistas, a directores de hospitales, a estudiantes y también a guerrilleros. La tortura no es un acto de locos en los seres humanos, los seres humanos calcularon rigurosamente la tortura y por eso fue un acto de inteligencia. Los médicos que iban a ver a los torturados en sus prisiones desmayados, evaluaban si podían seguir, si lo iban a tolerar, o si era mejor esperar un poco, porque está al borde o se quedó. El médico que hacía esto por la patria es como el cura que consolaba al piloto de los vuelos de la muerte y que cuando estaba angustiado lo aliviaba: hijo es una tarea divina no sufras, Dios está a tu lado, es necesario hacerlo. Se puede ser inteligente y al mismo tiempo un gran cretino…".(5)

De igual modo, se puede hablar del amor, siendo un genocida.

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(1) Informe del Batallón 601, del programa justicia y verdad perteneciente al ministerio de la Dirección Nacional del Sistema Argentino de Información Jurídica (Infojus). http://www.saij.gob.ar/docsf/ediciones/libros/Batallon_inteligencia_601.pdf

(2) https://www.infobae.com/sociedad/2019/07/02/hablo-el-hijo-de-un-genocida-en-un-juicio-de-lesa-humanidad-mi-padre-inyectaba-a-las-personas-en-los-vuelos-de-la-muerte/

(3) Transmisión en vivo a través de “La retaguardia”. https://www.youtube.com/watch?v=kx0gx5qQSCk

(4) https://www.pagina12.com.ar/36581-la-captura-de-un-represor

(5) Juan Pablo Feinmann “Ontología del Campo de concentración”. https://www.youtube.com/watch?v=YL7-0tCMwGQ

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*Imagen de Portada) blogspot.com/2019/04/el-juicio-en-imagenes-dia-2.html / Los Jefes de la inteligencia militar imputados por crímenes de lesa humanidad en el Tribunal Oral Federal Nr4

*Foto 2:) www.saij.gob.ar/ Imágenes entregadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de cadáveres arrojados durante los vuelos de la muerte hallados en la costa uruguaya.

*Foto 3: www.youtube.com /Organigrama del BI601 en donde figura la estructura jerárquica del área de seguridad/ Imagen desenfocada de Firpo durante la indagatoria

*Foto 4: www.pagina12.com.ar / www.castexonline.com : Cinto Courtaux es apresado por la policía en marzo 2017/ Había estado prófugo y buscado por la Justicia Argentina desde el 2014

*Foto 5: www.juiciocontraofensiva.blogspot.com /Eduardo Eleuterio Ascheri, Jefe de la división planes del departamento de inteligencia

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