La cultura stronista como matriz del crimen organizado en el Paraguay sigue vigente
Por Jorge Figueredo, desde Paraguay-13 de febrero de 2019
A 30 años del golpe de Estado que puso punto final a la dictadura del General Alfredo Stroessner la sociedad paraguaya aún se encuentra dividida entre férreos defensores de su gobierno y opositores al régimen stronista.
“Era feliz y no lo sabía” “Había paz y progreso“ dicen los nostálgicos de la dictadura que vivieron esa época, mientras los que cuestionan la autocracia Stronista sostienen que fue la época más oscura que vivió el Paraguay, y si bien desde el Gobierno de Higinio Morinigo en la década del 40 tuvimos una historia de cultura autoritaria, represiva y antidemocrática, la misma fue perfeccionada por el General Alfredo Stroessner a partir del 4 de mayo de 1954 y hasta su caída entre el 2 y 3 de febrero de 1989.
A partir del año 89, se ha avanzado en materia de libertades públicas, derecho a manifestarse, libertad de expresión y opinión. Sin embargo a pesar de contar con una nueva Constitución que modificó la estructura institucional del Estado, la ratificación de tratados internacionales en materia de Derechos Humanos y la aprobación de leyes con el objeto de garantizar el Estado de Derecho, seguimos aplazados como país en relación al ejercicio de los Derechos Sociales. No se ha recuperado una hectárea de las tierras mal habidas que habían sido repartidas arbitrariamente por Stroessner a militares, políticos, funcionarios civiles, empresarios y extranjeros privilegiados, que no eran sujetos de la reforma agraria; los pueblos indígenas aún siguen siendo expulsados de sus territorios ancestrales; los campesinos se ven obligados a abandonar sus tierras por la presión que ejercen los inmigrantes brasileños con sus cultivos intensivo de soja y trigo, fumigados con agroquímicos, qué contamina su hábitat; las mejores tierras y riquezas naturales del país se han acumulado en poquísimas manos, por lo que la desigualdad social se ha acrecentado, los obreros son asfixiados con salarios de hambre, que no les permite satisfacer sus necesidades básicas, el desempleo y la informalidad crece, los servicios de salud son pésimos, la mayor parte de la sociedad nunca alcanzara la jubilación, la educación está en terapia intensiva y no solo está ausente en las aulas materias básicas como educación a la cultura de la legalidad, sino que la educación cívica , la historia del autoritarismo y las dictaduras no fueron incluidas en los programas de las instituciones educativas. Es por eso que podemos sostener que aún no vivimos en una auténtica democracia.
Como dijera el Padre Oliva en recordación a la caída de Stroessner: “vivimos dentro de una democracia tutelada, controlada por el partido que llevo a Stroessner al poder” y que gobierna el país hace 65 años, con el intervalo de los cuatro años que estuvo Lugo como presidente.
En pleno año 2019, a tres décadas de la caída de Stroessner, la Federación Nacional Campesina convoca a una Marcha Campesina los días 20 y 21 de marzo en Asunción. Esta movilización campesina ya es tradicional pero como lo señalan los organizadores, “este 2019 será más importante porque es grande el desafío en nuestro país, porque tenemos un Gobierno con una política antinacional y antipopular. El campesinado esta atropellado, cada vez tiene menos tierras en nuestro país, no hay precio para su producción y entonces está cada vez más endeudado. El campesinado está siendo atropellado por el agro exportador, por el latifundista, por la política de Estado antinacional. Una vez más el campesinado, convoca a diferentes sectores para que se sumen a esta acción, para exigir que la reforma agraria sea una realidad, porque la lucha por la tierra es la lucha por la patria. Sin reforma agraria no habrá paz”.
En los últimos meses hay una constante movilización de los indígenas, quienes además llegaron hasta Asunción.
Incluso en el mes de enero sitiaron el edificio del INDERT (Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra) por que las autoridades del Gobierno no les concedieron una audiencia.
Ellos venían denunciando que las tierras indígenas están siendo vendidas. Que las tierras indígenas no son respetadas y que sus territorios son vendidos a sojeros brasileños, donde estarían involucradas las propias autoridades del Estado paraguayo. Conforme a las denuncias, la venta de tierras públicas, sobre todo de territorios indígenas, sería una práctica dentro del INDERT. Tanto el INDERT como el INDI (Instituto Paraguayo del Indígena) no protegen a los pueblos indígenas. También los nativos exigen la destitución de quien está a cargo del INDI, Ana María Allen, ya que no está preparada para proteger los derechos de los pueblos indígenas. En varias zonas del país, existen denuncias de negociados, tanto con tierras indígenas como campesinas, de parte de los propios funcionarios estatales.
En medio de graves denuncias de deforestación en el Chaco, de más de un millón de hectáreas en los últimos cuatro años, la Comisión Permanente del Congreso, resolvió aplazar por tiempo indefinido el proyecto de ley por el cual se exhorta al presidente de la República, Mario Abdo Benítez, declarar emergencia nacional en el Chaco ante la deforestación masiva. Es decir tanto el Poder Ejecutivo, cuyo representante es el hijo del ex secretario privado de Stroessner como el Congreso están minimizando la destrucción de la riqueza forestal del país, solo para defender los intereses de una minoría de privilegiados, ganaderos, latifundistas, y sojeros que en los últimos años, luego de deforestar masivamente la Región Oriental, ven al Chaco como un lugar especial para expandir los cultivos de soja y seguir lucrando con los agro negocios, sin pagar casi impuestos y destruyendo las bases naturales de la vida humana.
A 30 años de la caída de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954 - 1989), la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy) recordó a las víctimas y sobrevivientes de aquella cruel, injusta y trágica época que vivió nuestro país con la presentación de un material audiovisual donde recuerda un extremo de la represión y tortura vivida durante la dictadura Stronista, la cual no debemos ni podemos olvidar.
Todas las organizaciones civiles y sociales coinciden que es tiempo de memoria, juicio y castigo, ya que la mayoría de los crímenes cometidos por los personeros de la dictadura de Stroessner no solo han quedado en la impunidad, sino que incluso el stronismo sigue siendo reivindicado por una parte de la sociedad paraguaya. Y esa reivindicación es propiciada por la escasa o casi nula enseñanza en los Colegios y Universidades del país, de la historia del stronismo y de sus terribles consecuencias.
Si con el pueblo ficticio “Macondo” el escritor y periodista colombiano Gabriel García Márquez llevo al realismo mágico en la literatura a su máxima altura en el mundo hispano, nii siquiera él pudo haberse imaginado o conocido que existía un pequeño país en Latinoamérica, al que Roa Bastos denomino isla rodeada de tierra, por su aislamiento absoluto de lo que acontecía en Latinoamérica y el mundo durante la dictadura de Stroessner: el Paraguay, donde su historia, por su dramatismo, irracionalidad, violencia, fanatismo, dictaduras, desigualdad social, crimen organizado e ilegalidad (a los ojos del extranjero, del turista) parecería aún más fantástica que la novela “ Cien años de soledad” del premio nobel colombiano.
Mucho antes del nacimiento del operativo Cóndor en el año 1973, Stroessner había desarrollado una sistemática política de tortura, exilio, cárcel y asesinato de toda persona que se enfrentase a su criminal gobierno, que institucionalizó la corrupción, la ilegalidad, la violencia, la violación a los Derechos Humanos, la apología a la mediocridad, el conformismo, la ignorancia, y el asesinato. Es decir, creo las bases y las estructuras de lo que ayer denominábamos terrorismo de Estado, pero hoy podemos describirlo como una sólida organización o asociación criminal estatal; tan fuerte como la mafia siciliana, ya que utilizó la metodología nazi-fascista para construir un aparato burocrático estatal prebendarlo, clientelista, parasitario, corrupto y carente de todo principio ético que respetar y mucho menos justo, si bien con un andamiaje legal formal, con una suerte de máscara con ramificaciones en toda la sociedad.
En la dictadura stronista, a diferencia de los gobiernos autoritarios de Argentina, Uruguay, e incluso Chile y Brasil, el terrorismo de Estado, la violación sistemática de los derechos humanos, a través de la tortura, ejecución ilegal o asesinato de los presos políticos, se daba a través de los organismos oficiales del Estado y no en la clandestinidad o a través de organismos paralelos u ocultos. En el Paraguay, el centro de inteligencia del aparato represivo se centró en la Dirección Nacional de Asuntos Técnicos para la represión del Comunismo (DNAT), más conocida como la “Técnica”, creada en 1956, dentro del Departamento de investigaciones de la Policía de la Capital (DIPC).
En los Archivos del Terror de la dictadura de Stroessner – documentación relativa al DIPC y a la DNAT descubierto en diciembre de 1992- se constata que nada se hizo al azar, que el stronismo creo toda una maquinaria de guerra nazi-fascista, dentro del Estado, para mantener en el poder a Alfredo Stroessner. Para eso organizo una política de exterminio, apresamiento, cárcel y exilio de los principales líderes políticos, militares, sociales y culturales opositores al régimen que podrían derrocarlo. Persiguió con mayor brutalidad a los militantes del partido comunista y a toda persona considerada socialista, siendo Stroessner quien daba la orden de no tomar presos vivos, cuando se trataba de este tipo de personas.
Es decir, si queremos comprender por qué duro tantos años la dictadura de Stroessner y que el stronismo como cultura haya sobrevivido hasta la actualidad, no podemos desconocer la política internacional implementada desde la Segunda Guerra mundial por las diversas organizaciones criminales, entre ellas la mafia siciliana. Porque resulta muy llamativa que la dictadura de Stroessner haya adoptado prácticas del ala militar-político y financiero de la mafia y de las diversas organizaciones criminales, e incluso superando a muchas de ellas en inteligencia y capacidad organizativa, siendo el embrión de lo que algunos estudiosos denominan Estados-mafia “por ella pueden entenderse Estados afectados por un doble fenómeno: las conexiones entre organizaciones criminales e instituciones, representadas por hombres incriminados por corrupción o por mafia, y el uso , continuado o frecuente, de prácticas criminales por parte de las instituciones mismas”.
El stronismo ha sido estudiado desde el punto de vista político, económico, social, cultural y hasta en relación al contexto internacional que posibilitó su consolidación pero casi nunca, o de manera excepcional se lo ha estudiado como un régimen totalitario que adopto como metodología de acceso y permanencia en el poder, de prácticas criminales no solo propias de la mafia o de organizaciones criminales, sino que al institucionalizar la corrupción, el prebendarismo, la violencia y el asesinato, desarrollo estructuras jurídicas, burocráticas y políticas de Estado, que formarían parte de un sistema criminal de poder, que fue tan eficiente, que a través del miedo tuvo un control absoluto de la población paraguaya. Manipuló la identidad paraguaya, la historia; a través de las instituciones educativas, religiosas y medios de comunicación; realizó un lavado de cerebro masivo instaurando en la mente de la mayoría de los paraguayos que con Stroessner se vivía en Paz y Progreso y que el precio de la Paz , es la libertad que tenían los stronistas para robar, saquear las arcas del Estado, violar, torturar, exiliar , asesinar y perseguir a toda persona que deseara o combatiera ese aparato burocrático criminal del Estado, que consolido el stronismo. Alfredo Stroessner inauguró la República del miedo y del crimen organizado.
Para el historiador Giuseppe Carlo Marino la mafia no se trata simplemente de una asociación criminal, sino de una estructura de poder con una extraordinaria cantidad de ramificaciones en la sociedad civil y el Estado.
La explicación de la larga duración del stronismo en el Paraguay, y que hasta hoy goza de muchos adherentes, y que tiene aún tanta fuerza que el hoy Presidente de la Republica Mario Abdo Benitez, es hijo del Secretario Privado de Stroessner, se basa en que no fue solo un régimen político totalitario, sino que el stronismo era un estilo de vida, una forma de ser paraguayo, que le gustaba estar bien con el poder, para recibir favores del mismo a la hora de necesitarlo.
El stronismo era y es una cultura que ama a los poderosos, que se siente identificado con sus personeros criminales, porque ser auténticamente paraguayo es ser stronista. Y al igual que la mafia el stronismo fue una estructura de poder que mantenía un control absoluto de la sociedad.
A pesar de que la dictadura de Stroessner como régimen político cayó en la madrugada del dos y tres de febrero de 1989, su legado criminal aún está diseminado en todo el país. Y para extirparlo es necesario, urge, que la verdadera historia del stronismo y sus consecuencias nefastas para la sociedad y el Estado sea enseñada, divulgada y sea conocida por las nuevas generaciones en las escuelas, colegios, universidades, los medios de comunicación, las iglesias, los centros culturales y en todos los espacios públicos.
También es necesario construir una nueva cultura que se contraponga al stronismo: la cultura de la legalidad, la honestidad y la integridad.
Podemos sostener que el stronismo es el creador del crimen organizado dentro del Estado, proyectado hacia toda la sociedad, similar a la mafia siciliana, que tenía un gran conocimiento del poder y de su funcionamiento. Por eso utilizó todos los organismos e instituciones del Estado para construir una cultura popular que se identificase con los poderosos y para recurrir a los personeros del stronismo como mediadores ante cualquier problema o necesidad, más allá de las obligaciones del Gobierno en materia de salud, trabajo, educación, etc.
Una de las herencias más nefastas del Stronismo fue la cultura de la ilegalidad, la legalización de la ilegalidad, y sin dudas fue la matriz del crimen organizado en el Paraguay, que se ha desarrollado por décadas , hasta alcanzar un nivel sofisticado y orgánicamente tan eficiente en la actualidad dentro y fuera del Estado; que se le hizo creer a la mayoría de la población que solo existe el ala militar del crimen organizado; los narcotraficantes por excelencia, y la no existencia de esa criminalidad organizada dentro de los organismos del Estado.
Sin embargo, la criminalidad organizada vinculada a la mafia y otras organizaciones criminales del mundo, que no solo mueve los negocios sucios del narcotráfico, o la trata de personas, sino que lava millones de dinero a través de los bancos y el sistema financiero nacional e internacional, tiene el poder de poner y echar gobiernos, encontrándose dentro de las instituciones del Estado y funcionando por encima de los partidos políticos, y de los gobiernos de turno.
Para extirpar esta cultura stronista criminal no solo del Estado sino de toda la sociedad es necesario empezar a hablar, difundir y analizar lo que es el Crimen Organizado y las mafias en el Paraguay. Explotar positivamente “el Archivo del Terror” (la principal fuente documental en América Latina sobre la siniestra Operación Cóndor), descubierta en diciembre de 1992, en la Ciudad de Asunción, que tiene un inmenso potencial como fuente fundamental para investigaciones judiciales, políticas, científicas y de activistas de derechos humanos y víctimas de las dictaduras del Cono Sur.
Finalmente, debemos despertar y tener la conciencia de las consecuencias económicas, sociales y culturales de vivir durante décadas presa del crimen organizado y de una dictadura mafiosa.
Finalmente, se hace necesario luchar contra ella.
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