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alejandro diaz Por Alejandro Diaz-22 de octubre de 2020

Luego del asesinato del periodista Pablo Medina y su asistente Antonia Almada, en el año 2014, salió a la luz, las estrechas y lubricadas vinculaciones entre el crimen organizado y el sistema político paraguayo. Pero lejos de ser una novedad, este fenómeno de corrupción generalizada y criminalidad político-institucional, lleva años.

Narcocracia

La proliferación del cultivo de marihuana comenzó en los años 60. Fue muy influenciado por la migración brasilera en el noroeste del país (los departamentos de Concepción, Amambay, Canindeyú y Alto Paraná). En un principio la producción se desarrolló en parcelas familiares, para poco a poco ir ganando hectáreas, a medida que iba avanzando la “industria” del narcotráfico, y sus métodos, sobre todo mafiosos.

Hoy en día, se estiman entre 6.000 y 7.000 hectáreas destinadas al cultivo de cannabis, como sintetiza Guillermo Garat en su informe: “Paraguay, el mayor productor de cannabis de América del Sur”.

En estos territorios, el modo de vida cultural se modificó por completo. Miles de familias, y comunidades aborígenes enteras fueron absorbidas por el narco, o en su defecto asesinadas, perseguidas, deconstruidas y forzadas a desplazarse. La ruptura de los patrones culturales, económicos, sociales y religiosos de las comunidades deja en estado de abandono y soledad a miles de campesinos, en especial de jóvenes, que son atrapados dentro de este circuito criminal que, en las zonas narcotizadas, tiende a naturalizarse. El circuito económico de marihuana se ha transformado en la única posibilidad laboral de muchos actores sociales.

Según la SENAD (Secretaria Nacional Anti Drogas), aproximadamente 20.000 campesinos están abocados al cultivo de marihuana (aproximadamente el 1% de la población rural). A esto hay que sumar un número, aún no determinado, de personas ligadas a los procesos de industrialización, empaquetado y transporte de la droga. Además del personal dedicado a tareas de seguridad, y también abogados, contadores, prestanombres, médicos, personal administrativo, cocineros, limpiadores, un microcosmos de personas vinculadas directamente al monocultivo de la droga.

El narcotráfico, en Paraguay, es una industria que mueve 800 millones de dólares en cocaína y 710 millones de dólares en marihuana por año. Casi, lo mismo que la principal actividad lícita que es la exportación de semillas de soja, que reporta 1600 millones de dólares anuales.

Dentro de las poblaciones, grupos familiares comenzaron a ganar espacios y áreas de cultivo, generalmente a través de la violencia. Estos métodos que no solo aterrorizan la región, traen consigo un factor particularmente grave, que es la proliferación de armas. Ni los fusiles, ni las ametralladoras, ni las pistolas, ni las balas, crecen en los árboles. Este material bélico llega al territorio por dos vías. Una, es obtenida de las propias fuerzas de seguridad del país. La otra es una consecuencia propia del contrabando, y del intercambio de drogas por armas.

Drogas, dictadura, nazis, mafia y la CIA

Estas guerras internas por el control del territorio forzaron al Estado paraguayo a formar parte del conflicto, pero lamentablemente Paraguay tiene uno de los Estados más corruptos de la región.

Fue el propio andamiaje cívico-militar el que estuvo involucrado en la proliferación del narcotráfico, más por acción que por omisión. Hay que considerar que desde 1954 hasta 1989 gobernó el país el totalitarismo de Alfredo Stroessner. Luego durante la transición hacia la democracia, objetivo aún no cumplido, una serie de gobiernos del Partido Colorado, empezando por Andrés Rodríguez Pedotti, pasando por Horacio Cartes, hasta llegar a Mario Abdo Benítez, han continuado con una misma línea.También hay que considerar que Mario Abdo Benítez es hijo de Mario Abdo, quien era el secretario privado de Stroessner. Este lineamiento político (esta estructura enquistada en el poder) es el principal factor de la constante expansión del narcotráfico.

La gran cantidad de funcionarios políticos vinculados directamente al negocio del narco es la muestra más contundente. El organizador del sicariato que cobró la vida Pablo Medina, fue Vilmar “Neneco” Acosta, quien era en ese momento Intendente de Ypejhú por el Partido Colorado, además de ser apadrinado político de la diputada Cristina Villalba quien fue presidenta de bancada del PC, durante la gestión de Horacio Cartes.

En enero de 2017, la CIA desclasifica archivos secretos, dentro de estos había uno fechado en 1985. En este reporte se analizaba la situación política del Paraguay.

“Si Stroessner deja la presidencia en los próximos años, creemos que la sucesión será moldeada por un proceso de negociación entre los militares y los líderes del Partido Colorado.” (…) “Los procedimientos constitucionales para designar a un sucesor probablemente serán manipulados por los militares y los colorados poderosos detrás de escena.” (…) “No creemos que un líder tradicionalista vaya a establecer una democracia total multipartidista.” (…) “Probablemente, el general Andrés Rodríguez es el que comanda el número de tropas necesario”. “(Rodríguez)¸optaría por operar detrás de escena, usando su poder militar para proteger sus negocios mientras apoya a Argaraña o algún otro contendiente. Sin embargo, una lucha de poder prolongada, resultando en una parálisis de gobierno, quizá acompañada por desórdenes civiles, podría llevar a Rodríguez a tomar el poder e imponer un gobierno autoritario bajo su control directo. Relaciones entre tal régimen y los Estados Unidos se verían en dificultades debido a derechos humanos y narcotráfico” (según lo publicado en ABC Color el 19 de enero de 2017).

Este informe deja en claro que los Estados Unidos conocía la situación política del Paraguay, y sus “agentes” estaban infiltrados en los más altos estamentos del poder, lo que les permitía recaudar esta información, además de conocer y aceptar las negociaciones que tenían con el gobierno de Stroessner.

"En Latinoamérica la gente mantiene viva en la memoria el funesto papel de la CIA en Guatemala, pero pocos se acuerdan de que simultáneamente nos impusieron al régimen de Stroessner en mi país", afirmó Martín Almada, periodista paraguayo, en una entrevista concedida a “El Panamá América”. Y agregó: “La primera prueba escrita del apoyo clandestino al régimen de Stroessner por parte del gobierno de Eisenhower se remonta al año 1956, con la incorporación de un coronel Robert K. Thierry a la misión de asistencia técnica que el gobierno de Washington mantenía en Asunción. La intervención se inició con la llegada de Stroessner y el inmediato apoyo que le proporcionó el gobierno del presidente (Dwight D.) Eisenhower, especialmente los hermanos Dulles-Allan el jefe de la CIA y Foster, el secretario de Estado que fue el gran pionero en traer la Guerra Fría a Latinoamérica".

"Thierry fue incorporado a la misión de asistencia técnica de la embajada de Estados Unidos, pero en realidad vino a entrenar a la policía militar de Stroessner en métodos de tortura", acusó Almada, según publicación del año 2000.

Cabe tener en consideración que son estos, los años previos a la caída del muro de Berlín lo que implicaría un cambio en la estética de la política global, el abandono de las ideas nacionalistas, militaristas, que impusieron el modelo capitalista, por una nueva idea globalizada, “democrática”, “parlamentaria”, tendiente a la consolidación de un gobierno único, el cual necesita de cierta estabilidad institucional.

No solo marihuana. Heroína, cocaína y la conexión francesa

A partir de 1965 se instala en Paraguay el francés Lucien Darguelles, mejor conocido en la historia sudamericana como Auguste Ricord “Il Commandante”.

Auguste Ricord, oriundo de la zona de Córcega, Francia, tuvo una vida en la que preferentemente –desde muy temprano- se manejó dentro del hampa y del rufianismo. Con la llegada de la segunda guerra mundial, presto servicio para la Gestapo alemana contra la Revolución francesa, en este periodo se consolidaría como criminal de guerra. Años más tarde, por estos hechos seria condenado a muerte en ausencia.

NARCOCRACIA A LA PARAGUAYA 2

A partir de los años 50 Ricord, se instala en Buenos Aires, donde se inserta en una red delictiva que venía trabajando desde principios de siglo. Allí, junto con François Chiappe, otro francés también criminal de guerra, organiza un grupo especializado para traer heroína desde Europa, triangularla en Buenos Aires, con destino final en EEUU. Esta organización abriría distintos hoteles, y centros nocturnos, donde era normal la prostitución y la trata de personas, como fachada del negocio.

Con el tiempo, esta ruta de droga no solo llevaría heroína hacia América del Norte, sino que de vuelta comenzaría a llevar también cocaína hacia Europa.

A mediados de los años 60 comienzan a ser detenidos por la justicia argentina algunos de los miembros de la organización. Ya para ese entonces, el volumen de droga, y de negocios, era demasiado notorio. Irónicamente la sociedad argentina del momento, bajo procesos dictatoriales, toleraba cierto tipo de delincuencia vinculada al contrabando y la prostitución, pero renegaba de las drogas, al menos públicamente (no obstante hay investigaciones que comprueban las vinculaciones de las cúpulas militares en el narcotráfico), según apunta en algunos escritos el periodista argentino Carlos del Frade.

A raíz de esto, ni lerdo, ni perezoso, Ricord se moviliza con su cartera de negocios a una sociedad más corrupta: Paraguay. Allí, sería recibido con los brazos abiertos por la mano derecha de Stroessner, el General Andrés Rodríguez, quien años más tarde sería presidente de la República conocida como Bananera.

En Paraguay, la red de tráfico de estupefacientes cobraría un nuevo impulso. En particular por la tradición de contrabandistas que tenían los militares paraguayos. “Según Eduardo Galeano, Stroessner declaró que el contrabando era el precio de la paz, ya que así los generales se enriquecían y no conspiraban" (ver en: “Paraguay desde la dictadura de Stroessner hasta las elecciones presidenciales de 2013” de Fernando Fernández Palacio).

Muchos de estos vínculos quedarían al descubierto por las investigaciones del juez paraguayo Adalberto Fox, pese a que no se lograron concretizar las sentencias, que sin duda habrían dado a Paraguay otro presente.

El 15 de octubre de 1971, el periódico estadounidense Miami Herald, publica un artículo del periodista Louise Uchitelle, donde denuncia las vinculaciones del gobierno de Stroessner con la red de narcotráfico internacional, personalizada en Auguste Ricord. Y dentro de esto, denuncia la pasividad y la complicidad del gobierno de Nixon (1969-1974). Además, declara: “El jefe de la policía secreta (de Stroessner), Erasmo Candia es presuntamente responsable por las muertes de al menos tres agentes antinarcóticos de Interpol en los últimos tres años”.

Finalmente, Ricord fue arrestado en 1972 en Asunción, y extraditado a los EEUU, donde paso 10 años preso, por tráfico de drogas. Alguien le soltó la mano, o era necesario limpiar las conexiones. Luego de este periodo volvería a Paraguay, donde moriría dos años más tarde.

Injerencia de los EEUU en la región para consolidar los procesos dictatoriales

El 17 de octubre de 1955, se emite la Ley nº294, llamada Ley de Defensa de la Democracia “(…) que regulaba las penas que se aplicarían a quienes ‘difundieran la doctrina comunista o cualesquiera otra doctrina o sistema que se propusiera destruir o cambiar por la violencia la organización democrática republicana de la Nación’".

“(…) Las relaciones entre EE. UU. y el Paraguay bajo el stronismo, entraron en una fase de cooperación sin precedentes, basada en la convergencia de las políticas de seguridad y modernización económica de la Guerra Fría. (…) Como lo señaló claramente un despacho confidencial -emitido el 4 de marzo de 1955- del embajador norteamericano, Arthur Ageton, al Departamento de Estado norteamericano, ‘la relativa debilidad e inestabilidad de Paraguay preocupa a EE. UU. y [el país] tiene importancia en cuanto a su localización estratégica en el mismo corazón de Sudamérica. Si Paraguay fuese dominado a complaciente con el comunismo, su localización central le otorgaría gran ventaja estratégica para la infiltración Comunista a los cinco países circundantes (sic)’".

“A cambio del apoyo económico y político al stronismo, Paraguay acompañó la política exterior propuesta por los EE. UU. -demandando a la OEA que actuara militarmente contra Cuba- y cedió parte de su soberanía política firmando la cláusula Selden Resolution, que habilitaba la intervención directa de militares en territorio paraguayo en caso de amenaza comunista. Además, apoyó militarmente y en los fueros diplomáticos cada una de las medidas que Estados Unidos llevó adelante en la lucha contra el comunismo, que incluyeron: el envío de efectivos paraguayos a la República Dominicana para derrocar el Gobierno de Juan Emilio Bosch Gaviño (1963), y el ofrecimiento de colaboración, de la misma manera, en la guerra con Vietnam".

Es importante destacar en este punto que, según las investigaciones del periodista argentino Carlos Del Frade, fueron los mismos militares los que aceitaron el narcotráfico a escala global en el cono sur. Dentro de esto, fue Hugo Banzer Suarez, el dictador Boliviano, quien ocupo la cabecera de la implementación del Plan Cóndor, y fue el “jefe” de esta red de narcotráfico de gran escala, que incluía a Stroessner y a su par argentino, el general Videla, tal como ha sido publicado el sitio pelotadetrapo.org el 5 de enero de 2015.

Esta estrategia geopolítica tendría algunos traspiés durante la gestión de Jimmy Carter (1977-1981), pese a que este recibió al dictador Stroessner en 1977, el mismo año en que el dictador decretó la presidencia indefinida. Luego, con la elección de Ronald Reagan a la presidencia de los Estados Unidos, se consolidarían las tendencias imperialistas, pero ya no con un discurso estrictamente anticomunista, sino ya afirmado en la “Guerra Contra las Drogas” de Nixon, y la “Guerra Contra el Terrorismo”, que propondría George Bush, un periodo más tarde.

Transición a la democracia y Cartelización

En mayo de 1988, con Stroessner todavía en el poder, Juan Pablo II visita Paraguay. Ya para ese presente el gobierno de los EEUU había decidido que era necesario comenzar la transición a la “democracia”. El 10 de diciembre de 1988, los grupos opositores toman las calles de Asunción. Finalmente, y como lo había previsto el informe de la CIA, el 2 de febrero de 1989, bajo órdenes del general Andrés Rodríguez, las tropas toman el poder, dando un golpe de Estado al golpe de Estado. Solo en Asunción se registraron más de 200 muertos. A Stroessner se le permitió el exilio y se fue a Brasilia a disfrutar de su retiro.

NARCOCRACIA A LA PARAGUAYA 3

La maniobra de Rodríguez, apoyado por la casta militar y los grupos tradicionalistas del Partido Colorado, aplacaron las ideas de los sectores opositores dentro del mismo partido. Por la fuerza les ganaron de mano. Rodríguez gobernó interinamente por tres meses hasta que llamo a elecciones, las cuales ganó con más del 75% de los votos. A esto se le llamó “democracia”. Rodríguez disolvió las estructuras “legales” de la dictadura sin avanzar en el proceso de enjuiciamiento respecto de los crímenes de lesa humanidad cometidos.

Del contrabando exacerbado a la libre circulación del neoliberalismo

Rodríguez encaminó al país en un proceso de integración comercial regional, e implemento las bases de un Paraguay neoliberal: “En 1992 entró en vigor en Paraguay una nueva Constitución que prohibía la reelección del presidente, y ese mismo año salieron a la luz los Archivos del Terror, que daban cuenta de las atrocidades realizadas por el régimen de Stroessner. También se firmó un acuerdo de cooperación con la Comunidad Económica Europea (CEE)”.

Este lineamiento con la globalización y el libre mercado se afirmaría durante la presidencia de Juan Carlos María Wasmosy (1993-1998), quien era empresario, y formaba parte del gabinete de Rodríguez. Wasmosy, el 1 de enero de 1994 firmó un tratado de libre comercio con los EEUU y Canadá.

El abandono de la idea nacionalista y la militarización institucionalizada del territorio dieron paso a una forma más moderna, coincidente con una estrategia de globalización: una “democracia” de saco y corbata. Esta forma implicó la deconstrucción del aparato militar paraguayo, o por lo menos un freno en su presencia territorial, lo que permitió, junto con la proliferación del mercado negro de armas, la aparición de milicias al servicio del narco.

Símbolo de ésta época fue el asesinato del General Ramón Rosas Rodríguez, el 10 de octubre de 1994. Rosas Rodríguez era el director de la SENAD (Secretaria Nacional Antidrogas), y en esa fecha estaba por presentar un informe que vincularía a las cúpulas el régimen de Stroessner con el narcotráfico. El nivel de infiltración de la organización criminal en el Estado era tal que, quienes atentaron contra el general eran miembros de su escolta personal.

Cartelización

El 80% de la marihuana que se fuma en las ciudades de Brasil se cosecha en Paraguay. Y desde fines de los 90s, comenzó a ser masiva la presencia de las bandas narco criminales del Brasil, en territorio paraguayo. Nos referimos al Comando Vermelho y al Primer Comando Capital. Estas bandas delictivas tienen las características de organizaciones criminales de tipo mafioso al estilo italiano, en particular a la Camorra napolitana.

La expansión de los mercados ilegales crea flujos de dinero en estas comunidades ,pobres en su mayoría, económicamente hablando, y marginales, estructuralmente hablando. Este flujo de dinero comienza a reemplazar los circuitos de dinero generados tradicionalmente por el Estado, o más bien por el sistema político, a través de sus punteros. Entonces, ahora es el narco el que arregla escuelas, el que lleva a algún vecino al médico, el que crea fuentes de trabajo. Es el narco quien tiene una caja instantánea, de “asistencialismo”. Mientras que el Estado fluye lento por el propio entramado burocrático, corrupto, que lo caracteriza.

Otro factor importante es la cooptación dentro de sus filas de profesionales, que una vez trabajando dentro de la estructura, se dedican a infiltrarse en el entramado social legal, a través de empresas, de proyectos de inversión inmobiliaria, de servicios de logística en importación y exportación. Y fundamentalmente a través de las instituciones, las del aparato represivo o de seguridad en primer lugar, y luego en los andamiajes políticos.

Una de las principales características de las bandas narco criminales del Brasil tiene que ver con la fuerte presencia en las cárceles. Hoy en día son los narcotraficantes los que gobiernan dentro del sistema penitenciario, cuando históricamente eran los hampones. Esto crea una nueva realidad, dentro de las cárceles, que implica una forma más violenta. Además, de una fuerte proliferación de drogas dentro de los pabellones. Esto sumado al incremento exponencial de la población carcelaria, les da a estas organizaciones una plataforma de reclutamiento muy grande. Cada vez más jóvenes se unen a las filas de estas organizaciones, que aseguran la subsistencia dentro de la cárcel, y ofrecen una rápida inserción laboral una vez fuera, por supuesto siempre dentro de las actividades criminales de la organización.

Mientras, la “democracia” paraguaya sigue sus discursos neoliberales, el país sucumbe ante el crimen organizado, que en Paraguay adopta características de un Estado-Mafia.

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*Foto de Portada: AntimafiaDosmil

*Foto 2: www.hablemosclaro.com /Augusto Ricor llega a EEUU detenido.

*Foto 3: www.extra.com.py / Gral. Andrés Rodríguez vistiendo uniforme junto a políticos de la época.

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